CAPITULO 13

1.9K 129 11
                                    

—Cierra tus ojos y no me hagas trampa, ¿bueno?—sonreí, obedeciendo.

Mi madre soltó una risita maternal.

—No voy a hacer trampas, excepto si te tardas—recibí un besito en mi mejilla.

La tarde del zoo había terminado con lluvia. Y mientras el agua mojaba la tierra, nosotros estábamos en el café del parque, tomando chocolate caliente con malvaviscos, y Julieta una torta de chocolate y frambuesas. Se había divertido, especialmente por mi presencia con ella, y no dejaba de hablar, recordando los animalitos. Ni siquiera la presencia de Alicia le había dañado la tarde. Siempre con una sonrisa alegre, la ignoraba y solo le hablaba a sus abuelos o a mí. Y justo ahora, que estábamos a punto de volver a casa, para una supuesta tarde/noche de películas en mi cuarto, quería darme su regalito. Que según papá antes de entrar al café, había planeado con mucho esmero.

— ¿Por qué tanta parafernalia?—mi prometida protestó.

—Porque quiere darme un regalo. Si no te gusta, puedes ir con tus amigas—abrió la boca consternada.

—Estás tan malo conmigo últimamente—susurró, a mi lado izquierdo.

—Y tú tan quejicosa y orgullosa. Un ratón sería más tranquilo que tu—

—Y me imagino que más lindo, según tu—reí.

—No lo digo yo—sentí otros pasitos y el perfume a ciruelas de mi hija.

—Listo papi. Puedes mirar—abrí los ojos y la vi frente a mí, sujetando una caja grande, envuelta en papel azul.

— ¿Esto tan grande es para mí?—asintió y sus coletitas se movieron— ¿y que es, princesa?—

—Ábrelo—cuando iba a hacerlo, me detuvo— ¡esperaaaa! Quiero tener esto en mi móvil—

Mis padres rieron al igual que yo, mientras ella buscaba su teléfono en el bolso y me apuntaba.

—Listo papi, ¡¡Acción!!—comencé a destaparlo, mirándola de vez en cuando, para descubrir su reacción.

Al quitar todo el empaque, me encontré delante de un osito de peluche café, con un corbatín muy varonil, y un sombrerito negro.

— ¿Esto es para mí?—asintió, mientras Alicia estallaba en una carcajada exagerada como de bruja de película.

La mandé a callar con una servilleta en su boca y una mirada reprobatoria.

—No sabía que podíamos recibir tambien ositos, creí que era solo para los niños—ella negó y bajó el móvil, tomando la caja de mis manos.

—Cárgame. Te voy a mostrar—sonriendo, la tomé en mis brazos y dirigiéndole una mirada breve a mi madre, que sonreía dejando su taza de té en la mesa—esto funciona así—le besé la mejilla, mientras abría la caja—se llama señor Miguelín—reí y ella me lo entregó—abrázalo—bajó de mis rodillas.

Obedecí, apretándolo contra mí, como no hacía desde niño, con uno que mi hermana me había regalado en el cumpleaños, con sus ahorros. El oso habló y con la voz de mi hija, diciendo: "Eres el mejor papi del mundo". Mi corazón se hinchó de amor y mis ojos se llenaron de lágrimas.

Le entregué el oso a mi padre y tomé a mi hija en brazos.

—Ven aquí—soltó un gritito y una risita cuando la abrace contra mí y la llené de besos y le hice cosquillas.

Sin pensarlo dos veces, salí con ella del café, teniéndola en mis brazos, y girando juntos bajo la lluvia.

— ¡Ese era mi papi de anteeeeees!—gritó y rió a las carcajadas— ¡¡Yupiiiiiiii!!—teniéndola de los brazos, la hice girar. Al final cuando dejamos de dar vueltas, la abracé contra mi pecho, besando su sien empapada.

PERFECT L1 DE LA BILOGÍA: SIN ESPERARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora