¿Me haces mejor o peor?

capítulo 41

Dios... ya puedo morir en paz...

Me levanté por una melodía que me parecía conocida, el tono de llamada de mi teléfono. Vi la hora en el reloj que había al lado de la cama, eran las dos de la mañana.

Quien me llama a esta hora?

Sentí algo moverse al lado mío, y ahí me acordé, no estaba en mi casa, estaba con jimin compartiendo su cama.

Su rostro era pacifico y si no fuera porque mi teléfono no paraba de sonar me hubiera quedado viéndolo dormir.

Con cuidado de no despertar a jimin, me levanté y fui a buscar mi teléfono, la llamada era de luci.

--hola!!!

--shhh hola que pasa?

--como que que pasa?! Te llamé cinco veces! Donde estas?!

--Dios, me olvidé decirles.... cuando quise volver se largó a llover, así que llamé a alguien que vivía cerca y estoy en su casa.

--no te pudiste acordar antes de decirnos?!

--ya cálmate, estoy bien...

--cuidate, nos vemos mañana.

--buenas noches...

Luci cortó la llamada y yo volví a la habitación donde me volví a acostar. El brazo de jimin me rodeó al instante.

--con quien hablabas?-- pregunto con voz soñolienta.

--te desperté?-- pregunte en un susurro.

--si...-- contesto con una sonrisa, como si fuera algo bueno.

--por que sonríes?

--porque tu pelo así luce divertido...-- dijo con esa sonrisa que hace desaparecer sus ojos, no es que se vieran mucho antes por lo cansado pero por lo menos los veías un poco.

Pase mis manos por mi pelo para acomodarlo.

--te ves linda así...-- dijo antes de volver a cerrar los ojos.

Lo observé por un rato, era tierno así. Sus cachetes se veían gorditos... y su pelo estaba algo despeinado... Mi mano acarició su mejilla y sus ojos se abrieron en sorpresa.

--estoy soñando?-- pregunto con cara de niño.

Sonrei al ver su confusión. No se que me estaba pasando.

--te ves tierno...

--creo que la respuesta a mi pregunta es si.

--no, es un no.

--sabes que de tierno puedo pasar a ser un chico malo no?-- pregunto con su cara de dormido pero con una sonrisa pícara. Se enderezó dejando poco espacio entre los dos.

--lo se...

Mis labios se apoyaron en los de el y jimin no tardó en besarlos. Con cada segundo el beso se volvía más caliente, más rudo. Mis manos fueron a su suave cabello y las de el a mi cintura.

Dios...

Sus labios pasaron a mi cuello y sus manos a mi trasero apretandolo y haciéndome jadear. Luego de lo mencionado anteriormente sus manos subieron para colarse abajo de la remera que jimin me dio. Las yemas de sus dedos parecían quemarme, cada lugar por donde tocaban sus manos, ardía y cuando con sus manos recorrió toda mi espalda, agarró el borde de la remera y la quitó. El separo sus labio de mi, y miro sin descaro con una sonrisa de las más grandes que vi en mi vida.