32-Te amo Smith.

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Bién, una habitación. Sólo un baño ¡Bravo Maxi!. Dios santo

Salí de la habitación con un short de mezclilla una camisa transparente que se notaba completo mi traje de baño negro, y una coleta alta.

Luke estaba sólo con un short de playa negro más arriba de su rodillas, y sin camisa osea con sus abdominales a la vista, se que lo hace para que yo arrodillada hastá el. Pero no será tan fácil.

–Bién, ¿Listá?–Dijo alzando su mano para que le parará.

–Eh.. Si claro–Salimos de la cabaña, sólo estabamos nosotros. Luke me contó que la cabaña era de el, y yo ni enterada. Así que sólo estamos nosotros en está playa. Al salir la brisa calurosa y el olor a mar llegó a mi, Me encanta. Luke corrió como un niño pequeño haciendo un remolino con la arena, se fué metiendo lentamente en el mar hastá quedar adentro, sonreí levemente y fuí hastá unas sillas de madera que estaban allí junto con unas mesas.

Coloqué mis lentes, quité mis sandalias y pusé mis pies en la arena hundiendolos, cerré los ojos pero no duró demasiado cuándo una sombrá y mojandó mi ropa se colocó al frente de mi, sabía perfectamente quien era. Rodé los ojos y deslize mis lentes con cuidado, Luke mojado y con una sonrisa levemente y sus manos en su cintura. Se ha que viene.

–¿No te iras a bañar conmigo? Vamos, no seas aburrida–Dijo sentandose en la silla que estaba al frente.

–Mira, Luke. Si Maxi me hubiera dicho que tú estabas aquí no vendría ni de loca, así que conformaté con mi presencia–Volví a colocar mis lentes, pero unas manos frías y mojadas los quitaron con delicadeza.

–Vamos–Hizo puchero, dios, dios–Por favor–Volvió hacer puchero.

–Bién–Quité mi camisa sin importarme que me estuviera mirando, quité mi short con lentitud, lo estaba torturando.

Dejé mi ropa en la mesa, sonreí. Nunca dejó de mirarme, agarré su mano estaba fría.

Caminamos por la arena, hastá llegar a la orilla de la playa, metí un poco mi pie. Estaba helada, negué.

–¡Vamos!–Luke jaló mi manó haciendome meter y que el agua me llegará por mis cadera, chille. Estaba muy fría, luke río a carcajadas y me empujó a el. Hastá caer completamente en el agua. Grité a mis adentros, pero luego me sumergí toda.

–Bién, ¿Y que quieres hacer luego?–Dijo agarrando mi cintura y atrayendome a el.

–No se lo que quieras–Dije acercandome más, mi conciencia se iba cadá vez que lo veía. Parecía que lo perdonará sólo con mirarlo a sus ojos cafeses.

–¿Y decías?–Río, creo que escuchó lo que pensaba–¿Sabes jugar pocket?–Negué y miró sorprendidó.

Me jaló hastá la orilla y salimos del agua, volvimos a la mesa.

–Esperame aquí ¿Si?–Asentí y fuí corriendo hastá la cabaña que quedaba justó al frente de la playa. Sonreí, me sentía feliz no lo sé porque pero cuándo estaba juntó a el me sentía completa, no me hacía falta nada. Sólo nosotros dos.

Un Luke corriendo desesperada menté reí, llegó a mi con algunos juegos de mesas, todos lo sabía jugar menos Pocket, el pocket era un maletín plateado, el se sentó en la silla del al frenté e hizo unos golpesitos en sus piernas, fruncí el ceño.

–Si quieres aprender, tendras que sentarté en mis piernas–Dijo pícaro.

–¿Que?–Me alarme, está loco.

Vovió a dar golpesitos en sus piernas, y sin más me levanté y quedé mirándolo al frenté. Me jaló y quedé sentada en su regazo, tragué saliva cuándo sentí una mano en mi cintura.

–Bién, es muy simple–Dijó abriendo el maletín llenó de fichas, rojas, verdes, blancas y azules.

–Bién ya entendí–Dije dejando las fichas en la mesa, y rodandome para verlo. Acaricié su cachete y el me agarró más fuerté de la cintura, se acercó y juntó sus labios con los míos. Nuestras leguas se juntarón, sólo se escuchaba el sonído de la playa y  nuestros jadeos. Me alejé un pocó sin pararme de sus piernas, sonreímos. Dejó otro beso en mis labios.

Entré besos y besos. Nos quedamos algunas horas allí.

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–¿Que quieren de comer?–Dijo el mesero.

–Yo..–Dijo Luke leyendo el menú–Una pizza margarita con un agua mineral, por favor.

–Yo, una pizza cuadro queso. Y una coca-cola, por favor–Hablé esta vez yo.

–Bién, con permiso–dijo anotando algo en una libreta para luego irse.

Luego de habernos comido una rica pizza, nos dirigímos caminando a la cabaña sin una sola palabra, solo ibamos tomados de la mano a la luz de la luna.

–Pensé que cuándo me vieras te ibas a ir corriendo, juró que si yo fuerá tú. No estaría con un completo idiota como Luke Brown.–Dijo sentandose en el sofá.

–Bueno muy simple. Lo sé sigues siendo el completó idiota que conocí hace algunos años–Agrugué con una mueca y sentándome en el sofá que está al frente.

–¿Es un cumplido?.

–No, es una realidad–Dije con cara de "Es enserío".

–Sólo se una cosa... ¿Una oportunidad de decirte cuánto lo siento? Te sigó amando marie, Te amo Smith.

Sonreí a mis adentros, pero no duró mucho cuándo salí corriendo hacía el y lo abrazé como si en algún momento se desapareciera. Es increible volver a sentir la conexión, y no solo eso, el remolino que hay en mi estomago parecé que volvió a nacer.

Me alejé un poco y lo miré a los ojos, sonreímos al instanté agarró mi cintura con sus dos manos. Y coloqué mi mano en su cuello, no pasó mucho tiempo para decir que ya nos estabamos besando, me alzó separandome del suelo, y es que Luke es dos cabezas más grande, yo soy una ridícula enana al lado de ese gigante. Coloqué mis piernas en su cintur, parecé que sólo llevaba un peso, sin dejar de besarnos abrió la puerta de la habitación con un portazo.

Me colocó en la cama y luego se colocó encima de mi, sin hacer daño alguno. Jadeos y gemidos eran lo único que se escuchaba.

Me acosté en su pecho empezó a acariciar mi cabello, mientras yo tocabá cada uno de sus abdominales, nunca pensé volver a ver a Luke.

–Nunca pensé que volvería a verte–Dije subiendo mi cabeza para verlo.

–Se que fué el peor error, pero el más grave fué olcultarte la verdad de lo que estaba pasando–Dijo sincero.

–Nunca he tenido la oportunidad de decirtelo, pero es realmente bueno verte de nuevo.

–Para mí fué un placer volver a verte, señorita smith.

Comenzó a hacer cosquillas en mi estomago haciéndome gritar y reir. Reímos como nunca habíamos reído.

–Para, ¡Para Ya!–Dije entré risas.

–No, dí que me amas.

Rodé los ojos y le dí un golpe en su amiguito, haciendo que gritará de dolor.

–Nunca, señor Brown

Te amo, te amo te amo. Lo repetiría cuántas veces quieras.

Mundos Completos #2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora