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Los piratas Heart habían llegado a la siguiente isla ya hacía horas después de varios días de travesía, aún así, no se habían atrevido a desembarcar. Aunque tenían entendido que en esa isla solo había un pequeño pueblo con pocos habitantes, una extraña aura emanaba de cierto lugar alejado del muelle.
Después de que Law contemplara los posibles peligros que supondría desembarcar, decidieron ir todos juntos a investigar.
Mientras caminaban no se encontraron con nadie, cosa a la que no le dieron importancia hasta que entraron en el pequeño pueblo y vieron un gran destrozo a su alrededor.

-Pero qué... -Todos se volvieron hacia Raiden, quien observaba un par de casas dadas la vuelta completamente a un par de metros de ellos. -¿Qué cosa sería capaz de hacer algo así?
-No qué, pero quién. -Dijo Law. La tripulación lo miró expectante pero Law se mantuvo en silencio.

Tras varios minutos caminando, los piratas acabaron en una playa no muy lejos del muelle donde habían dejado el submarino. Sin embargo, esta se encontraba un tanto escondida, la habían encontrado de casualidad. Cuando estaban a punto de volver después de no ver nada interesante, Sachi atisbó algo por el rabillo del ojo.

-¡Capitán! -Law se giró en la dirección que Sachi señalaba con el dedo. Tirada en la arena, debajo de unos matorrales que estaban al principio de la playa, había una persona.

Law se acercó sigilosamente, nodachi preparada, sus nakamas no muy lejos detrás. Cuando ya estuvo a una buena distancia pudo ver que la persona que habían divisado era una chica boca abajo que no se encontraba en muy buen estado. El cirujano pudo apreciar varios cortes en sus brazos y piernas, además de un charco de sangre que comenzaba a formarse también debajo de su cabeza. Law se agachó y giró a la chica lentamente para no hacerle más daño. Cuando vio su cara la reconoció al instante, su pelo negro caía como una cascada a ambos lados de su cara y las pecas eran lo que más resaltaban de su rostro. El capitán, entonces, cayó en la cuenta de que fuera lo que fuese lo que había pasado en la isla, ella estaba implicada.

-Capitán, ella es... -Aki al ver la cara de la chica también la reconoció. -La chica que vimos en aquella taberna... Portgas D. Karen.

La tripulación veía a la pelinegra con una expresión seria en el rostro hasta que Penguin se acordó de algo.

-No me digas que... -Al recordar cómo esa misma chica se había chocado con él y la había llamado linda se encogió un poco del miedo. Era de esperar, ya que las historias que se contaban de esa muchacha eran cuánto más, aterradoras. -Ya...ya decía yo aquella vez que me sonaba su cara, cómo no pude haber caído. -Sachi y Penguin intercambiaron una mirada y tragaron saliva, asustados.

-Capitán, ¿qué hacemos? -Preguntó Bepo.
-No podemos dejarla aquí, está muy herida. -Dijo Law, al darle la vuelta se había fijado en que tenía un feo corte en la frente y una herida bastante profunda a la altura del estómago.
-Lo siento... -Dijo Bepo. Law no le respondió, estando acostumbrado a sus repentinas disculpas y se dispuso a cogerla en brazos. Pasándole un brazo por debajo de las rodillas y otro por detrás de los hombros, Law cargó a Karen lo más delicadamente que pudo. Aún así, esta abrió los ojos lentamente y estos se posaron en los de Law.
-Trafalgar... Law... -Y una vez más la muchacha volvió a su estado de inconsciencia. Law la miró durante unos segundos intrigado por saber qué le habría ocurrido, aunque después de oír lo que planeaba en la taberna tenía una idea formándose en su mente.

-Vamos. -Dijo Law encabezando la marcha de regreso al submarino.

En la sala de entrenamiento solo se oía el chocar de espadas y la respiración agitada de la chica debido al esfuerzo.
-Karen, tomemos un descanso de 5 minutos, ¿sí?
-....aye. -Karen se dejó caer de espaldas en el suelo y respiró profundamente. Cuando por fin consiguió recuperar el aire, habló. -Thatch-san eres muy bueno. -Thatch que había parado de beber agua sonrió.
-Lo dices porque no has visto a Vista pelear en serio. -Karen lo miró y sonrió.
-Son todos increíbles. -Thatch asintió y se giró hacia Karen.
-Oi, Karen. -Esta giró la cabeza para mirarle aún sin levantarse del suelo. -Oí que rechazaste el puesto de comandante de la segunda división y no te miento cuando te digo que quedé sorprendido. Tienes las habilidades suficientes para ser comandante, la manera en la que formas estrategias es tan increíble que la división sería imparable y es la oportunidad perfecta también para mejorar. Todos confían en ti y... -Karen se irguió para quedarse sentada mirando fijamente al hombre.
-Thatch-san. -Le interrumpió. -Me halagan tus palabras pero... ¿Acaso no me quieres más bajo tus órdenes en la cuarta división? -Dijo algo triste. El comandante la miró y negó rápidamente.
-No, no es eso. Es solo que creo que te...
-Entonces así está bien, estoy contenta teniendo el puesto que tengo en la cuarta división.
-Karen... -Thatch se acercó a ella y le puso una mano en la cabeza revolviéndole el pelo mientras sonreía. -Hay que ver.
-¡Oi! ¡Thatch-san paaaaaaaraaaa! 

