All These Years • jb [3]

Veinticinco; ¿Está mal?

Llamé al timbre de casa de mi mejor amiga y ella me abrió poco después.

—Hola —Sonrió y se hizo a un lado para dejarme pasar—, perdón por el follón, pero es que hemos empezado hoy con las reformas. —Me explicó señalando una pila de materiales y cajas situada a un lado de las escaleras.

—Tranquila —Negué con la cabeza—. ¿Están trabajando ahora? —pregunté curiosa al no escuchar ningún ruido.

—Que va, acaban de irse para comer, volverán en una hora o así.

—Oh, vale. —Asentí comprendiéndolo.

—Vamos a la cocina, anda —Señaló hacia sus espaldas—, la comida ya está casi hecha.

—¿Y a qué ha venido esto de invitarme a comer de la nada? —Me interesé mientras nos dirigíamos hacia allí.

—Pues los niños se han ido hoy de excursión, así que estarán todo el día fuera y no volverán hasta las seis o así, cuando Dan vaya a buscarlos después del trabajo —empezó a explicarme— y como él va a estar liado todo el día y yo tengo que quedarme aquí por si surgiese algún problema con las obras...

—Has pensado en invitarme a mí para no estar tan sola. —Terminé yo.

—Exacto —Me señaló sonriente—. A lo largo de la mañana he estado haciendo varias cosas para entretenerme, pero ya he terminado. —Se encogió de hombros justo cuando nos adentramos en la cocina.

—Es bonito saber que me tienes como comodín para cuando te aburres —bromeé dejando mi bolso sobre la isla de la cocina.

—No digas tonterías, anda. —Agitó su mano y se dirigió hacia la vitrocerámica para destapar una olla y moverla un poco.

—Huele muy bien —comenté acercándome a ella.

—Son albóndigas con almejas. —Me explicó a la vez que apagaba la vitrocerámica.

—¿Tú puedes comer almejas estando embarazada? —Fruncí el ceño.

—Hay muchas opiniones sobre el tema —dijo a la vez que cogía un par de platos del armario que tenía sobre su cabeza—, pero mi doctora dice que si están bien cocinadas y no abuso no hay ningún problema.

—Vale —Asentí y observé como servía la comida en los dos platos—. ¿Los llevo para el comedor? —Le pregunté cogiéndolos.

—Sí, por favor. Ya está todo listo.

Salí de la cocina para dirigirme hacia el comedor y, tal y como me había dicho Liv, pude ver que la mesa ya estaba puesta y solo faltaban los platos que yo llevaba y dejé sobre los manteles individuales.

Liv llegó enseguida y ambas nos sentamos.

—Por cierto —hablé mientras nos servía a ambas un poco de agua.

—¿Qué pasa? —Mi amiga me miró curiosa.

—Puedo quedarme haciéndote compañía hasta algo más de las cuatro, pero luego tengo que irme.

—¿Y eso? ¿Tienes alguna entrevista o algo? —preguntó mientras partía las albóndigas con su tenedor.

—En realidad, ¿te acuerdas de lo que hablamos ayer sobre Justin?

Ella resopló.

—¿De verdad te piensas que me he olvidado? —Alzó una ceja— Simplemente estaba esperando a sacar el tema cuando hubieses comido para echarte en cara que te acababa de alimentar si decidías no contarme todos los detalles —confesó haciéndome reír con fuerza.