Hoy Chace me había pedido que lo acompañara a un lugar, decía que era muy importante y especial.
Pasaría por mi a eso de las 8 p.m y apenas eran las 5, así que tenía tiempo de sobra. Pensé una y mil veces en las posibles opciones sobre de que se trataba pero no, no tenía ninguna idea así que la emoción porque el tiempo pasara era muy evidente.
Días anteriores a éste él se había comportado realmente bien conmigo, me hacía sentir bien, me hacía feliz, estaba viviendo un cuento de hadas sin pensarlo. No sabía con exactitud lo que pasaría en un futuro pero estaba completamente lista para arriesgarme. Pensaba en nosotros como una familia, una familia nada perfecta probablemente, pero de eso se trataba.Nunca creí que estaría viviendo ésto, viviendo un cliché, tampoco creí que él despertaría de tan espantoso accidente. Es irónico que deba pasar algo tan jodidamente fuerte como para darte cuenta de lo mucho que debes valorar a las personas, para darte cuenta de cuanto amor les tienes. Confirmaba que nunca sabías lo que tenías hasta lo que pérdidas, aunque jamás sentí perderlo, él me había perdido a mí y a su estúpida manera me había recuperado.
Podían tomarme como ingenua, pero yo me sentía feliz con él, estaba totalmente conciente de todo lo que pasó anteriormente pero en ocasiones es mejor no mirar atrás.-Cariño, ¿me estás escuchando?- mi madre apareció delante de mí como por arte de magia.
Yo negué y ella hizo cara de frustración.
-Decía que ya son las 6:30 y deberías alistarte, nosotros saldremos un rato a dar la vuelta y llevaremos a Chris con Samuel- se apartó de mí.
Me levanté del sofá, le dí un beso en la mejilla y después se marchó. Caminé a mi habitación, en la cama yacía la vestimenta que elegí para el día de hoy, un vestido con nada de escote y mangas delgadas. Era un color lila, que combinaba con mi cabello, el cual ya necesitaba teñir. Entré al baño para ducharme, coloqué música y miré que tenía un mensaje de Chace.
“Muero por verte, preciosa”.
Sonreí, sabía como alegrarme el día con un simple mensaje. No lo contesté y procedí a ducharme, tardé unos 15 minutos y otros 10 mientras me cambiaba, era muy lenta para vestirme y la mayoría del tiempo no estaba conforme con las prendas que me adornaban.Salí del baño a las 7:30, usé la secadora para que mi cabello estuviera seco más rápido y me maquillé naturalmente, algo que rara vez hacía. No supe ni cuanto tiempo tardé hasta que escuché el timbre.
Me acerqué a la puerta vacilando con abrirla, pues los nervios me comían viva y mi corazón latía a mil por hora. Consideraba ésto muy estúpido pues ya lo había visto muchas veces, sin embargo nunca salimos juntos de ésta manera, sólo nosotros dos.Abrí la puerta y ahí se encontraba él, con un traje que siempre solía portar, ésta vez era azul oscuro, haciendo resaltar sus hermosos ojos. Era jodidamente guapo.
-Te ves tan hermosa- se acercó a mí y plantó un beso en mis labios sin darme oportunidad alguna de darle respuesta.
Sentí como mis mejillas se calentaban y mi corazón latía mucho más rápido, sentía que saldría de mi pecho.
-Tu te ves tan guapo- tomé el valor para regresarle el beso.
Sentí su sonrisa, tomó mi mano y salimos juntos de la casa, no sin antes cerrar todo.
-Estuve planeando ésto desde el día que salí del hospital, así que espero y te guste- me abrió la puerta del coche y esperó a que subiera.
Subió él y se puso en marcha por la carretera, mientras yo, no tenía ni la mínima idea de a donde me llevaba. Era emocionante, durante el trayecto me repitió unas cien veces lo linda que me miraba, cuando podía besaba mi mano.
Era tan mágico que no quería que acabara.-Bien, ya casi llegamos, juró que te encantará- apagó el coche en la nada para después bajar y abrir mi puerta.
Al rededor había un montón de palmeras, arbustos y una que otra casa, todas muy elegantes realmente. Tomé su mano y bajé, me dió un fuerte aroma a la playa, el sonido de las olas chocando se hicieron presentes.
-Cubriré tus ojos con mis manos, juro no dejarte caer- habló, así que yo sólo asentí.
No tenía palabras, estaba en shock, estábamos en la playa y él había preparado algo para mí, eso lo hacía aún más perfecto de lo que ya era.
Sentí como comenzabamos a bajar una pequeña colina, la arena se hizo presente entrando por mis zapatos de piso y me paré un momento, obligando a Chace frenar de golpe.
-Espera, la arena entró en mis zapatos- los quité con su ayuda, pues no veía muy bien y mi equilibrio era un asco total.
Escuché su risita y seguimos bajando, después fue él quien me hizo frenar de golpe.
-Hemos llegado- susurró en mi oído y apartó sus manos de mi rostro.
-Oh mierda- fue lo único que logré emitir.
Estaba en shock, pues frente a mí se encontraba como una pequeña cueva pero hecha de sábanas blancas y palmas que las detenían, en medio de ésta se encontraba un colchón inflable tendido y por encima una gran charola con comida, al exterior te todo ésto lo adornaban velas con un rico aroma.
-Oh Chace, ésto es increíble, gracias- me acerqué a él para abrazarlo, pero para mí sorpresa, él me alzó.
Llené su rostro de besos.
-Dios, tenía tanto miedo de que odiaras esto, en serio intenté hacerlo tan especial como tú- lo miré, sus ojos brillaban de una forma que nunca había notado.
-No tienes idea de cuanto te amo- lo besé.
Lo besé mientras la brisa nos envolvía en sus brazos, el sonido majestuoso de las olas parecía haber crecido como si estuviese emocionado. Esperaba cualquier otra cosa menos ésto.
-Bueno, tenía planeado hacer ésto para más tarde, pero ya que ambos nos amamos y siento que es el momento perfecto...- guardó silencio y tomó aire. Su nerviosismo se notaba y comenzó a preocuparme.
-¿Qué pasa, Chace?- se puso en cuclillas y entonces entendí.
-Te amo, no conoceré mucho de ti y para la mayoría de las personas es imposible que ames alguien sin conocerlo del todo, pero joder, Eleonor te juro que desde el primer instante en que me topé contigo, tomaste mi corazón, el color tan peculiar de tu cabello, el color de tus ojos, todo eso que te hace tan espectacular me atrapó, cometí errores y no sabes cuanto me arrepiento, de verdad entenderé si dices que no, pero ¿quieres casarte conmigo y controlar a un país entero?- abrió una pequeña caja donde se encontraba el anillo.
Vaya, brillaba mucho. Joder, Eleonor, concéntrate.
-¡Claro que quiero!- dije sin pensarlo y él tomó mi mano para depositar después un beso en ella.
-¡Te amo! Y juro hacerte la mujer más feliz de todo el maldito mundo- me besó.
Dos enamorados casi a la orilla de la playa, delante de una magnífica cena, vaya...
Ésto se sentía tan real...•••
Holisss, ¿qué harían si les dijera que éste es el penúltimo capítulo?....
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Casada con él príncipe.
Teen FictionRompiendo con los clichés. •Entre cuentos de realeza #1•