-Thatch...san...- Karen abrió los ojos lentamente y de lo primero que se dio cuenta fue de que todo había sido un sueño. Thatch no estaba. De lo segundo que se dio cuenta fue que ya no se encontraba en la playa, sino en una cama y con un techo sobre su cabeza. Karen se irguió para sentarse y se mareó un poco con el pequeño movimiento, echó un vistazo a su alrededor y pudo observar que se encontraba en una especie de enfermería y que estaba sola. Un pinchazo en la cabeza hizo que llevara su mano hacia el lugar del dolor. Fue entonces cuando se dio cuenta de las vendas en algunas partes de su cuerpo y de la via que le salía de su mano izquierda.
-Ugh... -Karen se comenzó a marear y fue directamente a arrancarse la via de la mano.
-Portgas-ya, yo que tú no haría eso. -En ese momento Law entraba a la enfermería con un libro en las manos. Se acercó a Karen y dejó el libro encima de la pequeña mesa que había al lado de la cama.
-Trafalgar Law... -susurró Karen. -Así que no era un sueño.
-¿Me conoces? -Karen asintió.
-Tu nombre se está escuchando mucho por el Grand Line últimamente. Cirujano de la Muerte, Trafalgar Law. -Law se quedó pensativo un momento y Karen viendo que no decía nada siguió hablando. -¿Dónde estoy?
-En mi submarino. -Karen miró a Law sorprendida, el cirujano viendo su mirada confusa se lo explicó. -Te encontramos en la playa muy malherida, así que decidí traerte con nosotros. Te he tratado las heridas pero deberías descansar, perdiste mucha sangre. Has estado inconsciente dos días.  
-¿¡Dos días!? -Karen hizo el amago de levantarse rápido de la cama, pero antes de que pudiera incorporarse del todo sus pies perdieron fuerza y se tambaleó hacia delante, cayendo. Por suerte, Law pudo sostenerla de los hombros y la volvió a llevar hacia la cama.
-Portgas-ya, aún estás débil. Debes descansar.
-Tsk, ¿qué hay con el "ya"? -Law no contestó. Karen puso los ojos en blanco y preguntó. -¿Dónde están mis cosas? -Law suspiró y se dirigió hasta otra cama, donde estaba la mochila de la chica y se la entregó. Karen arqueó una ceja.
-¿No la habréis revisado, no? -Preguntó al ver que esta estaba un poco abierta. Law no contestó y Karen le lanzó dagas con la mirada.
-¿Puedo ducharme? -El pelinegro asintió, dándose cuenta de que dijera lo que dijese, la chica no le iba a hacer caso, se dispuso a quitarle la via a su paciente. Al acabar se levantó y le dijo a Karen que le siguiera y lentamente caminaron por los fríos pasillos del submarino hasta que se pararon enfrente de una puerta. Law la abrió.
El cirujano se hizo a un lado y le indicó a Karen que pasara, esta lo hizo y se paró en medio de la habitación, observando. Lo primero que vio nada más entrar fue un escritorio de madera con la silla de espaldas a la pared. Detrás de esta se cernía una enorme estantería llena de libros. A la izquierda de la puerta una pequeña mesa de centro y un sofá alargado y dos individuales servían de zona de descanso. Enfrente de ellos había una amplia cama con dos mesitas de noche a cada lado. Al lado de esta, había otra puerta.
Karen dirigió su mirada a la estantería llena de libros. -Sugoi... ¿todos son libros de medicina? -Preguntó Karen. Law se acercó a ella y observó también la estantería.
-En su mayoría. -Karen no dijo nada así que este siguió hablando. -Puedes usar mi baño para asearte, es esa puerta de ahí. -La chica asintió y se dirigió hacia la puerta.
-Portgas-ya, estaré esperando en el comedor con el resto de mi tripulación. Es todo recto por el pasillo y luego girar a la derecha. -Karen asintió y se metió en el baño cerrando la puerta tras ella. Suspiró.

El Destino no Existe (Trafalgar Law x Lectora) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora