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Hyunjin había citado a Seungmin y Jeongin en el cine en el apogeo de la tarde cuando el cielo es naranja y el sol comienza su descenso. Ninguno cuestionó la repentina proposición, eran demasiado cercanos y compartían un fuerte vínculo, salidas como aquellas se repetían asiduamente. Sin embargo, aquel encuentro no tenía planeado ser como los amistosos de siempre.

Jeongin fue el primero en llegar al lugar acordado donde Hyunjin esperaba ansioso, se removía como un niño pequeño desesperado y sus manos no dejaban de frotarse en sus muslos. 

—Hey, ¿todo bien? —terminó su camino hasta el mayor quien dio un respingo al darse cuenta de la presencia ajena.

—S-sí, sólo estoy nervioso —confesó y finalizó con una risa corta. Jeongin ladeó la cabeza con una sonrisa decorando sus finos labios—. ¿Puedo hacerte una pregunta? —Hwang dejó su mirada sobre sus pies y suspiró después de recibir una confirmación del menor—. ¿Qué piensas de mí?

Yang entró en modo defensivo -con una pizca de pánico-. ¿Acaso Hyunjin se había dado cuenta de la forma en que se sonrojaba cuando tomaba su mano o besaba sus mejillas? 

Pero vamos, no quería decir que Jeongin sintiese algo romántico por el apellidado Hwang, es decir, ¡sus mejillas también se coloraban cuando Seungmin hacía lo mismo!

Según lo que ha aprendido en la escuela y en libros el amor, sólo debería sentirse así hacia una persona y como él se siente así por dos era fácil descifrar que aquello no era amor.

Simple.

Quizá su joven e inexperto corazón sólo quería mucho a sus mejores amigos.

—Eres un gran amigo, Jinnie —habló sincero y sonriente. Realmente lo era, cuidaba de él y Seungmin cuando alguno enfermaba, lo abrazaba cuando veían películas de miedo y si era necesario dormía con él para velar sus sueños, también lo abrazaba cuando tenía un día difícil y besaba su coronilla prometiéndole que vendrían días mejores. Hwang Hyunjin realmente un gran amigo que aceleraba el pequeño corazón de Jeongin, el efecto de una gran amistad, dedujo Jeongin.

Hwang subió sus ojos hasta los finos orbes del menor. Su mirada parecía vacía y su gesto podría describirse como triste. ¿Acaso no le creía que era un buen compañero?

—Oh ya veo —murmuró forzando una sonrisa y devolviendo su mirada al piso—. ¿Y de Seungmin?

—¡También! Ambos son geniales y aprecio bastante su amistad —contestó perdiendo la seguridad en cada palabra que salía de sus labios puesto que el gesto de su mayor parecía oscurecerse más—. ¿Hyunjin? —susurró acercando su mano a la ajena.

—¿Qué hacen? —Seungmin entró en la conversación justo cuando las yemas de los dedos de Jeongin rozaron los nudillos de Hyunjin, ante la sorpresa la mano del menor se retiró de su cometido.

—Creo que Jinnie está triste —musitó haciendo un puchero. Seungmin pellizcó su mejilla izquierda en respuesta y obtuvo a cambio una risita del menor.

—¿Es cierto? ¿Pasó algo en tu casa? —cuestionó con un tono preocupado mientras posaba su mano sobre el hombro de Hyunjin, quien aún tenía su mirada sobre sus tenis. 

No respondió nada preocupando a sus acompañantes.

Y cuando los menores planeaban hablar, Hyunjin suspiró y le dedicó a ambos una mirada rápida antes de volver a suspirar.

—Ahora no sé si hacerlo —bisbiseó angustiado para sí mismo provocando que los menores fruncieran el ceño, llenó sus pulmones de aire y tomó una mano de cada chico antes de hablar—. Va sonar como una locura, pero realmente estoy enamorado de ambos —marcó la última palabra mirando primero a Seungmin y luego a Jeongin— y quiero estar con los dos —finalizó exhalando de golpe el aire que aún le quedaba, volviendo a mirarlos pero en el orden contrario.