Diez; Barbacoa

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—Menuda calor hace. —Suspiré tras subirme en la parte trasera del coche de Faith, sentándome junto a Nate.

—Pues sí —Asintió mi amiga y en cuanto arrancó puso el aire acondicionado—, estamos a treinta y seis grados.

—Qué ganas de volver a Nueva York —Suspiré—. No es que allí las temperaturas sean muchísimos más bajas, pero desde luego son más soportables. —Esbocé una mueca.

—¿Puedo irme con vosotros? —preguntó Faith haciéndonos reír.

—Sabes que puedes venir cuando quieras. —Le sonrió Nate.

—Genial, en una semana me tenéis allí —aseguró y nosotros reímos una vez más.

—Al trabajo que le den, ¿no? —bromeé.

—Bueno, de algo me tiene que servir que mi ex sea mi jefe, ¿no?

—¿Tu ex es tu jefe? —preguntó Nate algo sorprendido.

—Desde hace unos meses sí. —Asintió.

—Vaya, ¿está de moda eso de trabajar para tu ex? —Se volvió hacia mí mirándome algo divertido.

—Idiota. —Golpeé su brazo y él rió.

—Bueno, mientras haya buen rollo no hay problema —Faith se encogió de hombros—. A ver, es cierto que al principio fue algo raro porque hacía bastante tiempo que no nos veíamos —confesó—, pero Hugo y yo acabamos bien, al igual que Justin y Blair, así que no hay tensiones innecesarias, al menos por mi parte. —Se apresuró a aclarar mirándome a través del retrovisor.

—Sí, no he pasado mucho tiempo con Justin, pero no me siento incómoda ni nada cuando estamos juntos. —Negué con la cabeza.

—Creo que nunca me llegaste a decir por qué rompisteis. —Nate me miró curioso.

—Resumiendo, nos dimos cuenta de que cada vez se nos hacía más complicado combinar nuestras agendas con nuestra relación y casi sin darnos cuenta nos estábamos distanciando. No seguíamos queriendo, pero... había algo distinto —Una sonrisa triste tiró de mis labios—. Así que pensamos que lo mejor era cortar por lo sano antes de que alguno de nosotros terminase herido.

—Oh... yo también he tenido ese problema alguna que otra vez —admitió.

—Es que vuestro mundillo es muy jodido —Intervino Faith—. Vuestras vidas están expuestas al mundo entero, constantemente salen rumores, podéis tiraros meses sin pisar vuestra casa...

—Es el precio de la fama —Me encogí de hombros—. Al final acabas acostumbrándote, ¿no? —Miré a Nate.

—No te queda otra —Sonrió levemente—. Pero bueno, supongo que hace falta dar con la persona indicada para encontrar algo de estabilidad —dijo aquello mirándome a los ojos.

Una amplia sonrisa tiró de mis labios al escucharle decir aquello y me acerqué a él para besarle.

—Te quiero —susurré contra su boca, arrancándole una nueva sonrisa.

—Yo más —aseguró antes de volver a besarme.

El suspiro de Faith hizo que nos separásemos y nos volviésemos hacia ella.

—Qué monos sois —dijo haciéndonos reír— y que sola estoy —añadió.

—Eso es porque tú quieres —Me abracé a Nate—. Ayer mismo me dijiste que un compañero te había invitado a tomar algo y que le habías dicho que no. —Le recordé.

—Le dije que no porque lo que ese quiere es que acabe en su cama.

—Eso tampoco lo sabes. —Fruncí el ceño y ella rió.

All These Years • jb [3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora