Pasé los ojos por todo el lugar, era una fiesta pequeña y aún así sólo conocía a los integrantes de mi círculo de amigos: Jisung, Seungmin y Felix. El techo estaba deslumbrado por luces coloridas que provenían de un foco decorativo que mantenía un movimiento circular y de vez en cuando cambiaba de colores o patrones. El lugar tenía dos mesas de plástico extendidas en lugares opuestos y ambas estaban repletas de botellas de vidrio, vasos de plástico, botanas -que eran totalmente ignoradas- y una bolsa con hielos que comenzaban a derretirse. Finalmente estaba el piso, sin ningún patrón, sólo un café liso que ahora tenía colillas de cigarros apagados por todas partes, líquidos desconocidos derramados y un par de manchas de pisadas.
Cuando regresé los ojos a mis compañeros, éstos mantenían una conversación basada en quejas sobre los profesores. Para mi sorpresa no tenía dificultad ninguna en poder escucharlos claramente, la música estaba en un volumen perfecto: era posible escucharla y bailar, pero también conversar sin la necesidad de gritar o estar incómodamente cerca de oídos ajenos.
Un vaso rojo se colocó frente a mí, por instinto busqué la procedencia y me encontré con Hyunjin, el dueño de la fiesta y novio de Seungmin -cosa que ambos niegan, pero no se necesitan más de tres neuronas para darse cuenta lo que sucede entre ellos, además de que a mi mejor amigo se le llegó a escapar llamarlo "amor" en una ocasión-, tendiéndome el plástico, después de analizar el vaso, mi cabeza pensó en el vaso exactamente igual que descansaba discreto debajo de la silla de Felix, quien estaba a mi lado izquierdo, y que de igual forma que el plástico que me estaba ofreciendo, estaba lleno hasta el tope.
Negué débilmente mientras hacia también un ademán negativo con la mano. Hyunjin rió y me acercó más el vaso.
—Este no es como el que te dio Seungmin al entrar, créeme este te va gustar —fruncí el ceño y mis ojos volvieron al vaso. A pesar de la mala iluminación podía distinguir que la bebida poseía un color parecido a la coca-cola, a diferencia del que mi amigo me entregó -sin preguntar siquiera si quería- al llegar a la fiesta que poseía un color blanco. Hyunjin me hizo otro ademán para que tomase el vaso—. Confía en mí. Además, es mi cumpleaños, no puedes decirme que no.
Mis ojos desconfiados ahora se posaron sobre el alto chico junto a mí. Quería decirle que aquello sonaba bobo, pero no me sentía en el ánimo para rechistar o decir algo en contra, así que sólo suspiré y lo tomé ganándome una sonrisa de aprobación -y satisfacción- por parte del cumplañero.
Pensé que tomar el vaso sería suficiente para que Hwang se retirase, pero no fue así. Sus orbes me observaban con atención y sus labios mostraban una sonrisa burlona que me provocaba un poco de irritación: estaba esperando que tomara.
Llevé el plástico a mis labios y antes de tomar, deje que el olor llegase a mis fosas. No sólo lucía del color de aquel famoso refresco, también olía de aquella peculiar y reconocible forma. Terminé de llevar aquel líquido a mi boca, la deje unos segundos para poder saborearla y luego dejarla pasar por mi garganta, que dejó aquel característico ardor que causa el alcohol.
Hyunjin tuvo razón, el sabor no me pareció desagradable y de hecho después de que el sabor abandonara mi paladar tomé otro sorbo y efectivamente, tenía el sabor de aquella conocida bebida pero con un toque de una bebida alcohólica que no reconocí. La primer bebida que me tendió Seungmin tenía un sabor desagradablemente fuerte, con un trago pequeño sentí que las nauseas me abordaban y es por eso que decidí esconder el vaso y actuar ingenuo cuando me preguntaban por él o querían chocarlos y beber. Sin poder evitarlo y después de recordar el detestable sabor de aquella desconocida bebida blanca, tomé otro sorbo -un poco más largo que los anteriores- y pude escuchar a Hyunjin reír.

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antología; skz
ФанфикDiversos one-shots o drabbles que voy escribiendo sobre shipps de Stray Kids o de ellos en general.