Treinta y ocho; Menuda locura

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Blair's POV:

Cerré la puerta de la suite y solté un largo suspiro antes de apoyarme en ésta.

—Bien, ha ido mejor de lo que pensabas. —Me dije a mí misma.

Realmente, por un momento llegué a pensar que Justin no se presentaría en la recepción y había estado a punto de irme, pero por suerte él había aparecido justo a tiempo. Y menos mal que lo había hecho.

Me aparté de la puerta y me adentré en la suite, yendo a parar a la sala de estar, donde había un enorme sofá con forma semicircular, con vistas a la ciudad. A mano izquierda se encontraba la habitación, con una cama king sizeque me llamaba a gritos, sin embargo, primero necesitaba darme una ducha.

Dejé mi bolso y el abrigo sobre la cómoda que había frente a la cama y coloqué la maleta sobre esta última para poder abrirla y buscar algo cómodo que ponerme tras la ducha. Finalmente conseguí dar con unas mallas negras y una simple sudadera gris.

Llevé la ropa al baño y tras dejarla sobre el mármol del lavamanos me despojé de la que llevaba antes de recoger mi pelo en un moño en lo alto de mi cabeza con la ayuda de un coletero que había sacado antes de mi bolso.

Un suspiro de alivio se escapó de mis labios en cuanto sentí el agua caliente chocar con mi piel, destensando mis músculos.

Mientras dejaba que mi cuerpo se empapase por competo me paré a pensar en todo lo que había ocurrido a lo largo de aquel día, al que aún le quedaban muchas horas.

Sin duda, cuando me había despertado aquella mañana —tras las pocas horas que había dormido—, lo último que creía era que acabaría terminando el día en una habitación de hotel; aunque pensándolo bien, quizás era lo mejor y probablemente debería haberle hecho caso a Justin ayer, pero mejor tarde que nunca, ¿no?

Inevitablemente una pequeña sonrisa tiró de mis labios al pensar en él. Sinceramente, si no hubiese sido por él ni siquiera sé dónde estaría ahora mismo. Es decir, habría buscado algún plan B y tenía más que claro que no habría vuelto a casa. Probablemente habría ido al hotel de Rick y Caroline, tal y como había pensado hacer antes de que Justin me hiciese cambiar de planes, pero no creía que me hubiese podido abrir con ellos tanto como lo había hecho con él, no porque no confiase en ellos, sino porque habría tenido que contarles absolutamente todo y Justin conocía ya parte de la historia.

A decir verdad, me había sentido bastante aliviada al contarle todo a Justin. El poder compartir con alguien lo que me había sucedido me había ayudado a deshacerme del gran peso que cargaba sobre mis hombros desde hacía cosa de un mes.

Suspiré una vez más y alcancé el gel de baño para enjabonar mi cuerpo antes de aclararme y salir de la ducha. Envolví mi cuerpo en una de las toallas que había sobre el mármol del lavamanos y pasé mi mano por el espejo, intentando eliminar el vaho que se había formado al ducharme.

—Madre mía... —murmuré al observar mi reflejo en el espejo.

Sin duda, no era uno de mis mejores días, me sorprendía que Justin hubiese sido capaz de reconocerme y no hubiese salido corriendo al verme.

Me sequé rápidamente y me deslicé en la ropa que había dejado preparada antes de regresar a la habitación, donde me dejé caer sobre la cómoda cama. Me estiré por completo en ésta y fijé mi vista en un punto del techo, recapitulando una vez más todo lo que había sucedido. Mis ojos pesaban muchísimo y me estaba costando mantenerlos abiertos, pero mi mente no paraba de funcionar.

Mordisqueé mi labio inferior al recordar la última conversación con Justin. Comprendía que para él solo existiese la opción de denunciar a Nate, ya que al fin y al cabo podía ser la más razonable. Sin embargo, la idea de intentar hacer una especie de trato con Nate no había sido precipitada, se me había ocurrido de camino al hotel y había estado meditando bastante sobre ello mientras esperaba a Justin en la recepción y cuando él había ido a reservar aquella misma habitación.

All These Years • jb [3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora