CAPITULO 19:

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—Buenos días, señor—entré a la cocina, para salir al patio.

Maurice partía unos tomates, mientras Leann tomaba un café, de pie a su lado.

—Buenos días—se quedaron mirándome.

— ¿Desayunará ya?—afirmé— ¿mesa o patio?—vi que lo que preparaba para el almuerzo, olía delicioso.

—Patio. Está soleado hoy—asintió y miró a la otra asistenta.

—En un momento. Nena, pásame un plato de la alacena—cuando me encaminaba al patio, me detuvo— ¿tortillas o hot cakes?—

—Lo segundo—me gritó que en unos cinco o diez minutos estaría, y yo solo caminé hasta el quiosco donde solía comer con mi hija o con Alicia, cuando el día era bueno.

Mi móvil timbró con una llamada, y en ella apareció una foto mía y de mi hija, abrazados. Estaba en recreo. Me senté, con el periódico bajo el brazo y vi a Alicia venir taconeando hacia mí.

—Tesoro—rió del otro lado— ¿Qué haces con el móvil? Creí que tu niñera te lo había quitado—

De hecho yo había olvidado pedírselo al encontrarla en el cuarto.

—Me lo regresó. Estaba rara, papi—hablaba con la boca llena.

—Julieta, cielo. ¿Qué te he dicho de hablar con comida en la boca?—no dijo nada en un rato.

—Lo siento. Estaba comiendo los sanduches que me preparó Gen. Te decía que mi nueva niñera está rarita. Bueno, rarita ha sido siempre—sin perder la conversación con Julieta, recibí un beso de mi prometida, en la boca—no la despediste, ¿cierto?—

—No. Esta noche firma el contrato para ser oficialmente tu niñera—Alicia se sentó frente a mí, mirando su teléfono— ¿pero en que estaba rara, según tú?—

—No gritó, me peinó suavecito como lo hacía mamá, me pidió disculpas por lo de ayer. Incluso me miraba como si fuese un cachorro bebé, abandonado, o un niño indefenso—

—Arrepentimiento tal vez—Maurice llegó con mi desayuno en manos, y mientras lo servía, le preguntó a mi prometida si deseaba algo.

Negó. Le di las gracias al chef y adicioné el sirope a los hot cakes, mientras mi hija continuaba parloteando al teléfono.

—O tal vez ya le caigo bien. Aunque no me fio de ella. Para mí, está en el segundo lugar de personas que debo vigilar para una posible venganza futura—alcé las cejas.

— ¿Quién ocupa el primer sitio si se puede saber?—sonrió del otro lado.

—Alicia—se despidió antes de que pudiera decirle más, y me lanzó un beso antes de cortar.

Por lo menos no era yo.

Miré a mi prometida, que sonreía al ver la pantalla.

—Ahora si estoy disponible—solo me miró un segundo.

—Hola—partí un trozo de tortita y me lo llevé a la boca, abriendo el diario de hoy.

—Creí que desayunarías conmigo—pasé las paginas hasta la zona de economía.

—Me dio hambre y me adelanté, comiendo un poco de fruta—no me miró, ni me prestó atención, siendo más importante su teléfono.

Me sentía hablando solo.

—Pareces de mejor talante—traté de nuevo. Cruzó las piernas.

—Lo estoy. Fui a visitar a mi médico y me puso una inyección para la gripe que recibí gracias a ti, y ahora me siento mucho mejor—tomé un trozo de frambuesa con el tenedor.

PERFECT L1 DE LA BILOGÍA: SIN ESPERARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora