PERFECT L1 DE LA BILOGÍA: SIN ESPERARTE

CAPITULO 6:

— ¿Cómo se llama? ¿Cómo es? ¿Es una anciana?—detuve el aluvión de preguntas.

—La conocerás en breve, Julieta—ella se llevó una cucharada de cereal a la boca—y traga antes de qué digas algo—me hizo una mueca, y terminó teniendo un ataque de risa, llenando su barbilla de leche.

Le pasé una servilleta, riendo tambien, besando sus cabellos.

Mi pequeña loquita.

— ¿Entonces?—la miré—cuéntame, papá—bufó.

—Se llama Marian. Solo eso diré—me limpié tambien y me puse de pie.

— ¿Es anciana? Solo responde eso. No quiero una muñeca del año 1400 cuidándome, a la que no pueda molestar—

Recordé a la mujer. Era de todo, menos anciana. Tenía el cuerpo esbelto, caminar elegante. Podría considerarse la reencarnación de Afrodita, o una etérea hada del bosque.

—Es joven. Mucho—se quedó pensativa.

— ¿Se parece a mamá?—vi la esperanza brillar en sus ojos.

—Julieta—movió la cabeza, negando.

—Bueeeeno. Sé qué nadie es como mamá—miró sus manos— ¿Pero al menos se parece en algo?—

—Sí. Son mujeres—puso cara de póker.

Y cuando lo hacía, me sentía como si viera a Susana de pequeña. El mismo gesto, ojos, nariz y sonrisa. Julieta, de mí, había sacado el genio.

—Papáááá—me acuclillé frente a ella.

—Nena. No busques una madre donde no la habrá. Ella será tu niñera. ¿Porque no eres amable con ella y socializas? Tal vez se conviertan en buenas amigas—

— ¿Y si no le caigo bien?—la abracé.

—No digas eso. Si a todo el mundo le caes bien—

—Menos a Ma...—ladeé la cabeza.

— ¿A quién?—negó.

—Una maestra. A ella no le caigo bien. Pero dices qué es más de lo mismo. Solo planeo una buena treta y ya queda obligada a amarme—

—Mucho cuidado. Pórtate bien—asintió—y tampoco te pongas en plan orgullosa, alardeando de todo, mientras conoces a la nueva niñera—protestó.

— ¡No es justoooo! ¿Cómo tu puedes ser orgulloso y yo no? Si soy así con las personas es porque lo heredé de ti, Abelardo—la señalé.

—Ojo—

—Nariz—sonrió.

—No hagas diabluras o me enteraré—

— ¿No me llevarás?—negué.

—Tengo cosas qué hacer. Magdalena te llevará si la señorita Jenks no se ha acostumbrado aun—gruñó, apoyando la barbilla en el borde de la mesa de cristal.

—Qué divertidooooo—masculló—tengo dos opciones. O me lleva la abuela de Maléfica, o la nueva Mary Poppins—le besé la mejilla y salí del comedor cuando Geneva entraba con unas compras mañaneras de la tienda.

Qué más quisiera, que una figura más maternal, cuidara de Julieta. Que Susana estuviese aquí, para darle todos los abrazos, que sabía, mi pequeña necesitaba. Pero no había forma. Si ansiaba casarme con Alicia, era por darle esa madre que le hacía falta. Si aún no nos casábamos, era porque ninguna de las dos estaba lista.

Julieta incluso me había dicho con lágrimas en los ojos, que si yo tomaba a esa bruja, por esposa, ella se iría a vivir con mis padres, y haría que pidieran al estado, me quitaran la custodia. Y esa sola idea, me aterraba.