CAPITULO 71:

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Caminé hasta ella, sintiendo en mí, las miradas de todos.

Esto se había vuelto una mierda.

Julieta, sentada al lado de ella, me observaba como suplicando que hiciera algo, para no ver a su mamá llorar. Me acuclillé delante, descubriéndole el rostro.

— ¿Le estás creyendo lo qué dice?—no pudo mirarme.

Mi amor, lo que diga un patán no define lo que eres. Ni siquiera en lo que trabajabas para mí.

—Lo que dijo Rick es cierto—rocé sus mejillas, removiendo las lágrimas.

—Pero eso no te hace. Solo son idiotas especulando cosas—se apartó.

La mujer apasionada de hace un momento, se había ido.

—Sí. Y hablan de mí. No me gusta qué hablen de mí, no me gusta qué inventen cosas de mi. No voy a soportar algo en lo qué no tendría qué ver, si no hubiese cedido—quise detenerla, pero ella solo echó a correr al segundo piso.

Miré a Geneva, frustrado.

--Déjala estar. Se acostumbrará. Necesita procesar muchas cosas—sentí que por primera vez confiaba en mis empleados al cien por ciento.

Marian me había hecho ver, que a pesar de que llevaran tantos años trabajando para mí, eran algo más que simples sirvientes. Eran ya parte de mi familia.

--No por esto se irá. ¿Verdad?—dudó un segundo, antes de poner una mano en mi hombro

--No creo. Las mujeres somos sensibles. Se le pasará, pero tendrás que volvértela a ganar—afirmé, mirando a las escalas—y creo que lo mejor que puedes hacer por ahora es hacer que retiren toda esa información basura. La están humillando a la pobre, solo por expresar lo que siente—

--Hablaré con el director del Scandal—no respondió.

--¿preparo la cena para los tres?—

--por favor. Y gracias, Geneva—le acarició el cabello a mi hija antes de retirarse.

El resto se perdieron tambien en sus asuntos.

Necesita calmarse, eso Charles. Después podrás hablar con ella y tranquilizarla.

Julieta se quedó mirándome fijamente.

--No la dejarás ir, ¿verdad?—besé su mejilla.

--No, ahora que ambos admitimos que nos queremos—sonrió radiante

--bien dicho, papi. Hazla mi mami—me abrazó—termino en breve mi dibujo y pongo la peli. ¿Bueno?—

--Hecho—cuando ella tambien se fue, apreté los puños, decidido.

Ahora si me iban a conocer.

Subí al segundo piso en busca de un cambio de ropa y mi teléfono. El periodista que publicó toda esa basura, me iba a escuchar. Al pasar por el cuarto de Marian, lo encontré estoicamente cerrado y con tranca. No se escuchaba nada en su interior. Suspiré.

No te preocupes, amor mío. Solucionaré todo esto y entonces me tendrás solo para ti.

Me cambié por una ropa más hogareña y cuando pensaba salir, algo me detuvo. Geneva había dicho que Marian no se iría, pero, ¿y si lo hacía? Se me arrugó el corazón. Tomé dinero de entre mis cosas. El suficiente como para alquilar una casa, o comprar una motocicleta... O el suficiente para volver a estudiar. Le escribí tambien una nota. Tenía que hacer todo por convencerla, si ella decidía marcharse. Pero en caso de no lograrlo...

PERFECT L1 DE LA BILOGÍA: SIN ESPERARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora