Ochenta y ocho; Acción de Gracias

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23 de noviembre

Justin's POV:

—¿A qué hora volverás? —Me preguntó Blair, acercándose a mí.

—No lo sé, pero no tardaré demasiado —Le prometí dedicándole una pequeña sonrisa a la vez que me abrochaba la chaqueta—. Te avisaré cuando esté de vuelta para que te dé tiempo a arreglarte, ¿vale?

—Anda que hacerte trabajar en Acción de Gracias... —Esbozó una mueca.

—Bueno, en Canadá fue hace más de un mes. —Le recordé.

—Lo sé, pero que tu novia sea estadounidense también debería servir como excusa —murmuró a la vez que jugueteaba con la cremallera de mi chaqueta, haciéndome reír.

—Será una reunión muy corta y en cuanto termine volveré para que podamos irnos a comer juntos.

—Está bien —Asintió resignada—. Que vaya bien la reunión. —Me deseó.

—Gracias. —Le sonreí y me acerqué a ella para darle un corto beso antes de dirigirme hacia la puerta.

Salí de la casa, dejando que el frío viento chocase con mi cara. Hacía varios días que las temperaturas habían bajado bastante y estaba seguro de que no deberíamos estar a más de cinco grados. En mi camino hacia el coche miré hacia una de las ventanas que daban a la parte delantera de la casa y, como esperaba, pude ver a Milo y Esther ladrándome a través de ésta; siempre hacían eso cuando nos íbamos de casa. Reí al ver como Blair intentaba apartarlos de allí y agité mi mano a modo de despedida por última vez antes de subirme al coche. Una vez dentro de éste solté un suspiro, ya relajado. Había colado.

De inmediato arranqué el coche y puse rumbo a Toronto. Blair creía que me dirigía a la ciudad para reunirme con unos productores, pero en realidad iba de camino al aeropuerto para recoger a Rick, Caroline, Faith, Liv, Dan y los niños. La idea de sorprenderla se me había ocurrido hacía unas semanas y pensé que Acción de Gracias era la ocasión perfecta para hacerlo. También había invitado a los padres de Blair, pero por cuestiones del trabajo de su padre no podían venir, y a sus guardaespaldas, pero ellos tenían planeado pasar ese día con sus familias.

Tardé unos cuarenta minutos en llegar al aeropuerto y aparqué el coche lo más cerca posible de la terminal. Una vez dentro me dirigí a la zona de llegadas y saqué mi teléfono, viendo que hacía un rato que había recibido un mensaje de Liv, avisándome de que ya habían llegado; aunque aún tuve que esperar unos minutos más para que dos pequeños rubios atravesasen las puertas que había frente a mí.

—¡Justin! —Alex fue el primero en verme y no dudó en correr en mi dirección, esquivando a varias personas.

—¡Alex, no corras! —Le reprendió Liv, que llegaba detrás de ellos, arrastrando una maleta— ¡Harper! —Ahora le llamó la atención a su hija al ver que imitaba a su hermano.

Yo reí ante la escena y me agaché para poder recibir a los mellizos.

—¿Qué hay? —Choqué la mano de Alex y en cuanto Harper se lanzó a mis brazos la alcé unos centímetros del suelo haciéndola reír.

—¿Qué os he dicho nada más bajar del avión? —Liv miró molesta a sus hijos cuando llegó junto a nosotros—. No podéis salir corriendo así como así, ¿y si os perdéis?

—Es que vais muy lentos. —Se quejó Alex haciéndome reír.

—Tranquila, Liv —Me levanté—. Me habían visto ya y venían directos hacia mí.

Ella suspiró y apartó su pelo de su hombro.

—Es que no sabes lo estresante que es viajar con ellos —murmuró—. Lo primero que les digo es que no se separen de nosotros y míralos... —Los señaló.

All These Years • jb [3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora