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Karen se había estado sintiendo extraña durante todo el día, tenía un malestar general por todo el cuerpo desde el momento en que había abierto los ojos esa mañana y, de vez en cuando, también se notaba ligeramente mareada durante unos breves segundos.

Por la mañana había ido a desayunar con el resto de sus compañeros y se había encontrado con que no tenía nada de hambre y solo le apetecía algo de té, pero ni ella misma ni nadie le prestó atención a su falta de apetito ya que de todas formas no solía comer nada tan temprano en la mañana.
Después de desayunar se había dirigido con Law hacia la enfermería y ambos habían empezado con la pequeña clase de medicina. Clases de medicina por las mañanas y entrenamientos por las tardes. Eso era lo que habían acordado.
Durante toda la clase Karen no había estado muy atenta, estando distraída por los dolores ocasionales que sentía en el abdomen, por eso, después de un par de llamadas de atención por parte del cirujano, habían decidido dar por terminada la lección y continuar al día siguiente.
Después de eso, la chica apareció a la hora del almuerzo solo para rebuscar en la despensa del submarino para acabar sacando una tableta de chocolate y seguidamente salir del comedor no sin antes decirle a Law que se verían a la tarde en la sala de entrenamiento.

Y, ahora, se encontraba ahí, en la sala de entrenamiento, ella y el capitán ya llevaban un par de horas entrenando. Karen seguía sintiéndose un poco mal pero había apartado el tema a un lado, centrándose completamente en Law y en sus ejercicios.

Habían empezado con peleas cuerpo a cuerpo sin usar sus frutas del diablo, ya que Karen había señalado que dependían mucho de ellas y que les vendría bien fortalecer sus cuerpos y, además, porque la chica quería ver de lo que el cirujano era capaz de hacer. Ambos pelinegros habían comenzado una especie de torneo para ver quién ganaba más veces al otro pero habían acabado sin un claro ganador ya que, mientras que Law era más fuerte, Karen era más ágil y cuando uno ganaba una pelea, el otro ganaba la otra y así interminablemente.

Ahora los dos piratas estaban metidos en una pelea reñida, hasta que Karen, que tenía más experiencia en peleas y ya había descubierto los puntos débiles de su contrincante, agarró el brazo de Law pillándolo por sorpresa y, metiendo un pie por entre medio de los del cirujano, le hizo la zancadilla a este haciendo que cayera al suelo de espaldas.
-Gané. -Le sonrió la joven.
-Tsk.
-¿Qué tal un descansito? -Preguntó la chica extendiendo una de sus manos para ayudar a levantar a Law, este la tomó y se levantó.
-Está bien. -Ambos piratas se acercaron hacia donde tenían las botellas de agua y las toallas y se quedaron en silencio un momento recuperando el aire.
-Creo que se te dará mejor el haki de armadura. -Comentó la chica casualmente. -Eres más fuerte que yo y creo que le darás más uso que a ningún otro con tu estilo de lucha.
-Pero tú eres fuerte, te he visto noquear a hombres que triplican tu peso y tu altura de un solo puñetazo. -Karen rió.
-He dicho que eres más fuerte que yo, no que yo no lo sea. Además, entre tú y yo... hago un poco de trampas. -La chica levantó un brazo y lentamente hizo que se formara una ola de aire alrededor de su mano. Law puso los ojos en blanco.
-¿No me habías dicho que no controlabas del todo este haki?
-Así es. Aún no lo controlo bien, pero puedo ayudarte en lo básico y a fortalecerlo y luego ya tú podrás perfeccionarlo. -La chica se llevó un dedo a la barbilla pensativa. Law asintió sin decir palabra, dejando que el silencio los envolviera durante unos minutos. 
-Oi, ¿estás bien? Has estado un poco rara hoy. -Comentó el joven rompiendo el silencio.
-¿Huuuh? ¿Preocupado por mi Trafalgar? -Se burló Karen.
-De verdad que eres insoportable. -El capitán de los Hearts se cruzó de brazos y miró seriamente a la pelinegra. -Pero dime, ¿te encuentras bien?
-Aye aye, doctor. Todo bien por aquí. -Karen dejó la botella de agua en el suelo y caminó hacia el centro de la sala, pasando al lado de Law. -Ahora volvamos a entrenar. -Law entrecerró los ojos sospechosamente pero no quiso seguir presionándola con el tema así que no dijo nada más y la siguió hasta el centro de la sala.

Los dos se pusieron uno en frente del otro y se pusieron en posición defensiva.
-Bien, prepárate porque vas a morder el polvo... de nuevo. -Rió la chica.
-Tsk. Ya veremos.
Ambos se avalanzaron hacia el otro y comenzaron a lanzar puñetazos y patadas y a esquivar ataques simultáneamente, todo iba bien hasta que Karen comenzó a sentirse algo mareada de nuevo, sin embargo, no dijo nada y siguió peleando con Law. Este consiguió darle a la chica en el estómago y esta se tambaleó un poco hacia atrás pillada por sorpresa.
-¿Tan convencida estás de que me vas a ganar que te permites desconcentrarte? -Le dijo Law.
-Huh... puede ser. -Le contestó la estratega.

Siguieron peleando, lanzando y esquivando ataques y los mareos de la joven se fueron intensificando seguidos del agudo dolor en el abdomen. La pelinegra paró en seco y se irguió intentando mantener la compostura y Law, que no se había dado cuenta de lo que pasaba, se lanzó hacia ella y ambos cayeron, rodando por el suelo hasta que pararon de golpe chocando con un saco de boxeo que estaba descolgado a un lado, el cirujano cubría el cuerpo de la chica con el suyo y sonreía socarronamente.
-¿No decías que iba a morder el polvo? -Al ver que no obtenía respuesta, bajó la vista y vio que la cara de su compañera estaba algo pálida y que está tenía el ceño fruncido y los ojos cerrados como si le doliera algo. Law se quitó de encima rápidamente y se agachó a su lado. -¿Estás bien? ¿Te he hecho daño?
-N... no, estoy bien. -Karen abrió los ojos y se incorporó para quedarse sentada. -Es solo que estoy algo mareada desde esta mañana.
-¿Y por qué no me habías dicho nada? Pudimos haber dejado el entrenamiento para otro día. -La joven chasqueó la lengua y se empezó a levantar del suelo.
-No seas idiota, ya estoy bien. Continue... -Una vez la pelinegra se hubo erguido del todo, se tambaleó hacia delante y se salvó de besar el suelo gracias al capitán de los Hearts, que la había estado observando detenidamente y había conseguido agarrarla a tiempo.
-¿Decías...?
-Tsk, vale. Me encuentro algo mal.
-Dime que te duele. -Exigió Law.
-¿Huh? No es nada de lo que te debas preocupar, en serio. Ya se me pasará. -Karen se separó del cirujano y empezó a recoger sus cosas para irse. -Bueno será mejor que continuemos en otro momento, te veo luego. -Y sin nada más que decir salió de la sala dejando al pelinegro con las palabras en la boca. 


Ya había oscurecido y ahora el submarino surcaba el mar en la superficie, las pequeñas olas chocaban suavemente en el casco del Polar Tang dando un sentimiento de tranquilidad que tanto se anhelaba. Hacía rato que habían cenado y ahora todos disfrutaban de los pequeños momentos antes de ir a dormir para dar paso a un nuevo día.

Aki y Clione estaban en la cubierta del submarino, apoyados en la barandilla, disfrutando de la agradable brisa nocturna. Habían estado hablando de cosas triviales y ahora estaban en silencio, cada uno sumido en sus pensamientos.
-Karen ha estado rara hoy, ¿le pasará algo? -Fue Clione quién rompió el silencio.
-Hmm. ¿Por qué lo dices?
-No ha comido casi en todo el día y ni siquiera apareció en la cena.
-Se habrá despertado con poco apetito.
-Eso no es lo que me preocupa. -Aki levantó una ceja, ahora algo más intrigado.
-¿Entonces qué te preocupa?
-Me preocupa que no haya estado armando escándalo por aquí ni molestando al capitán. -Aki rió suavemente pillando por sorpresa a su acompañante y haciendo que este se sonrojara un poco. -¿He... he dicho algo gracioso?
-Lo siento, no me estaba riendo de ti. Es solo que supongo que tienes razón, se nota cuando a Karen le pasa algo. -El joven rubio suspiró. -Vaya ahora me siento culpable, Karen y yo somos muy amigos y ni siquiera noté que algo iba mal con ella... supongo que he estado algo distraído últimamente.
-¿Distraído con qué? -Preguntó Clione, curioso.
-¿Huh? ¿Qué? Uh... -Aki se puso algo nervioso, no sabía que eso último lo había dicho en voz alta y ahora no sabía que decir. Su nakama le estaba mirando atentamente y él, mientras, se iba sonrojando cada vez más. -Uhh... esto... cre... creo que iré a ver cómo está Karen. ¡Eso es! Uhm. ¡Iré a ver cómo está Karen! ¡Hasta mañana! -Aki comenzó a caminar hacia la puerta a paso rápido pero se paró en seco cuando esta se abrió de par en par dejando ver a la pelinegra. -¡Karen! Estaba a punto de ir a ver cómo esta...
-Aki. -El chico se paró a media frase y observó a su amiga que le había llamado, esta tenía los ojos un poco rojos como si hubiera estado llorando, lo que hizo que Aki se alarmara y se pusiera totalmente serio.
-¿Karen qué ocurre? -Esta hizo un puchero con el labio y se acercó hacia su amigo para darle un abrazo. Aki se lo devolvió de inmediato y se giró a mirar a Clione sin saber qué hacer. -Karen, dime qué te pasa.

El Destino no Existe (Trafalgar Law x Lectora) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora