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Ya habían pasado dos semanas desde que Karen había llegado al submarino. Había estado arreglándoselas con sus dos mudas de ropa y un par de camisetas que Aki le había prestado ya que ambos tenían más o menos la misma talla.
Asombrosamente, Karen se llevaba bien con todos los chicos, algunas tardes se quedaban en el comedor jugando a las cartas o al ajedrez y otras se quedaba con Bepo en la sala de control haciéndole compañía. Karen adoraba al oso.
En las semanas que llevaba allí, solo veía a Law en las comidas, pero eso era algo que a la chica no le molestaba.

Esa mañana, Karen estaba en el comedor junto a Sachi y Penguin, quienes se habían terminado llevando bien con la chica. Estaban compartiendo anécdotas de sus viajes hasta que Bepo abrió la puerta.
-Llegaremos a una isla en diez minutos, el capitán dice que estemos en nuestros puestos. -Los chicos asintieron y Bepo volvió a salir.
-Por fin otra isla. Nos vemos luego Karen-san. -Dijo Penguin mientras salía seguido por Sachi.

Quince minutos después todos se encontraban en cubierta esperando las órdenes del capitán.
-Chicos, haremos lo de siempre. Sachi y Penguin, iréis juntos. Aki, Raiden y Bepo, ustedes también.
-¿Qué hay de ti capitán? -preguntó Raiden.
-Yo iré con Karen. -La chica lo miró sorprendida.
-No necesito una niñera.
-Aún no confío en ti. -La chica puso los ojos en blanco pero no dijo nada. Después de todo, ella haría lo mismo.
-Bien, vamos. -Dijo Law y todos se fueron por su lado.

Karen se colocó bien su mochila y saltó del submarino siguiendo a Law.
-¿A dónde vamos? -Le preguntó.
-A la librería. -La chica asintió y siguió caminando.
Recorrieron las calles en silencio hasta que por fin llegaron a la librería. Law abrió la puerta y ambos entraron. Sin pensárselo dos veces, Law se dirigió a la sección de medicina. Karen resopló.
-¿Ocurre algo? -Le preguntó Law, que la había oído.
-No.
Mientras Law miraba en las estanterías, Karen miraba al suelo, aburrida. Law la observó un rato, cogió el libro que quería y se dirigió a la chica.
-Ven. -La pelinegra le siguió. Law se metió en otra sección y se giró hablándole a Karen.
-Escoge el que quieras.
-¿Qué?
-En tu habitación no tienes ningún libro todavía, ¿no? Escoge el que quieras. -Karen se le quedó mirando.
-No tengo dinero suficiente como para comprar un...
-Te lo regalo. -La interrumpió Law. La chica parpadeó varias veces y miró a su alrededor. -¿Qué haces?
-¿Esto es algún tipo de cámara oculta? -Ahora fue el turno de Law de mirar a la chica sin entender nada.
-¿Perdón?
-Estás muy amable conmigo, ¿tienes fiebre? -Law puso los ojos en blanco y se cruzó de brazos.
-Date prisa antes de que cambie de opinión.

La chica se giró a las estanterías observando los nombres de los libros, hasta que vio uno que le llamó la atención. La chica se puso de puntillas y se apoyó en la estantería para coger el libro, pero aún con su altura no llegó. Law, que la estaba observando suspiró y estiró el brazo por encima de ella para coger el libro y se lo dio.
-Gracias. -Dijo la chica cogiéndolo y leyendo la portada. Estrategias de Estrategas. Law echó un vistazo al libro por encima del hombro de Karen.
-No sabía que te gustaban esas cosas.
-Claro, porque no te lo he dicho. Baka. -Law respiró profundamente para no acabar estrangulándola.
-¿Quieres alguno más? -La chica negó. -Está bien, cuando lleguemos al submarino te puedo prestar algún libro si quieres.
Fueron a la caja y pagaron. Cuando salieron de la librería Karen miró a Law.
-Necesito ropa, Law.
-¿No te vas a poner el mono al final?
-Por supuesto que no. -Dijo Karen empezando a caminar.

Llevaban más de una hora dando vueltas por la tienda, Karen tenía varias prendas metidas en la cesta y seguía buscando ropa de repuesto.
-¿Te falta mucho? -Preguntó Law ya cansado de pegarse toda la mañana metido en una tienda de ropa para mujer.
-Silencio Trafalgar, necesito concentrarme.
-¿Concentrarte para buscar ropa? -Preguntó Law. La chica lo miró como si fuera una persona salida de otro planeta. -Haz lo que quieras, te esperaré fuera. No tardes.
-Aye aye... -Dijo Karen sin importancia mientras miraba dos camisetas intentado decidirse por una.

Diez minutos más tarde, Karen salió de la tienda con varias bolsas en la mano. Law estaba sentado en un banco cercano, irritado y preguntándose si había sido buena idea dejar a la chica sola. Cuando la vio salir se relajó un poco y se levantó para ir a dar con ella.
-Vayamos a comprarte productos de higiene para que los tengas ya.

Ya era pasado el mediodía cuando Karen y Law terminaron todas las compras. Las tripas de la chica rugieron y Law la miró mientras caminaban.
-Vamos a comer algo. ¿Qué te apetece?
-Mmmm... ¿qué tal si nos pedimos unos sandwiches para llevar? -Ante esto Law puso cara de asco. -¿Qué pasa?
-No me gusta el pan. -Karen se paró en seco y miró a Law con la boca abierta. Law también se paró. -¿Qué? -Preguntó al ver la expresión de la chica.
-Eres raro. -Contestó la pelinegra y siguió caminando. -Compremos unos onigiri. -Law se quedó en el sitio, con un tic en la ceja. Esta chica le sacaba de sus casillas. Al final la siguió.

Después de comer, los dos caminaron de vuelta al submarino. Cruzando por una gran plaza llena de gente, Karen y Law pasaron por delante de dos hombres que hablaban en pequeño susurros, aún así, Karen escuchó lo que dijeron.

-¿Te has enterado? Al parecer Kurohige ha estado en Mock Town, en la isla de Jaya. -Le dijo un hombre al otro.
-¿Ese pueblo no es conocido por los destrozos que hacen los piratas todos los días?
-Sí, no es de extrañar que lo hayan visto ahí.

Al escuchar el apodo de Teach, Karen se paró en seco, atenta a la conversación. ¿Teach estaba en Jaya? Si se dirigía de inmediato a la isla quizás obtendría información suficiente para ir en su busca de nuevo. De repente Karen se acordó de su corazón. Sin darse cuenta, el agarre en las bolsas se había hecho más fuerte. Law que también había parado y escuchado la conversación observó a la chica.
Karen miraba al suelo con los puños apretados, visiblemente afectada por lo que acababa de oír. Law le tocó el hombro y la chica le miró.
-Volvamos al submarino y hablemos. -Karen asintió y prosiguieron el camino en silencio.

Fueron los primeros en llegar al submarino, Law le dijo a Karen que cuando terminara de colocar sus cosas fuera a su habitación para hablar. Karen llegó a su habitación y comenzó a colocar los productos de higiene en el baño y la ropa en el armario empotrado, por último cogió el libro y lo puso encima de la cama para echarle un vistazo más tarde.
La chica se encontraba ya delante de la habitación de Law. Tocó y sin esperar una respuesta entró. Law estaba sentado en la silla de su escritorio con los pies montados en este, leyendo un libro. Cuando la oyó entrar levantó la vista molesto y bajó los pies del mueble.
-No te he dado permiso para entrar. -Dijo visiblemente molesto.
-¿De qué querías hablar? -Preguntó Karen ignorándolo. Law la miró mal y reunió todas sus fuerzas para no cortar el cuerpo de la chica en pedazitos y esparcirlos por el mar.
-Siéntate. -Le dijo señalando el sofá al otro lado de su habitación. Karen se fue a sentar y antes de seguirla, Law abrió un cajón de su escritorio y sacó algo. -Te devuelvo esto. -Se acercó y se sentó a su lado, con el corazón de la chica en una mano.
Karen lo miró.
-¿Estás seguro?
-¿Acaso no lo quieres de vuelta? -Preguntó Law confuso por la reacción de la pelinegra.
-Sí lo quiero, pero pensaba que no confiabas en mi. ¿Quién te dice que no intentaré huir en la siguiente isla?
-¿Lo harás? -Karen le miró, pensando.
-Trafalgar, tengo una misión que cumplir. Tengo que vengar a alguien importante para mi. ¿Es que no lo entiendes?
-Créeme Portgas-ya que te entiendo mejor de lo que crees. -Karen lo miró intrigada por sus palabras pero no dijo nada. Después de un rato en silencio donde solo se oía el latido del corazón de Karen aún en las manos de Law, este volvió a hablar.
-Hagamos un trato.
-¿Qué?
-Hagamos un trato. -La chica se le quedó mirando. -¿Estás interesada en saber de qué se trata?
-Sorpréndeme, doctor. -El pelinegro sonrió de medio lado y comenzó a contarle lo que había estado pensando en las últimas semanas. 

Cuando Law terminó de hablar miró a la chica esperando una respuesta, esta miraba a la pared con los brazos cruzados, pensando. Después de un rato en silencio Karen por fin habló. 
-Está bien, pero no os metáis en mi camino. -Karen extendió la mano hacia Law.
-No me des órdenes. -Le respondió este, pero también extendió la mano y se la estrechó a la chica. -Tenemos un trato entonces. -Dijo con una de sus peculiares sonrisas. Karen asintió.
-Ahora, devuélveme mi corazón.

El Destino no Existe (Trafalgar Law x Lectora) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora