Cincuenta y ocho; Juicio

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La alarma de mi teléfono empezó a sonar con insistencia, provocando que al fin apartase la vista del techo de la habitación, el cual llevaba mirando probablemente horas.

Me removí entre las sábanas y me estiré hasta alcanzar mi mesita de noche para poder detener ese molesto sonido antes de dejarme caer de nuevo contra el colchón.

Había llegado el día.

Escuché un ruido proveniente de la puerta y me volví hacia ésta a tiempo para ver como Faith la abría, aún vestida con su pijama.

—Hey, buenos días. —Me deseó al terminar de entrar en la habitación.

—Buenos días —respondí yo, intentando corresponder su sonrisa—. ¿Mis padres se han despertado ya? —Quise saber.

Hacía un par de días que habían llegado a Los Ángeles y se estaban quedando en la habitación de invitados que había en la casa.

—Creo que no o al menos no han salido de su habitación porque no he escuchado ruido en la casa. —Me explicó al subirse a la cama, junto a mí.

—Está bien. —Asentí.

Ambas nos mantuvimos en silencio por unos segundos antes de que, finalmente, mi amiga volviese a hablar.

—¿Cómo estás? —Quiso saber.

Un suspiro se escapó de mis labios y de nuevo miré hacia el techo.

—Ni lo sé —admití—. Apenas he pegado ojo esta noche. —Giré la cabeza para mirar a Faith.

—Ya, yo tampoco he dormido muy bien —confesó.

—Gracias por haber pedido el día libre y acompañarme.

—Ni lo digas —Negó con la cabeza—. Era lo que tenía que hacer, hoy nos necesitas a todos contigo, aunque me sabe mal no poder ir el resto de días.

—Tranquila, con que vengas hoy es más que suficiente —Le aseguré—. Además, Dan y Liv me han prometido que vendrían todos los días.

—¿Y Justin? —Se interesó.

Nuevamente suspiré, al recordar la conversación que habíamos tenido hacía un par de días en casa de Liv, cuando nos habíamos reunido todos allí para cenar.

—Menos mal que has llegado antes que nosotros, esos periodistas llevan siguiéndome desde esta mañana. —Suspiré frustrada cuando Justin pasó sus brazos por mi cintura para acercarme a él.

Estábamos solos en la cocina, ya que el resto se encontraba en el porche del jardín. Yo acababa de volver del baño y me lo había encontrado allí, buscando un par de cervezas.

—No se calman, ¿eh?

—No, parece que no —Apoyé mis manos sobre su pecho—. Tú dices que te han estado siguiendo, ¿no? —Deslicé mis manos hasta su cuello y le miré a los ojos.

—Sí —Asintió—, solo se han acercado para preguntarme dos o tres veces, pero les he visto más veces.

Dejé caer mi cabeza contra su pecho y sentí los labios de Justin sobre mi coronilla.

—Lo que hablé con mis abogados el viernes... —Me separé un poco de él y pude ver como asentía.

—Me jode muchísimo no poder acompañarte, pero tienen razón —admitió—, lo mejor es que solo vaya cuando me toque declarar.

—Voy a estar bien. —Quise convencerle para que se quedase más tranquilo, pero ni yo misma las tenía todas conmigo.

—No hace falta que te hagas la fuerte por mí, preciosa —Me sonrió—. Es normal que toda esta situación te afecte.

All These Years • jb [3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora