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Un molesto rayito de sol impactaba justamente en mis ojos, despertandome. Intenté moverme para quedar de espaldas a la ventana pero algo me lo estaba conplicando, giré mi cabeza para encontrarme a una persona tumbada a mi lado.

Aiden.

Inmediatamente todos los recuerdos de la noche anterior llegan a mi cabeza haciéndome sonrojar. Me doy la vuelta por completo para estar frente a él, sin poder contenerme llevo una mano a su rostro y comienzo a acariciar su mejilla. Sus largas pestañas chocan con sus pómulos y vaya suerte, a los hombres no les inportan tanto el tamaño de sus pestañas, en cambio a las chicas, nos hechamos miles de productos para conseguir medio centímetro.

Me bajo un poco y me acurruco en su pecho aspirando su aroma.

Creo que me quedo dormida ya que unas caricias en la espalda me van sacando de la oscuridad. Levanto la cabeza para mirarlo y unos labios impactan mi mejilla, esto es un despertar perfecto.

―Buenos días.―murmuro pasando una pierna por sus caderas en modo koala.

―Has inventado una nueva posición, deberíamos intentarlo de esta forma.―bromea.

Golpeo su hombro.

―No seas idiota.―beso su hombro.

Poco a poco voy besando un poco más arriba, la curva de su hombro, su cuello, mandíbula, mejilla y cuando llego a sus labios me hecho para atrás para molestarlo.

Pero bueno, mis intentos de molestarlo se fueron a la basura cuando me agarra de la nuca y estanpa sus labios contra los míos. Casi al instante los vellos de mi piel se erizan disfrutando el momento. Aiden mueve sus labios de una manera que me hacen suspirar y no se en que momento exacto terminé con él encima.

Una de sus manos baja hasta mi pierna y la hace subir hasta quedar doblada, dándole mejor acceso para estar entre mis piermas.

―Déjame tomarte una ves más.―susurra.

―Aiden...

―Dime que pare y lo hago.―dice lamiendo mi cuello―Pero si no, deja que te haga mía una ves más.

Llevo mi mano a su cabeza y al instante mis dedos se pierden en su cabello sedoso, a veces pienso que tiene mejor cabello que yo.

―Tomame Aiden.―le digo y levanta la cabeza sorprendido―Estoy lista para ser tuya, además, creo que siempre lo he sido y maldigo por no haberme dado cuenta antes.

Levanta una mano y acaricia mi rostro a la ves que siento que va entrando en mi, lento. Hago una mueca de dolor cuando sigue entrando y enseguida se detiene.

―No, sigue.

Niega con la cabeza.

―No quiero hacerte daño.

―Solo hazlo Aiden, quiero hacerlo.

Se toma un segundo de silencio y me besa para seguir adentrándose en mi hasta hacerlo por completo. Deja de besarme para mirarme a los ojos y en la primera estocada mueve sus caderas en círculos haciendome apretar los ojos.

―Mirame.―pide―Quiero que me mires en todo momento.

Abro los ojos y me encuentro con la intensidad de los suyos.

Aiden empezó con un ritmo de entrar fuerte y salir lento haciendome gemir. Acerca su boca a la mía y lo beso como si la vida se me fuera en eso. En algún momento su lengua entra a mi boca y empieza una guerra con la mía.

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