smell; jeonglix

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Omegaverse! AU


Felix entrecerró los ojos al sentir que estornudaría de nuevo, tiró de la gruesa bufanda azul hasta que ésta cubrió su roja nariz y aquel estornudo salió provocando que tuviese que detener su calmada caminata a la farmacia.

En situaciones así odiaba más ser un omega, cualquier enfermedad lo golpeaba con mayor magnitud de como podría hacerlo con cualquier beta o alfa. En momentos como estos pensaba que sería bueno tener a su alfa.

Y quizás estaría con él si no pasara evadiéndolo. Desde sus quince años, cuando fue revelado como omega, comenzó a evadir a su destinado, sin siquiera saber si aquel alfa ya sabría de él o si siquiera aquel muchacho existía. Simplemente porque su enojo adolescente deseó que así fuese, sin más razones, sólo angustia e ira hormonal.

Casi a los dieciséis un olor muy agradable atacó sus fosas nasales y con aquel gustoso olor llegó su pánico. Aquello sólo indicó que su destinado no solamente existía sino que estaba en el mismo lugar que él.
Lo que más descolocó a Felix fue el lugar donde el olor arribó: la escuela. ¡Aquello significaba que iba en el mismo instituto y en cualquier momento podrían cruzarse! 

Lee cambió drásticamente su estilo de vida diaria, trataba de estar encerrado lo más posible y trabaja duro por buscar métodos diversos para ocultar su olor y que aquel alfa jamás lo encontrase.

Aún cuando en momentos así le gustaría estar con su alma gemela le preocupaba más comprar la medicina correcta que se llevase de una buena vez aquella irritante gripe que desde el día anterior lo tenía en cama.

Realmente no soportaría un día más con la nariz congestionada, sin poder oler nada y que su sentido del gusto esté afectado también por eso.

Se paró frente a uno de los tantos estantes blancos que poseía aquella tienda de medicamentos y observó con cuidado los nombres de cada medicina buscando el que su madre le hizo aprenderse. La mujer se había ofrecido a comprar todo lo necesario para su hijo enfermo al salir de su trabajo, pero Felix estaba desesperado y se negó a seguir esperando por lo que su madre no tuvo más opción que recomendarle anti-congestivos y un par de tés.

Mientras sus ojos repasaban atentos el nombre de una caja que ahora residía en su mano, escuchó la campana de la puerta sonar con fuerza junto con un fuerte empuje que Yonbok intuyó era contra la puerta de vidrio.

El pecoso dejó de leer lo que contenía la caja y su mente divagó ante el sonido. Quizá la persona que había ingresado necesitaba con urgencia un medicamento o tal vez era alguien joven que estaba realizando una compra de emergencia en apuro al haber olvidado un encargo.

Un estornudo lo hizo regresar a su búsqueda.

Hasta que los tropezones de quien entró abruptamente a la tienda se comenzaron acercar a él, alarmándolo puesto que la caja quedaba del lado opuesto a donde se encontraba el australiano. Sólo había dos opciones: la persona estaba buscando algo para la gripe con una desesperación extrema o buscaba a Felix.

Un rechinido de tenis anunció la llega del desconocido al pasillo y Felix dirigió su ojos preocupado.

Un chico rubio con el cabello despeinado y ojos afilados se acercó con grandes pasos. Felix no tuvo que pensar mucho para darse cuenta que el aquel joven alfa era su destinado.

—¡Al fin! —exclamó con emoción a unos pasos del australiano quien ahora temblaba por el vorágine del momento— ¡Todo este tiempo estuviste cerca de mí! Dios, por eso te encontraba tan lindo, soy un bobo.

Felix ni siquiera sabía que decir. Aquel chico ya lo había visto y no sólo eso, ¡también creía que era lindo! Y sin dudar aquella atracción era mutua.

—No es la primera vez que me llega tu olor, pero siempre que comenzaba a seguirlo se disipaba como si de un momento a otro dejase de existir. Realmente me hace feliz encontrarte finalmente.

—Lo siento —habló finalmente mirando el piso—, enserio. Fui muy egoísta, daría o haría lo que sea para que me perdones.

—Déjame cuidar de ti, entonces.

—¿Eh?

—Se nota que estás agripado. Deja que cuide de ti, así también podemos conocernos.

Felix se quedo en blanco. No desconfiaba de él, quizá era el aura protectora que irradiaba o solamente porque al saber que su destino estaba sellado a su lado sentía que podría confiarle su vida sin más.
Pero que fuese todo tan rápido como si no lo hubiese evitado por años realmente lo aturdía, mas no lo culpaba, ahora que lo veía con tanta atención tenía una enorme necesidad de abrazarlo y dejar todo detrás: el pasado, el presente y lo que sea que les rodease o fuese a venir en el futuro.
¿Ese era el efecto tan fuerte de los destinados?

—Soy Jeongin —añadió y tomó un par de cajas del estante que antes Felix miraba con tanto interés, además de otras cosas que servirían para aliviar al pecoso.

—Soy Felix y no deberías, te puedes contagiar.

—¿Te preocupa más contagiarme o enamorarme?

—¿Perdón?

Jeongin tosió.

—Creo que estás haciendo ambas, tenemos que ir a descansar antes de que empeores.

Felix no se arrepintió de haber evitado a Jeongin pues aquella anécdota de como se conocieron sería causante de risas siempre y Lee Felix estaba enamorado de la risa de Yang Jeongin.








ya ni siquiera sé que decir aksdjd algunos os son demasiado trabajados y otros (como este) son cosas random que escribo en el momento>>>>>>> f







antología; skzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora