40. Especial

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Erick.

Me dolía verla y no poder besarla o acercarme a ella, escuchar su risa, eso me dolía peor, porque ahora ni sonreía, se la pasaba seria en clases y en el comedor, su sonrisa no duraba más de un segundo y sabía que lo hacía por compromiso, ella ya no sonreía de verdad y yo era el culpable de eso. Ni siquiera sabía que hacer, llamarla o no, hablarle o no, nada servía, la llamada no me contestaría, hablar le dolía y aunque termináramos besándonos era doloroso porque sentíamos que era prohibido.

-Loco, arriba que si llegas tarde al colegio tu mamá no va a dejarte dormir acá-dijo Chris entrando a la habitación-¿Que pasa?-vió que ya estaba despierto pero que no me había movido.

-Nada, solo que me quedé pensando-dije sentándome en la cama.

-Esta bien, arréglate, voy a preparar el desayuno especial-dijo gracioso, me reí a medias.

-¿Un sándwich de jamón con queso y jugo de naranja?

-El mejor sándwich de jamón con queso y el mejor jugo de naranja.

-Que ni siquiera preparas, lo compras-dije y me puse el pantalón negro y medias.

-Confórmate ¿Quieres?-dice y se va indignado, me reí un poco.

Me puse las zapatillas y fui al baño, mi pelo estaba todo despeinado, me lavé los dientes y hice mis necesidades, salí del baño y me puse la remera negra, me puse un collar, el collar que ella se había quedado mirando cuando estaba en casa una vez, cuando estuve para ella cuando se sentía mal, cuando fui la persona en la que pudo llorar y ahora yo era el causante de su tristeza. Ese collar tocado por ella, era como tenerla cerca, siempre tengo que joder las cosas, ni horas duró lo nuestro que dolió tanto.

Desayuné y Chris me llevó al colegio en auto, la vi caminando estaba con los auriculares puestos mirando el suelo jugando a no pisar las líneas, sonreí al verla, Chris me dio un codazo.

-¿Quieres bajarte? Tengo que irme-se ríe y rodé lo ojos-a ver para cuando están juntos...

-No creo que sea posible, no quiere ni verme-dije bajando del auto.

Sé por Zac que Dan no la estaba pasando bien en casa y yo empeoraba más la situación, sé que se sentía sola, aunque ella no lo sabía yo estaba para ella.

-¿Y te rendirás así de fácil?-me quedé mirándolo y él arrancó el auto.

Miré a Dan devuelta, le estaba sonriendo al celular mientras respondía algo ¿Con quien hablara? Sé que tenía que calmarme, volvió a jugar con las baldosas, me puse en la fila de baldosas que ella jugaba para que chocara conmigo, necesitaba que me vea y sentirla cerca, me había dejado en claro después de la fiesta que no podíamos estar así, pero quería estar con ella. Le di la espalda tenía que entrar al colegio, iba a irme pero chocó conmigo, me volteé y me miró, la miré a los ojos, se puso nerviosa y me dio ganas de abrazarla y no soltarla nunca.

Se sacó un auricular y seguíamos mirándonos, era muy raro estar en silencio y así, su mirada bajó a mi collar, lo tocó, haciendo que mi respiración se corte, agarré su mano y juntos agarramos el collar, esto era comunicación sin señas, sin lenguaje y sin código, está era la comunicación que nos faltaba, la del silencio, la que decía todo y nada a la vez que entre solo personas especiales se sentía y se entendía, me volvió a mirar a los ojos pero desvió la mirada y sacó la mano, me rodeó y camino hacia el colegio.

-¿Vas a irte otra vez?-pregunté dolido, ella volteó a mirarme, sus ojos estaban cristalinos y eso causaba efecto en mí-¿Vas a dejarme así? Tres veces, tres veces vas a dejarme así

-¿Que quieres que haga?-miró al cielo encogiéndose de hombros y volviendo a caminar al colegio.

-¡Dan!-la llame, pero no hizo caso-¡Mierda, detente ahora mismo!-me miró pero siguió caminando, la seguí-¡Espérame!

Había una... (ERICK BRIAN COLON)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora