POV Mel
Estaba con las chicas descansando después del concierto de ayer. Sí. ¡Ya habían pasado unas 14 horas pero seguíamos reventadas! No habíamos dormido de la emoción que teníamos, y ahora lo estábamos pagando.
Mel: Por dios, que cierre la puta boca. Voy a terminar vomitando mariposas – dije a Zoe refiriéndome a Noa hablando, como no, con mi hermano por teléfono – se va a cagar con la factura que la va a llegar.
Zoe: Vaya humos te traes tú, ¿no?
Mel: Siempre he sido así, Zoe – dije ya más tranquila, una vez Noa se hubo alejado al jardín –
Zoe: Desde que llegamos aquí te volviste más dulce, admítelo.
Asentí. No se lo iba a negar, las cosas como eran. Haber encontrado a Luke me había servido de mucho. Sacaba todo lo bueno que tenía y que yo pensaba que no existía. Mike y Ashton eran la diversión en persona. Y el Calum de ahora también era genial, por mucho que me costara asumirlo todavía.
Zoe: ¿Habéis hablado? – sabía a quién se refería, el kiwi tenía mi cabeza ocupada 24/7 y se me notaba –
Mel: Algunas veces, sí. Pero no sé, desde que pidió besarme… no he sabido cómo actuar.
Zoe: Por mucho que tu hermano te dijera que no se fía del todo de Calum, yo le daría una oportunidad. Se nota que te quiere, Mel. Tendrías que ver su cara cada vez que apareces. – me sonrojé; lo notaba. Notaba mis mejillas arder – Y hablando de tu hermano...
Mi móvil vibró y fui hacía él. Lo desbloqueé y fruncí el ceño a leer aquel nombre en la pantalla.
“Robin Hood: En media hora en Sheryl’s. Tenemos que hablar, sí o sí. No aguanto más, Mel. Te quiero.”
Dejé el móvil de nuevo en la mesa, y miré a Zoe.
Mel: Es él.
POV Calum
Me sudaban las manos. Mi reacción ante esto era llevarlas a mis pantalones. Pero volvía a jugar con mis dedos y volvían a sudar. Me sentía frustrado. No podía seguir perdiendo más tiempo con ella.
Empecé a tararear un ritmo que llevaba varios días teniendo en mente, pero aún no había cogido un papel y anotar todas las ideas que tenía para aquellos acordes.
Mel: Hey – me giré y vi la sonrisa de Mel con ella. Llevaba un chándal, y no pude evitar sonreír. Cualquier otra persona se hubiera arreglado y se hubiera puesto mil kilos de maquillaje para salir. Y Mel llevaba las pintas más horribles y adorables que había visto jamás. –
Calum: Bonito moño – dije riéndome – siento si no te he dado tiempo para prepararte.
Mel: No iba a prepararme aunque me hubieras dado tres horas, Calum. Me has visto recién levantada mil veces, así que. Bueno, ¿qué querías?
Sonreí sin saber muy bien por dónde empezar.
Calum: Creí que tenías una idea de…
Mel: Y la tengo. Sé que quieres hablar de nosotros, es obvio – me sonrió – pero venga, di lo que tengas que decir. Porque yo también quiero hablar.
Suspiré frustrado y la miré a los ojos.
Calum: Mel… - la cogí de la mano – verás. Joder, ya te dije que te quiero, no te voy a decir nada nuevo. Pero no puedo seguir de brazos cruzados sin hacer nada, perdiendo un tiempo que podría estar pasando contigo como… como una pareja – aparté mi vista de ella porque no quería ver la reacción que iba a tener ante aquello – quiero quedar contigo a las noches, invitarte a cenar y darte mil besos delante de todo el mundo sin importarme nada más. Quiero llegar a casa este mediodía y poder decirle a mi madre que vuelve a tener como nuera a la chica que más le gusta para mí, y ya sabes que para mí también lo eres.
Mel: Vamos, me estás pidiendo que salga contigo, ¿no?
Calum: Joder Mel, me había quedado bonito… - dije mirándola gracioso –
Mel: Me he estado torturando mil veces porque por mucho que me lo negara, me gustas Calum. Y te quiero. Pero me sentía una completa idiota al pensar que había vuelto a caer de nuevo por ti. Pero supongo que eres mi punto débil, y ya se me ha demostrado que no puedo tenerte a menos de dos metros y que no me tiemblen hasta las pestañas. – me miró a los ojos – Y me siento muy frustrada con eso.
Dirigí mi vista a sus labios, los tenía perfectos. Una parte de mí se moría por besarla en esos momentos, pero otra parte me decía que a lo mejor la cagaba, a pesar de que ella había admitido que me quería también. Levanté mi vista hacia sus ojos, y vi que ella miraba mis labios de la misma manera que yo miraba hace pocos segundos los suyos.
Calum: ¿Ahora también te tiembla todo el cuerpo? – dije en un susurro apenas audible. Vi que ella me miraba y se mordía el labio mientras asentía con su cabeza – Bienvenida a mi mundo, entonces.
La sonreí y ella lo hizo de vuelta, acortando los pocos centímetros que quedaban entre los dos.
Vi que me sonreía en medio del beso, y mordí su labio inferior haciendo que volviera a sonreír. Me sentía en el paraíso en aquel momento. Tenía entre los brazos a la única persona que me hacía sentir especial de verdad y por la que tan mal lo había pasado, y se lo había hecho pasar a ella.
Mel: Calum, prométeme una cosa. – dijo separándonos – Pase lo que pase a partir de ahora, prométeme que nunca vas a dejar que me vaya de tu lado.
Me miraba a los ojos, y vi miedo en ellos. Miedo a que la volviera a dejar de lado de aquella forma tan rácana como lo hice.
Sabía que esto podía terminar mal, pero quería permanecer conmigo, aunque fuera como algo menos.
Calum: Te lo prometo Mel.