Pasó la mañana, pasó el almuerzo, y ahora era la tarde, casi la hora en que Maxwell acostumbraba marcharse. Discutimos sobre unas ganancias, cambios en ambas empresas, y nuevos contratos a realizar, para ayudar a que quienes nos contrataban hicieran todo en sus empresas, por lo legal y mejorar sus intereses en contra de la competencia.
Si bien lo esperaba desde las diez, me sorprendió, que llegase sin que Roberto lo anunciara. El acostumbraba mencionar cuando alguna de mis visitas había llegado para hacerla pasar, o cuales indeseadas no pensaba permitir la entrada. Pero en ningún momento lo hizo. Es más, cuando Maxwell entró por la puerta me comentó que ni siquiera el mayordomo estaba en su puesto.
FLASHBACK:
—Adelante—di el permiso a los dos golpes en la puerta.
—Buenos días—levanté la vista de los documentos que leía antes de la reunión.
Una vez que la señorita Jenks reanudó sus labores en la casa, luego de llegar tarde, yo pude concentrarme en lo mío y estudiar los documentos antes de que mi socio apareciera.
—No sabía que habías llegado—fruncí el ceño.
De hecho había oído el timbre de la puerta, pero no miré por las cámaras de mi oficina, suponiendo que tal vez fuese la tal Aracelles, viniendo a importunar.
—Esta vez nadie me anunció. Cosa rara, Roberto siempre me abre antes de tocar el timbre y hoy, casi esperé diez minutos afuera. De no ser por esa encantadora señorita...—
—Encantadora... ¿señorita?—asintió.
—Hasta donde pude ver, es una nueva asistenta de limpieza que contrataste, ¿no?—
—La señorita Jenks—respondí serio y fingiendo que no era importante.
—Dijo que se llamaba Marian. Y es una belleza—sonrió como un bobo—no sabía que ahora tenías de requisito que tus asistentas fuesen lindas, porque las demás practicantes que vi en los últimos meses, no lo eran—
—Aun no es fija, sigue en pruebas. Y no. No es ni tan hermosa—levanté mis hombros.
— ¡¿Qué no?! Perdón que lo diga, pero eso solo podría indicar que estás ciego. Esa chica es preciosa, parece una modelo de revista—
Ninguna modelo de revista. Es un hada, delicada, femenina, nada para ti, idiota.
Maxwell era buen negociante y me sentía satisfecho del trato que teníamos como socios, pero fuera de ahí, en el ámbito personal... Ninguna novia, solo revolcones ocasionales, mano suelta con las mujeres, bebedor los fines de semana. No me parecía, que a pesar de que esa chica no era nada mío, ni siquiera asistenta de la casa, se juntara con él.
—Mis gustos difieren de los tuyos, y más te vale mantener distancias—sonrió.
— ¿Lo que oigo son celos?—le clavé la mirada, con intenciones de intimidarlo.
—Lo que oyes, es que me curo en salud. La necesito diligente, y no pienso permitir que en mi propia casa, trates de seducirla y que no cumpla con sus responsabilidades—soltó una carcajada.
—Pero si ni es asistenta, dijiste que estaba en periodo de prueba, ¿Qué más da que solo la invite a salir, si tú al final ni la vas a contratar?—
—Tengo intenciones, que no lo haya hecho, respetando el periodo de prueba, no indica que no piense contratarla—negó con la cabeza, abriendo su maletín.

ESTÁS LEYENDO
PERFECT L1 DE LA BILOGÍA: SIN ESPERARTE
RomanceLa vida de Charles Jiménez, ha sido siempre organizada, y desde niño, la buena suerte le ha hecho compañía. Tiene una familia numerosa, el trabajo de sus sueños, y con él, unos empleados diligentes. ¿Pero qué pasa cuando olvidas agradecer lo bueno? ...