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La idea principal de Law era dejarle el té y la medicina a la estratega, cerciorarse de que se encontraba mejor y luego volver a su habitación para leer un rato y así dejar que la joven durmiera el resto de la noche, por eso se sorprendió un poco cuando Karen le pidió que se quedara con ella un poco más.
El cirujano había estado a punto de negarse pero la estratega le había mirado con ojos de cachorrito y le había puesto un puchero después de pedir que se quedara por segunda vez con un largo "por favor".
Law no sabía si la chica se había vuelto más persuasiva o si él se había vuelto más blando con ella.

Por eso ahora Law estaba sentado en el sofá de la chica mientras esta estaba tumbada boca arriba en la cama por encima de las mantas mirando al techo. El cirujano tenía entre sus manos el libro que le había comprado a la joven hacía ya un tiempo, Estrategias de estrategas.
-En la próxima isla podrías acompañarme a una librería y así puedes comprarte más libros, ¿cuántas veces te has leído este?
-Hmm, ¿cuatro? ¿cinco veces? -Law abrió el libro y le echó un vistazo por encima.
-Te puedo dejar algunos libros para que los leas, no hace falta que te releas el mismo una y otra vez.
-¿Y leer sobre medicina en mi tiempo libre? No, gracias. No soy tan friki como tú. -El capitán de los Hearts puso los ojos en blanco.
-No solo tengo libros de medicina, ¿sabes? Aunque, de todas formas, tampoco es que te viniera mal leerte alguno que otro. -La chica se incorporó un poco y le lanzó a Law una mirada envenenada.
-¿Insinúas algo?
-Para nada. -Contestó Law intentando contener una sonrisita. La chica le sacó la lengua. -Entonces, ¿quieres que te traiga un libro?
-Está bien, ¡pero nada de medicina! -El pelinegro puso los ojos en blanco antes de desaparecer con uno de sus Rooms para aparecer de nuevo a los pocos segundos con un libro en una de sus manos.
-Aquí tienes. -Karen se sentó en la cama cruzándose de piernas y cogió el libro que le tendía el pirata.
-Mentiroso Noland. -Leyó en voz alta antes de abrirlo y ojearlo por encima. -¿No es esto un cuento para niños, Law? -Preguntó después de haber visto más ilustraciones que palabras escritas.
-Así es. Es una historia que todo el mundo conoce en el North Blue.
-¿North Blue? ¿Estás compartiendo conmigo algo que viene de tu hogar? -Law la miró a los ojos y luego giró la cabeza hacia un lado no pudiendo sostenerle la mirada a la pelinegra en esos momentos.
-Tsk, si no quieres leértelo puedo buscarte otra cosa.
-No, está bien. Quiero leerlo, pero antes de eso tenemos que hablar. -La chica había dejado el libro a un lado y ahora miraba hacia abajo incómoda, Law la miró intrigado.   
-¿Ocurre algo? -El capitán de los Hearts se sentó en la cama al lado de su compañera y espero que esta hablara.
-Solo quiero contártelo todo bien. Sé que sabes cosas sueltas sobre mi, sobre cómo me uní a la tripulación de Shirohige, sobre la muerte de Thatch-san, sobre mis hermanos... pero quiero contártelo todo de primera mano. Llevamos ya un tiempo viajando juntos y supongo que si vamos a mantener eso así lo mínimo que te debo son explicaciones.
-Espera. -Le cortó Law. -No hace falta que me digas nada. -Karen frunció el ceño.
-¿Por qué?
-Karen yo tampoco te lo he contado todo sobre mi, quiero decir, tenemos un trato y ni siquiera sabes por qué razones quiero mi parte. 
-Lo sé, pero no voy a obligarte a contármelo si no quieres. -Law suspiró.
-Sé más yo de ti que tú de mi, el único que te debe explicaciones soy yo.
-Law, de verdad que no hace falta que...
-¿Te suena el nombre de Flevance? -La cortó el cirujano. 
-¿Huh? ¿La Ciudad Blanca? -Law asintió. -Algo he escuchado, también sobre el Plomo Ámbar, fue una catástrofe... ¿por qué? -El pirata tardó unos segundos en responder.
-Nací ahí. -La chica se quedó callada mirando fijamente al cirujano hasta que, poco a poco, la información fue cobrando sentido.
-Santo cielo. -Karen se llevó una mano al pecho, sorprendida. Law suspiró.
-Déjame acabar antes de que digas nada, ¿de acuerdo? -Karen asintió. -Está bien...

Karen y Law estaban en silencio, cada uno sentado al lado del otro sin mediar palabra. El cirujano había acabado de contar la historia de su infancia en Flevance, acabando el relato en la parte donde había encontrado todo en llamas y donde su hermana había sido pasto de estas. Karen quería preguntarle más cosas, ya que estaba segura de que la historia no acababa ahí, pero decidió callarse ya que si Law quisiera haberle dicho algo más ya lo habría hecho. La chica no podía parar de pensar en todo lo que tuvo que haber pasado Law siendo solo un niño al saber que era el único superviviente de algo tan horrible como eso, al haber perdido a toda su familia.
-No te has alejado y no pareces estar asustada. -Law rompió el silencio por fin. Karen frunció el ceño.
-¿Por qué debería hacer eso?
-La gente al enterarse de que tenía la enfermedad del Plomo Ámbar se alejaba corriendo de mi mientras gritaban para que no se la pegara.
-¿Huh? Pero no es contagiosa, ¿por qué harían algo así?

Law abrió los ojos algo más de la cuenta sorprendido por las palabras de la pelinegra. Era cierto, la enfermedad no era contagiosa, pero la gente muchas veces ni siquiera era capaz de informarse del tema y salía huyendo con una paranoia inexistente, después de todo, ¿hay enfermedad más peligrosa que la ignorancia? Cora-san. Pensó Law. Esta chica te hubiera caído tan bien.

-Law. -Este salió de su ensoñación momentánea y miró a la chica, que había cogido una de las manos del cirujano y la apretaba levemente entre las suyas. -Siento mucho que hayas tenido que pasar por eso tú solo y más aún siendo un niño, pero ahora está todo bien. Ahora tienes una nueva familia. -Karen le lanzó una pequeña sonrisa.
-¿Esto que escuchan mis oídos es real? ¿Te estás preocupando por mi de verdad Portgas-ya? -El cirujano intentó suavizar la situación y molestar un poco a la chica a la vez sin mucho éxito.
-Law somos amigos, por supuesto que me preocupo por ti. -La respuesta de la estratega lo pilló totalmente desprevenido y se quedó callado mirándola a los ojos.

Cualquier otra persona pensaría que los ojos de Karen eran totalmente normales, marrones, nada especial en ellos, pero Law no pensaba lo mismo ni de lejos, era cierto que la chica tenía los ojos marrones, pero eso era una descripción muy vaga para todo lo que contenían en su interior. Los ojos de la joven brillaban casi como si tuvieran vida propia, se oscurecían cada vez que se enfadaba o estaba triste y se aclaraban cada vez que estaba extremadamente feliz o haciendo algo que la entretenía, pero a Law le gustaban a un más cuando, los segundos antes de comenzar una pelea, Karen se concentraba y en sus ojos se podía atisbar una profunda sabiduría y confianza. El capitán de los Hearts ni siquiera estaba seguro de cómo describir los ojos de su compañera, eran marrones a simple vista, sí, pero una vez que los mirabas bien ya no podías ver otra cosa que no fuera un tornado de emociones casi suplicando por salir de ellos. Un tornado. Los pensamientos de Law parecieron encajar en ese momento completando un puzzle. Supongo que no hay mejor descripción para ella.

Law carraspeó un poco incómodo al darse cuenta de que se habían estado mirando más tiempo del necesario y Karen apartó las manos rápidamente con un pequeño rubor en las mejillas.
-Bueno, esto... -La chica se pasó una mano por su cabello azabache y luego cogió el libro con una mano. -¿Leemos?
-Claro. -El pelinegro se levantó de la cama y se sentó de nuevo en el sofá cogiendo el libro de la chica, que había dejado en la mesita, para abrirlo y comenzar a leerlo mientras Karen cogía el libro del cirujano y se sentaba a su lado para comenzar a leer ella también.

Habían estado leyendo en silencio durante al menos una hora y media cuando Law decidió levantar la vista de su lectura y mirar hacia Karen, esta estaba apoyada en el respaldo del sofá con el libro abierto en su regazo y se había dejado dormir sin más. El pelinegro dejó los libros encima de la mesa y suspiró antes de coger a la chica en volandas y dejarla en la cama delicadamente. Law pensó en esos momentos que la estratega se veía muy tranquila mientras dormía y sintió una extraña sensación en su interior. Tragó saliva. El cirujano se alejó de la cama rápidamente y salió de la habitación sin hacer ruido para no despertar a su compañera, lo único que tenía en mente en esos momentos era que necesitaba salir de ahí ya.

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⏰ Última actualización: Jul 30, 2020 ⏰

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El Destino no Existe (Trafalgar Law x Lectora) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora