Sesenta y nueve; ¿Mi mejor cumpleaños?

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12 de junio

—No puedo más. —Me dejé caer sobre el banco de ejercicios, bajo la divertida mirada de Tony.

—Menuda floja estás hecha. —Se burló Jordan, situado a varios metros de mí.

Ni siquiera me molesté en contestarle y simplemente le mostré mi dedo corazón, haciéndole reír.

—No te metas con ella que hoy lo ha hecho muy bien. —Me felicitó Tony.

—¿Ves? —Le mostré la lengua a Jordan y él rió.

—¿Habéis acabado ya? —Se acercó a nosotros y miró a Tony.

—Sí —Asintió—. El miércoles seguimos. —Me guiñó un ojo.

—Entonces la llevaré a su casa porque yo también estoy —Me miró—. ¿Te esperas a que me duche y nos vamos?

—Claro. —Asentí y alcancé la botella de agua para darle un largo trago.

—No tardo. —Me prometió alejándose ya de allí.

—Yo voy a ponerme a entrenar. —Me indicó Tony.

—Claro, ya te he entretenido bastante. —Le sonreí y él negó con la cabeza.

—Está bien volver a los viejos tiempos, ya no me acordaba de lo divertido que era darle ordenes a alguien —bromeó—. Patrick y yo estamos allí mismo si nos necesitas. —Señaló a un lado de la estancia, donde se encontraba su compañero ejercitando.

—Tranquilo. —Negué con la cabeza.

—Que vaya bien el resto del día. —Me deseó.

—Igualmente. —Le sonreí antes de que se uniese a Patrick.

Cuando me quedé sola solté un suspiro y miré en la dirección por la que se acababa de ir Jordan, sin poder verle, ya que probablemente se había metido ya en el vestuario. Yo nunca me duchaba allí, siempre esperaba a hacerlo al volver a casa ya que no me entusiasmaba demasiado tener que pasearme entre mujeres con cuerpos perfectamente moldeados cuando mi autoestima no estaba en su mejor momento —aunque iba mejorando poco a poco—; por no hablar de que a estas alturas no me fiaba de nadie y si, aún estando rodeada por mis tres guardaespaldas, la prensa había conseguido imágenes mías entrenando no quería ni imaginarme lo que podría salir si entrase al vestuario.

Aparté la vista de allí y observé el lugar y las personas que se encontraban allí. Llevaba ya algo más de un par de semanas entrenando unos tres días a la semana con la ayuda de Tony y no iba a mentir, las primeras sesiones me habían dejado sin energía alguna porque mi guardaespaldas era bastante exigente y bueno, también debía admitir que estaba en bastante baja forma. Sin embargo, parecía que poco a poco me iba acostumbrando a sus intensas sesiones de entrenamiento e incluso empezaban a gustarme.

Le di un último trago a la botella y alcancé la pequeña bolsa que siempre me traía para meter el agua, una toalla y mis pertenencias. De ésta saqué mi teléfono móvil y me entretuve con él hasta que Jordan vino a por mí.

—¿Nos vamos ya? —Colgó de su hombro su bolsa de deporte.

—Claro —Asentí levantándome—. Nos vemos, chicos. —Me despedí de mis otros dos guardaespaldas, que alzaron la mano en mi dirección.

—Nos vemos luego en casa —Les dijo Jordan—. Yo me encargo de la comida. —Les aseguró.

—Pobres de ellos... —comenté cuando empezamos a alejarnos de allí.

—¿Nos vienes tú a hacer la comida a ver qué preparas? —Me miró enarcando una ceja.

—Pues algo mejor que lo que sea que vas a cocinar tú seguro.

All These Years • jb [3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora