CAPITULO 35:

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La alejé de nuevo, luego de despedirnos de otro de los invitados. El señor Hawkins y su esposa. La miré, cuando exhaló más tranquila por pasar la prueba una vez más, con otras personas.

— ¿Estás bien?—asintió, afirmando el chal en sus brazos.

—Es duro fingir algo que no soy. Casi la embarro hace un momento—sonreí.

—Sí. No me di cuenta—sentí todas las miradas en ella, y más la de los caballeros.

Y con razones. La mujer que me acompañaba era tremenda beldad.

Busqué con la mirada a mi prometida y a Julieta. La niña, se divertía, jugando con sus nuevos amigos. Alicia no aparecía por ningún lado.

— ¿Crees que ellos tambien se hayan dado cuenta?—volví mi atención al hada del bosque.

—El viejo Hawkins solo estaba en función de los pasabocas que repartían los camareros, y su esposa en que no mirara a otra mujer—soltó una risita.

Hace un rato, durante las presentaciones, por poco y dice su nombre real y no el de Paulette. Y cuando la señora Eleonor la llamó por ese nombre para preguntar algo, como estaba acostumbrada a su nombre y apellidos reales, creyó que no le hablaban a ella, y tuve que captar su atención. Le estaba costando demasiado. Pero se esforzaba más que cualquiera.

— ¿Quién sigue?—negué, viendo como los camareros empezaban a ofrecer copas de champagne.

Le hice señas a uno y tomé dos. Una para ella y otra para mí.

—Ninguno. Es hora de mi saludo general—tragó saliva.

—No tengo que hablar, ¿verdad?—le sonreí.

—Solo yo. No te preocupes—tomé su mano, entrelazando nuestros dedos—solo quédate a mi lado—

—Sin problemas, primo Abelardo—tiré de ella cerca del escenario.

—No te hagas la graciosita conmigo—

Subimos juntos y Julieta se nos unió un momento después, aferrándose a mí, y mirando a todo el mundo. Me pasaron el micrófono, mientras sujetaba mi copa en una mano.

—Buenas noches—se hizo el silencio—muchas gracias por esta asistencia masiva, al nuevo aniversario de la empresa Jiménez. Me place mucho contar con su presencia. Tanto los socios y amigos como cada uno de mis empleados. Espero sean muchos más aniversarios y que sigamos adelante con el cumplimiento de nuestra misión. A todos gracias tambien por su dedicación día a día y por confiar en nuestra agencia. ¡Salud!—levantaron las copas, brindando, mientras yo chocaba la mía con la de Marian y con el vasito de refresco de mi hija.

Y Alicia tampoco por ningún lado.

¿Esa era supuestamente la que me acompañaba en mis triunfos, apoyándome? ¿Para qué vino si se iba a molestar y armar pataleta por una tontería?

Ayudé a Marian a bajar por las escalinatas, sujetando su mano entre la mía y poniendo su brazo en el mío después. Me siguió a más presentaciones y cuando vi a mi prometida cerca de un pilar, haciéndome señas, detuve a mi hada. Julieta estaba a su lado.

— ¿Puedes quedarte unos minutos con Julieta? Tengo cierto asuntito que resolver. No me tardo—vi el pánico en sus ojos—no te preocupes, no me demoro ni cinco minutos—

—Ve. Paulette Fontaine sabrá que hacer—le sonreí agradecido, y al darle la espalda, la sonrisa se desvaneció, reemplazada por una mueca molesta.

Al llegar a su altura, me crucé de brazos.

—Me alegra que estés tan feliz—sonrió sarcástica.

PERFECT L1 DE LA BILOGÍA: SIN ESPERARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora