~Chace~.
Estaba pensando en ella nuevamente, la quería, quería seguir con ella. Conocerla aún más, era la chica más especial, la más preciosa y de corazón noble.
Sí, antes de que esto pasara claramente venía a querer recuperarla de nuevo. Sabía que juré no molestarla más, pero quería enamorarla de nuevo, ganarme su corazón. Es todo lo que busco y quiero.
Ella era lo que deseaba, me hacía sentir bien con tan sólo mirarme. Llevaba días de haber despertado de aquel infierno que les hice pasar a mi familia, desde entonces había estado pensando en como le pediría matrimonio de nuevo, todo tenía que ser planeado a la perfección, porque mi princesa lo merecía.
-Buenos días, jóven- entró el doctor que me había estado atendiendo con un expediente en su mano.
-Buenos días, doc- le sonreí.
-Te tengo buenas noticias, te podrás ir hoy, continuarás los cuidados desde casa, en un rato vienen a darte el alta y vendrán tus padres por ti- se acercó a mí, quedando a mi lado.
-Muchas gracias, de verdad moría por salir de aquí- le dí la mano.
Yo ya me encontraba bien, había fracturas no completamente sanas, ya que debía de ir a terapias por un tiempo. Pero a fin de cuentas estaba feliz de poder salir.
-¿Y la jóven Eleonor?- miró por toda la habitación, extrañado.
Era claro que aquí todos la conocían y estaban encantados con ella, era de esperarse.
-No pudo venir hoy, tenía muchas cosas que hacer- encogí los hombros.
Él asintió y después de despedirse salió de la habitación.
Y ahí estaba yo de nuevo, pensando en que sería más fácil proponerle matrimonio estando fuera de ésta cama. Mi emoción se encontraba al tope, por fin podría ver más que cuatro paredes, bueno, ocho si contamos las del baño.
~Eleonor~.
Hoy me encontraba en mi casa, tenía buen rato de haber llegado de la escuela.
Estaba decorando para Chace, pues su doctor de cabecera ya nos había anunciado que el día de hoy él saldría.Claramente tuve que mentirle a Chace diciéndo que tenía cosas que hacer y que no iría a verlo, por lo cual hizo un gran berrinche; decía que me extrañaba y me necesitaba para respirar.
Me parecía tierno que quisiera verme todo el día, a mí me gustaba verlo a cualquier hora del día, con su cabello ya largo, su barba algo crecida. Él era perfecto ante mis ojos, quizá antes no quería verlo así, pero realmente era grandioso formar parte de su vida; todos hemos cometido errores, además de que aún no éramos algo oficial.Quería a Chace, son sus virtudes y sus defectos, antes era algo a lo que temía aceptar, pero hoy puedo decirlo una y mil veces más. Amo al príncipe, me quería casar con él y pasar absolutamente cada día de mi vida con él.
Es irónico como tuvo que pasar algo tan fuerte para darme cuenta de las cosas. Aunque sirvió para encontrarme conmigo y más personas que quería en mí vida.-Querida, ¿hablaste con los padres de Chace?- mamá interrumpió mis pensamientos.
-Sí, llegarán en unas horas, traerán consigo a Lía- la miré mientras yo batía la mezcla para pastel.
Ella asintió y salió de la cocina. Para que después entrara Samuel con bolsas en sus manos. A su lado, como siempre, se encontraba mi hermano.
-Hola, chicos, ¿cómo les fue?- se veían algo agotados y sudorosos.
-Se descompuso el carro a mitad de camino, llegó una grúa por él pero tuvimos que devolvernos caminando- dijo Chris con mucha frustración.
Si algo odiaba mi hermano; era caminar. Así que como buena hermana me burlé de él.
Se pusieron a acomodar las cosas en su lugar, en eso sonó el timbre.-Yo voy- les dije mientras limpiaba mis manos con el mandil que tenía puesto.
-Hola, preciosa, ¿necesitabas ayuda?- entró Nicky acompañada de su prometido.
-Oh joder, eres como mi ángel, necesito que me ayudes con el pastel- casi suplicaba por su ayuda.
Ella rió y me abrazó.
-Sabes que sí lo haré, ve a decorar- salió disparada a la cocina.
-¿Y para mí ni un abrazo?- Max hizo un tierno puchero.
-Claro que sí, tonto, ven aquí- abrí los brazos y él me abrazó.
-¡Oh por Dios!, Chace ya está aquí- escuché un casi grito de mi madre.
-¿¡Dónde!?- mi cara se transformó en angustia pura.
-Oh, no es Chace, es Max- sonrió inocente.
La miré con reproché y cerré la puerta de la entrada. Max reía y acercó a mi madre para saludarla.
Eran aproximadamente las 5:30, yo ya tenía todo decorado y los padres de Chace ya había ido a recogerlo. Todos estábamos listos para su llegada, Lía se encontraba con nosotros porque decía que no quería entrar al hospital por miedo. Era una niña muy linda y demasiado tierna para su edad, además dijo que me extrañaba demasiado, cuando llegó me abrazó muy fuerte y llenó mi rostro de besos. Me pareció muy dulce de su parte, tenía mucho sin poder mirarla.
-Recuerden, nada de abrazos fuertes ni nada agresivo- los miré a todos. Tenía miedo de que lo lastimaran cuando apenas se estaba recuperando.
Tocaron el timbre y mis nervios se dispararon. Todo lo que estaba preparando en mi mente se había ido al carajo. Mi hermano se acercó abrir mientras mis piernas se hacían gelatina.
-¡BIENVENIDO!- gritamos en conjunto.
El rostro de Chace irradiaba felicidad pura, sus hoyuelos se hicieron notar.
-Dios, muchísimas gracias, son los mejores- abrazó a cada uno. Algo fuerte para mí gusto, pues temía que se hiciera daño.Aunque su rostro no reflejaba ni una pista de dolor. Ya no portaba vendas, ni nada, pero aunque hubiera pasado mucho tiempo ahí, no estaba al 100% recuperado.
Llegó hasta mí, mis manos comenzaron a sudar al tenerlo frente a frente. Ésta era la primera vez en mucho tiempo que nos mirábamos así. Ambos bien vestidos, arreglados, fuera del hospital.-Gracias, hermosa- y antes de que pudiera contestar, me besó.
Chace me estaba besándo, delante de todos, pero parecía que éramos sólo nosotros dos. Juraba escuchar los latidos de mi corazón.
Me sentí viva de nuevo.
•••
Holiii, ¡ya reviví!. Prometo estarles subiendo capítulos lo más pronto posible.
Gracias por todo su apoyo ♥.
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Casada con él príncipe.
TeenfikceRompiendo con los clichés. •Entre cuentos de realeza #1•