Cuarenta y nueve; Regreso

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14 de abril

Cerré mi libreta soltando un largo suspiro y dirigí mi mirada hacia la ventanilla que había justo a mi lado, observando la ciudad a mis pies y como cada vez nos íbamos acercando más y más a ella.

—Tú puedes, Blair. —Me dije a mí misma.

Guardé la libreta en mi bolso junto al bolígrafo con el que había estado escribiendo y me dediqué a mirar por la ventanilla hasta que finalmente aterrizamos en la pista. Cuando el avión se detuvo al fin mi vista se dirigió hacia el coche que había aparcado a varios metros de éste, o más bien hacia la persona que se encontraba apoyada sobre él y consiguió acelerar aún más mis pulsaciones.

—Ya puedes bajar. —Me avisó el piloto.

—Gracias. —Le sonreí tras coger mi bolso y levantarme de mi asiento.

Me dirigí hacia la salida del jet y me despedí amablemente de la tripulación antes de empezar a bajar las escaleras y cuando finalmente puse un pie sobre tierra me quedé parada frente a éstas, observándole al igual que él había estado haciendo conmigo desde que había pisado el primer escalón. Una pequeña sonrisa tiró de sus labios y se apartó un poco del coche.

—¿Te vas a quedar ahí parada, preciosa? —bromeó.

Yo sonreí también contagiada por él y sin pensármelo ni un segundo me acerqué a él, dejándome rodear por sus brazos. Justin me apretó contra su cuerpo y yo apoyé mi cabeza sobre su hombro por unos segundos antes de apartarme lo justo y necesario para poder mirarle a la cara.

—Te he echado de menos —confesé logrando arrancarle una nueva sonrisa.

—Y yo a ti, preciosa —aseguró a la vez que pasaba su brazo por encima de mis hombros para volver a acercarme a él y dejar un beso sobre mi frente— ¿Qué tal el vuelo? —Deslizó su mano hasta mi espalda.

—Bueno, estaba algo nerviosa por volver —confesé mirando a mi alrededor antes de volver a posar mis ojos sobre él.

—Todo irá bien. —Me animó acariciando mi espalda.

—Eso espero. —Suspiré y mordisqueé mi labio inferior nerviosa, llamando la atención de Justin.

Por unos segundos ambos nos quedamos en silencio, pero finalmente Justin apartó su mirada de mí y la fijó al frente.

—¿Por qué no te subes al coche? —Me propuso— Yo iré a hablar con ellos y enseguida nos vamos —Señaló con la cabeza hacia mis espaldas, donde supuse que estaba la tripulación—. Liv y Dan deben estar esperándonos ya.

Desde el momento en el que le conté a mi mejor amiga que debía volver a Los Ángeles fui invitada —o más bien obligada— a ir a su casa a comer.

—Claro. —Sonreí levemente y me aparté un poco de él, deshaciendo así su agarre sobre mí.

Justin sonrió también y se volvió para abrirme la puerta, gesto que agradecí con un leve gracias antes de entrar en el coche y que él volviese a cerrar la puerta.

A través de la ventana vi como se acercaba al jet y yo suspiré a la vez que me abrochaba el cinturón.

De mi bolso, situado sobre mi regazo, saqué mi móvil y le envié un mensaje a mi madre para avisarla a ella y mi padre de que ya había aterrizado. Su respuesta no se hizo esperar, interesándose por cómo había ido el vuelo y dándome ánimos.

Sinceramente, aún no terminaba de creerme que estuviese allí. Hacía casi dos semanas, en mi penúltima sesión con Laura antes de venir a Los Ángeles creía que ni siquiera sería capaz de subirme al avión, sin embargo, había decidido tomarme todo aquello como una especie de terapia de choque, tal y como había dicho mi psicóloga. Laura me había explicado que lo único que conseguiría si atrasaba aún más mi regreso a aquella ciudad sería hacer más grande mi miedo y que, aunque probablemente fuese complicado, debía intentar enfrentarme a todo aquello. Además, me había recomendado que escribiese cualquier pensamiento que cruzase mi mente en la libreta a la que había estado aferrada durante prácticamente todo el vuelo.

All These Years • jb [3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora