Setenta y siete; Consejos

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Me removí entre las sábanas cuando empecé a despertarme, desperezándome poco a poco. Aún con los ojos cerrados palpé la cama, en busca de Justin, y al no dar con él terminé abriéndolos, dándome cuenta de que estaba sola en la habitación.

Solté un suspiro y me senté en la cama a la vez que frotaba mi rostro, como si aquello pudiese llevarse el sueño que aún tenía. Me volví hacia la mesita de noche y cogí mi móvil, comprobando que eran las nueve pasadas.

—Mierda —murmuré por lo bajo a la vez que me deshacía de las sábanas que cubrían mi cuerpo para poder salir de la cama y dirigirme hacia el baño.

El vuelo de Justin salía a las once y aunque viajar en jet significaba ahorrarse las esperas en el aeropuerto tampoco se podía llegar justo de tiempo y el aeropuerto estaba algo lejos de aquí.

Tras asearme un poco salí de la habitación y bajé las escaleras para buscar a Justin, a quien encontré tomándose un café en la cocina ya vestido.

—Hey, buenos días. —Me saludó al verme entrar, dejando a un lado su tablet.

—Siento haberme dormido. —Me disculpé algo avergonzada al acercarme a él.

—No pasa nada, era yo el que tenía que madrugar para dejarlo todo listo para irme —Se encogió de hombros y pasó su brazo por encima de mis hombros para acercarme a él y besar mi mejilla—. Por cierto, no sé si lo has visto, pero he dejado tu ropa de ayer encima de la cómoda de la habitación.

—Oh... gracias. —Le sonreí.

—No hay problema —Negó con la cabeza—. ¿Quieres tostadas? —Me ofreció con la intención de levantarse, pero yo le detuve poniendo mi mano sobre su brazo.

—Tranquilo, ya me encargo yo de prepararme el desayuno, tú termina con el tuyo.

—Está bien, ya sabes donde está todo.

Yo sonreí y asentí antes de dirigirme hacia la nevera, de donde saqué un zumo de frutas.

—En cuanto me siente para desayunar le enviaré un mensaje a Jordan para ver si alguno de ellos puede venir a buscarme. —Le expliqué a Justin mientras sacaba un par de rebanadas de pan de la bolsa que había sobre la encimera.

—Ya te dije ayer que podía llevarte yo. —Me recordó.

—Lo sé, lo sé —Metí el pan en la tostadora—. Pero creo que igual ya vas algo justo de tiempo y no quiero que te retrases más. —Me volví para mirarle, apoyándome en la encimera.

—Está bien, como quieras —Asintió—. Yo solo te lo decía para pasar algo más de rato juntos —admitió, arrancándome una sonrisa.

—Awww... —Esbocé un puchero y me acerqué a él, abrazándome a su cintura.

—¿Qué tal has dormido? —Me preguntó pasando su mano por mi espalda.

—Genial —Le aseguré alzando la cabeza para mirarle—. ¿Tú?

—De maravilla. —Sonrió y me besó.

—Me alegro —Sonreí también, acariciando su pecho—. ¿Tienes algo que hacer al llegar a Los Ángeles? —Miré su tableta.

—No, como ayer fue festivo hemos pensado que sería mejor que la gente no apareciese por la oficina sin haber dormido o con resaca —bromeó haciéndome reír—. Mañana sí que tenemos una reunión para hablar de los chicos que vine a conocer.

—Sigues sin decirme el nombre de ese del que escuché una maqueta. —Le recordé.

—Vaya, ¿todavía te acuerdas? —Me miró enarcando una ceja.

All These Years • jb [3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora