Setenta; Es lo único que pido

2.6K 212 59
                                    

—Se nos ha acabado ya el tiempo —comentó Laura observando el gran reloj que había en la pared a su izquierda—. ¿Nos vemos el miércoles? —Ambas nos levantamos.

—Claro, como siempre. —Le sonreí.

—Oh y espero que pases un buen cumpleaños. —Me deseó.

—Gracias, aunque no creo que haga mucha cosa, la verdad —Me encogí de hombros—. Simplemente una cena con mi familia y poco más.

—Bueno, ya es algo distinto, ¿no? Seguro que te viene bien despejarte un rato, aunque estoy muy contenta con los resultados que estamos obteniendo —confesó acariciando mi brazo en un gesto reconfortante.

—Me alegra oír eso —admití sonriente.

—Y a mí decírtelo —Me sonrió—. Las primeras semanas fueron algo duras, pero es normal teniendo en cuenta todo por lo que acababas de pasar. Te habías vuelto a recluir en tu coraza, tal y como hiciste al principio, y solo necesitabas volver a salir.

—Espero que a partir de ahora todo sea más sencillo. —Suspiré y cogí mi bolso.

—Ya verás como sí. —Me animó.

—Hasta el miércoles, que pases un buen fin de semana. —Me despedí de ella.

—Igualmente. —Me sonrió antes de dirigirse hacia su escritorio.

Salí de la consulta y en la entrada me despedí de la recepcionista rápidamente en mi camino hacia la puerta.

Nada más montarme en el ascensor cogí mi móvil y avisé tanto a mi madre como a Jordan de que ya había salido. Por primera vez desde que habíamos vuelto a Houston había venido sola a la consulta de mi psicóloga; no es que la prensa hubiese desaparecido por arte de magia, pero tras varias semanas molestándome a todas horas parecía que se habían dado cuenta de que mi vida en Houston no era precisamente apasionante y ya no los veía tan seguido o bueno, al menos no se hacían notar tanto.

Cuando llegué a la planta principal me apresuré a salir del edificio, no sin antes despedirme con un leve asentimiento de cabeza del portero, y me metí en el coche de mi madre, quien me lo había prestado ya que mi padre utilizaba el suyo para ir al trabajo.

Dejé mi bolso sobre el asiento del copiloto y metí las llaves en el contacto para poner el coche en marcha. Escogí una emisora de radio para amenizar el trayecto hasta mi casa con algo de música y arranqué.

No era de ese tipo de personas a las que le encantaba conducir, pero era agradable sentarse detrás del volante y poder dirigir un coche después de varias semanas siendo llevada a todas partes, como si fuese una adolescente que aún no había conseguido su carné de conducir y necesitaba que sus padres la llevasen a todas partes. Además, yendo sola podía escoger la música y cantar las canciones, sin Jordan molestándome.

—Muy bien —La voz del presentador se escuchó por los altavoces cuando la canción de Drake terminó—. Después de este temazo y para continuar con este programa especial en el que os estamos poniendo canciones de hace algunos años vamos a ralentizar un poco las cosas... El siguiente cantante es también canadiense y aunque hace ya algunos años que se ha retirado, a lo largo de su carrera nos dejó muy buenas canciones, como este E.T.A.

En cuanto escuché aquel nombre y los primeros acordes de la canción inundaron el vehículo sentí mi corazón detenerse por un instante. Aún recordaba la primera vez que había escuchado aquella canción, o bueno, al menos el prototipo de lo que terminaría siendo en un futuro.

Sonreí al ver a Justin de espaldas a mí, sentado en uno de los sillones de la amplia terraza de su casa.

Me acerqué poco a poco a él, escuchando cada vez con mayor claridad los acordes de su guitarra. Cuando estuve justo detrás de él rodeé su cuello con mis brazos, sobresaltándole un poco y provocando que dejase de tocar.

All These Years • jb [3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora