capítulo 26: un pequeño paquete, una canción y una enhorabuena.

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POV Calum

Cinco y media de la mañana del 11 de julio. Entre el calor y los nervios me iba a morir antes de ver la sorpresa.

Mel: ¡Mueve tu culo Calum, que sé que estás despierto!

Calum: ¡Pero no grites, que los demás estarán durmiendo! – me acerqué a la puerta y la abrí, encontrándome a Mel de brazos cruzados – Buenos días – la di un beso y volví a entrar al cuarto para ducharme.

Mel: Dúchate rápido, anda.

Tal y como la dije, al de media hora estaba en el salón. Las seis de la mañana. Si mi madre se entera de que he madrugado tanto se empezará a quejar de que por ella jamás madrugaba.

Calum: ¿A dónde vamos?

Mel: Cierra el pico y ponte esto – me pasó una venda para taparme los ojos –

Calum: ¿En serio? Esto suele ser al revés, yo te hago la sorpresa a ti y tú te pones la venda y esas cosas.

Mel: Eso demuestra quién lleva los pantalones de la relación – dijo arrancando el coche, y yo me puse la venda como un mandado.

Calum: ¿Cuánto queda?

Mel: Poco, y cállate ya, solo han pasado 10 minutos. – la escuché bufar - ¿Estás nervioso?

Calum: Sé que tú también lo estás.

Mel: ¿Qué? ¿Por qué dices eso?

Calum: Te conozco, al igual que sé que ahora mismo estás sonriendo pensando en por qué sé estas cosas sobre ti.

Mel paró en seco de repente, lo que hizo que la conversación acabara ahí. Me obligó a que siguiera con la venda puesta, me ayudó a salir del coche y andamos un poco más, con ella ayudándome.

Mel: Bien, dame la mano – estiré mi mano y Mel me abrió el puño que tenía en ella, dejándome sobre la palma un pequeño paquete. Llevé mi otra mano a este y empecé a tocarlo. – Puedes abrirlo, eh.

La hice caso, y abrí como pude la caja, ya que sin poder ver no sabía cómo hacerlo. Metí mis dedos en ella, y pude notar un objeto pequeño.

Calum: Me siento idiota Mel, ¿qué es esto?

Mel: Sácalo de la caja, venga. – escuché que se reía – Pensé que a estas alturas ya sabrías qué iba a ser.

Calum: Perdóname no ser tan listo.– reí. Empecé a tocar el objeto. Y solo se me ocurrió una cosa. Pero no podría ser. Era imposible. – Melanie, prométeme que no es lo que estoy pensando, joder.

Mel: No sé qué piensas.

Me quité la venda y miré al objeto. Sonreí de una manera tímida, y volví mi vista a Mel.

Prohibido estar tanto tiempo sin vernos | Calum HoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora