En Problemas

40―Final.

Llegamos a su casa después de un viaje en completo silencio, creo que una parte de él sospecha que estoy molesta. Subimos las escaleras para llegar a su habitación, me siento en su cama a esperar a que haga o diga algo pero solo se limita a buscar mudas de ropa y salir del cuarto.

Bien.

¿Y ahora que? Busco en el armario el pequeño bolso que siempre dejo con ropa para cualquier emergencia y me meto a su baño. Me doy una pausada ducha de agua caliente borrando todo inicio de sangre, llega un punto en que el agua que cae a mis talones es de color rojo pálido.

Al terminar salgo de la ducha y me coloco una sudadera y una camiseta sin mangas. Salgo del cuarto de baño y para mi sorpresa Aiden estaba sentado a los pies de su cama con la mirada distante. Llevaba puesta una de sus sudaderas holgadas negras e iba sin camiseta. Sin pensarlo dos veces, tomo asiento a su lado y junto mis rosillas al pecho.

―Debemos terminar.―musito.

Luego de eso, reina el silencio por unos cuantos segundos donde Aiden se pasa la mano por la cabeza tirando de sus cabellos.

―¿Quieres explicarme el porqué dices eso? Has estado callada todo el camino.

―No puedo estar contigo, Aiden.―pensé que lloraría pero no, por algún modo mi pecho se estruja pero no lloro.

Se voltea para verme pero yo no lo hago.

―Tú me quieres.

Asiento con la cabeza.

―Lo hago y no sabes cuanto, por eso no podemos seguir juntos.

―Entonces no te entiendo, Thalia. ¿Porqué dices que no puedes estar conmigo?

Bajo la cabeza y juego con mis pulgares.

―No puedo dejar que salgas herido por mi culpa, no es justo.

Hecha la cabeza para atrás, resoplando.

―¿Es por lo que dijo Carter? ¿Por la fachada de que vas a matar a todos los que amas antes que a ti?―inquiere― Sabes que no voy a dejar que nada te pase.

―Y ese es el problema.―digo un poco más fuerte de lo que pretendía―A pesar de todo, sabes que Carter tiene razón.

―Mírame.

―Estar en una relación con alguien con quien trabajas no es nada bueno, te nubla la visión.

―Thalia mirame.

―Y cuando hoy...―no pude terminar ya que agarró mi rostro y juntó nuestras cabezas. Se me hizo casi imposible suspirar.

―Ese tipo es experto en meterse en la cabeza de los demás, no le des lata.

Niego con la cabeza apartando sus manos y poniéndome de pie.

―Tiene razón Aiden. Hoy te di una orden y no obedeciste, tu nunca haces eso.

―¿Que querías que hiciera? ¿Dejar que te matara?

―¡No intervenir! Nunca dudas de lo que tengo planeado...¿Porqué ahora si?

―¿No sabes? Ahora tengo mucho más que perder que solo mi mejor amiga.

Muevo mi cabello con brusquedad.

―¿Ahora lo entiendes? No podemos estar juntos.

Se niega.

―¿Que Aiden? ¿Necesitas otra prueba? Que tal cuando iba a dispararme y te pusiste en medio.

Se pone de pie molesto acercandose a mi.

―Te pudo haber matado, deberías agradecerme.

―¡Porque!―me acerco a el y le doy un empujón―¡Porque en ves de matarme a mi te pudo haber matado a ti!―otro empujón―¿De eso debería estar agradecida? ¡No quiero que te pase nada por mi culpa!