NOTA INICIAL DE AUTORA: SI LEYERON EL MENSAJE QUE PUBLIQUÉ EN MI TABLERO, SABRÁN PORQUE ACTUALICÉ. :*
Miré el número de la casa del condominio, al bajar del auto.
Casa: 0345
La casa de la madre de Susana. La casa en la que vivía mi esposa antes de casarse conmigo. Miré a Julieta por el retrovisor, que hacía mala cara.
— ¿Por qué hay que venir? Se suponía que iríamos donde los abuelos—estaba cruzada de brazos.
—Tu abuela está mal. Parece que va a morir. Así que espero seas agradable en la última visita—
— ¿Ultima?—salí del auto con ella y me acuclillé a su lado.
—Tu tía Victoria me escribió. La señora Sixta está agonizando. Está cerca de morir. Dudo que volvamos a verla—soltó un gritito, animada—y ese no es motivo de celebración, Julieta. Uno no festeja la muerte de los demás. ¿O te habría gustado que los que nos acompañaron al sepelio de tu mamá, se hubieran puesto a reír y aplaudir?—negó.
—Perdón. No lo haré de nuevo—suspiró. Besé su frente.
—Ahora vamos. Te prometo que al salir de aquí, iremos por unas hamburguesas—afirmó, pidiendo la tomara en brazos.
Después del mensaje de Victoria, tuve que llamar a mis padres para cancelar la visita a la casa en el campo. Ya era tarde para ir y teníamos este pendiente antes. Si iba a ser la última vez que viese a mi suegra, sería con clase. Y le demostraría que su hija si me había importado.
Toqué en la puerta con suavidad y esperé a que me abrieran. Lo hizo Xavier.
—Hola. Pasen—la casa estaba casi a oscuras. Y en la sala estaba sentado el padre de mi esposa, acompañado de su enfermero.
Por primera vez, vi a Xavier, ser cariñoso con mi hija, besándole su mejilla.
— ¿Qué pasó?—suspiró.
Bajé a Julieta al suelo.
—Su estado de salud empeoró, después de que esta tarde le diera un ataque al corazón. Los médicos dijeron que ya no había nada que hacer. Lo mejor era despedirnos de ella y en su casa, lejos de los ruidos incómodos del hospital. Victoria está arriba con ella y con Teresa—hice una mueca contrita—papá se queda aquí, porque la muerte de mamá podría impactarlo demasiado. Es mejor que descanse—afirmé.
—Es lo mejor—
— ¿Deseas verla?—volví a mover la cabeza en una afirmación—mi hermana pidió que vinieras, porque mamá insistió. Quiere hablar algo contigo—miró a mi hija—ve y pídele a la cocinera que te dé un refresco con galletas. Está en la cocina—
—Paso. No me gustan esas galletas—la reprendí.
—Eso no se dice, Julieta—
—No te preocupes. Hay galletas de chocolate y refresco de frambuesa—echó a correr después de dar las gracias.
Seguí a mi cuñado por las escaleras, fijándome en no tropezar. No sabía si tenían todo a oscuras por amargados, perezosos para encender las lámparas, o para imponer desde ya el luto. Me asomé cauteloso al cuarto, iluminado por unas velas, mientras mi cuñada y su hija oraban el rosario.
La chica se tiró a mis brazos a modo de saludo. Victoria solo afirmó una vez, prosiguiendo las oraciones. La señora Sixta, yacía en cama, arropada por unas mantas, muy pálida y con una careta de oxígeno en el rostro.

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PERFECT L1 DE LA BILOGÍA: SIN ESPERARTE
RomanceLa vida de Charles Jiménez, ha sido siempre organizada, y desde niño, la buena suerte le ha hecho compañía. Tiene una familia numerosa, el trabajo de sus sueños, y con él, unos empleados diligentes. ¿Pero qué pasa cuando olvidas agradecer lo bueno? ...