En Problemas

33

Llegué a mi casa antes de partir al hospital, tenía los pantalones rasgados, húmedos y con rastros de tierra. Me resultaba incómodo andar así. Subo las escaleras y me doy una ducha rápida para vestirme sencilla, tenía pensado pasar la noche en el hospital por si Aiden despertaba.

Tomo un bolso y meto algo de ropa de Aiden, ya he dicho que siempre deja ropa en mi casa en caso de cualquier emergencia. Bajo las escaleras y veo a mi madre apagando su móvil. Su rostro estaba pensativo e...no sé como describirlo, ¿extrañada?

―¿Estás bien?―pregunto.

Cierro los ojos cuando estos empiezan a sentir punzadas. Cuando los vuelvo a abrir hay muchas manchas negras en el lugar, esto me había pasado antes, como por ejemplo cuando me levantaba muy deprisa o despertaba de una pesadilla. ¿Qué está pasandome?

―Marta a llamado.―dice mamá sonando de momento muy lejana.

El aire empieza a faltarme lo que hace que obligatoriamente me agarre del pasa mano de la escalera para no caer de lleno al suelo.

―Ma...má

―Al parecer han encontrado a Aiden y ahora está en el hospital.―continúa sin darse cuenta de lo que me sucede.

Mareos. Eso es lo siguiente. Mis piernas flaquean y mis brazos pierden fuerzas cayendo al suelo con la bolsa a mi lado.

―¡Thalia!―grita acercándose a mi―¡Que te sucede!

Abro la boca intentando que el aire llegue a mis pulmones pero es inútil, mi pecho empieza a arder por la falta de oxígeno y un punzante latido se instala en mi cabeza por la parte de atrás, volviendome loca.

Las manchas negras se hacen cada ves más grandes hasta que nublan mi visión por completo dejándome en la oscuridad total. Escuchaba a mi mamá gritar mi nombre cada ves más alto y zarandeandome con más fuerza.

Pero todo acaba.

De un momento a otro es cómo si un tunel de oscuridad profunda me absorviera atrapandome para siempre. Dejé de escuchar, de sentir, y cada ves me sentía mas embalsemada por el silencio.

[●●●]

El dolor de cabeza me hace abrir los ojos y descubro que las manchas negras han desaparecido por completo. Por la ventana veo que continúa oscuro y deduje que no ha podido pasar mucho tiempo.

―Thalia...¿Que ha pasado?―pregunta mi mamá acunando mi rostro para que la mirara a los ojos, cosa que me costaba.

Me aprieto el puente de la naríz.

―¿Cuánto ha pasado?

―¿Y eso que importa?―me reprende―Te acabas de caer así no más, eso no es normal. Deberiamos ir al hospital.

Niego con la cabeza.

―¿Cuánto ha pasado?―repito.

Rueda los ojos.―Cómo unos cinco minutos, no tanto. He estado a punto de llamar una ambulancia.