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Me miro una última ves en el espejo de cuerpo completo y salgo de la casa en camino al centro comercial. Los chicos van a estar esparcidos por el centro vigilando por si la cosa se pone fea. Dimitri fué inteligente al hacer la entrega en el centro comercial, debido a los detectores de metal no va a ser posible ingresar armas o cuchillos.

Mi teléfono recine una llamada.

―Espero que valga la pena Marcus.

―¿Pero por quién me tomas?

Silencio.

Creo que lo captó.

¿Qué quieres?

―Dimitri se comunicó con Aiden, quiere que tú le entregues el dinero.

―Lo imaginé.―aparco en un lugar disponible.

―Nick te estará esperando frente a la fuente con la bolsa.―luego de eso cuelga.

Me coloco mis gafas y bajo del coche entrando al centro sin problemas. Camino entre la gente hasta llegar a la fuente donde diviso el cabello castaños casi rubio de Nick, de su hombro derecho cuelga un bolso de color negro.

―Veo que has llegado.

Wow.

―Que gran observador eres.

―Tan sarcástica como siempre.

―¿Podemos ir al grano Nick? Dame el bolso.

Me mira de soslayo antes de darme el bolso, mi cuerpo se inclinó ya que desconocía el peso. ¿Quién diría aue el dinero puede pesar?―Ahora toma asiento en el segundo banco a la derecha. Aquel que tiene el mango despintado.

Asiento con la cabeza.

Esquivo un poco entre la gente hasta llegar al banco, por suerte esta vacío a excepción de un móvil incapás de rastrear. Dejo la bolsa entre medio de mis piernas y contesto la llamada.

―¿Dimitri?

Su risa al otro lado de la línea me lo confirma.

―No deberías decir mi nombre a la primera llamada que un teléfono desconocido reciva.―idiota―Imagina que fuera un niño llamando a su madre y tu sales con eso.

Ruedo los ojos y discimuladamente busco a mis alrededores por si lo veo.

―¿Podemos terminar con esto de una ves por todas? Tengo cosas que hacer.

―¿Cómo tirarte al novio de tu mejor amiga? Si, creo que tienes muchas cosas que hacer.

Aprieto el móvil en mi oreja tan fuerte que creo que voy a rayar la pantalla.

―Somos amigos.

―No estamos aquí para eso Thalia, alguien va a pasar en cuanto termine la llamada por el dinero.―luego de eso cuelga la llamada.

Bien. ¿Y que hago ahora? Me quedo mirando los alrededores intentando buscar a la supuesta persona que va a venir por el dinero. Veo madres pelear con sus hijas, personas mayores caminando con sus parejas, incluso pienso en Carter. Mi cabeza viaja a aquel beso que nos dimos cuando estabamos escapando de los terrenos de Dimitri, en todas las cosas que sentí. Me pregunto si con otro chico logre sentir lo mismo, o que al menos se acerque.

Unos pequeños dedos se amarran en mi cintura y bajo la cabeza para mirar a la pequeña niña de ojos marrones. Su cabello es lizo de color negro y unas casi inexistentes pecas bañan su naríz.

―¿Pasa algo?―bien Thalia, tremenda forma de tratar a una niña.

La niña asiente con la cabeza tímidamente.

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