Traidores

El inicio

¿Oh pero mira que caprochoso es el destino? Contemplamos el amor de alguna manera absurda donde se ama a quién no es para ti y se desprecia a quién daría todo por ti.
Comprendemos con lágrimas aquello que no es para nosotros y no nos damos posibilidad con algo quizás mejor.
Los estereotipos nublan la vista la mayoría de las veces y terminamos jodiendo nuestra vida.
Creemos en posibilidades que dejan de ser reales y la perspectiva es sólo la agonía de absurdo.
Caemos por tonterías que al final es simplemente una prueba más, el corazón no siempre es frío.
Sueñas despierto cuando debes estar atento.
Conoces aquellos príncipes que ni a sapos llegan.
Pero todos merecemos posibilidades sean favorables o no son metas de una vida que aprende a contemplar la belleza interior.

—Lara Cromwell.
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Debería hablar de mi infancia, es buen tema de conversación; a menos para perder el tiempo quizás si.

Recuerdo que cuando era niña mi mundo era bonito o a menos eso creía, pero no es asi.

—¿Por qué?—. Preguntó Nelson

Según esto mis padres eran la pareja perfecta, el típico matrimonio feliz pero sabía que no era así, tenían problemas y más cuando a mi padre lo despidieron de la fábrica de textiles porque le echaron la culpa de un fraude que por supuesto no hizo.

Hago una pausa, trago grueso y miro a Nelson que ha cruzado la pierna y escribe en la laptop, sólo escucha mis palabras y él no dice nada aún.

—Seguramente esto que te estoy diciendo tú ya lo has de saber... Alejandra te lo ha de haber contado.

Nelson levanta la mirada, ha dejado de teclear.

—No Lara no me lo ha dicho, la percepción de la vida o las circunstancias son totalmente distintas para cada persona, incluyendo con hermanos así que prosigue—.

Una madeja de recuerdos inunda mi mente, como si fuera la lluvia que se atasca en los charcos...

—Mi madre al enterarse del despido de mi padre todo se fue en picada, los reproches y los pleitos eran constantes e incluso una tortura. Mi hermana por supuesto que no lo recuerda o eso creo, era más pequeña y bueno es algo triste que el amor termine de la noche a la mañana. Mi madre estaba acostumbrada a los lujos y las fiestas, a la gran vida y por supuesto que no iba a dejar ese estilo de vida poco apropiado para su edad, muchas veces nos llegó a descuidar porque estaba metida en su mundo.

Nelson ha puesto el rostro de compadecimiento por la historia que estuvo viviendo una niña de 9 años y que ahora se ha convertido en una mujer fracturada.

—¿ Así que no erás pegada emocionalmente con tu madre?—. Pregunta Nelson.

—En realidad no, nunca lo fue así su afecto era sumamente extraño y pocas veces lo demostraba, en ocasiones llegué a pensar que no me quería y le daba cierta vergüenza.

Se escucha el timbre, Alejandra ha regresado, Nelson se ha levantado del sillón y ha dejado encima la laptop donde puedo distinguir las palabras "totalmente inestable".
¿ En verdad estoy tan mal en mi vida para ser inestable?.

Escucho la voz de mi hermana viene a recogerme como si fuese una niña pequeña, los veo aproximarse, una sonrisa fingida hay en mi rostro.

—¿ Cómo te fue?—. Me pregunta Alejandra, sonríe mirándome con ternura o qué sé yo .

—Bien, bien, pero en realidad ya me quiero ir me siento cansada.

Me levanto del sillón y encima de la mesa colocó la taza; la sostuve tanto tiempo en mi regazo que siento la mano entumecida. No me acabé el café, el sabor a chai latte no es uno de mis preferidas, pero solía consumirla porque a Winston si le gusta, es uno de los preferidos, ya no lo recordaba hace tanto que no lo consumia.

—Gracias Nelson por la charla...

—¿Cuándo es su próxima sesión?—.Alejandra pregunta con suma insistencia, haciendo miradillas con Nelson como si existiera un complot en mi contra.

—¡ No habra próxima sesión!, ¡Ya vámonos!—. Alejandra no me obedece así que salgo del departamento hecha toda una furia azotando la puerta.

Esta vez no tomo el ascensor, sino las escaleras, bajo rápido pero con cuidado, una vez resbalé en unas escaleras amplias y de este estilo en la preparatoria.

Me siento agitada así que disminuyó la velocidad. Total Alejandra no baja las escaleras a mi ritmo.

Casi llego al final cuando Alejandra me está esperando, tomo la ruta rápida.

Sus ojos están llenos de vergüenza, había actuado como una idiota en presencia de su amigo, pero tiene la culpa yo ni siquiera quería venir.
Me aproximó a ella que está obstruyendo la salida del edificio.

—¿ Por qué actuaste de esa manera Lara?—. Dice  reprochando mi comportamiento.

—¿ Y tú por qué me mentiste?—. Alejandra se queda muda.—¡ Ya sé que no saldrás con Nelson la próxima semana!—. Reclamo en mi defensa.

Su rostro se ha vuelto un tomate.

Sujeta mi brazo, quiere explicarme las cosas pero yo no estoy dispuesta a escucharla, odio que me mientan.

—¡ Sueltame Alejandra si no quieres que te golpeé!—. El conserje quiere intervenir puedo verlo de reojo y está esperando el momento oportuno para actuar; por mientras  se entretiene mirándonos.

—¡ Alejandra sueltame te lo ordenó!—. Alzando mi voz, puedo creer que los inquilinos del lugar pueden escucharme.

—¡ Sólo quiero ayudarte hermana!—. Sus ojos estan cristalinos, en cualquier momento echará a llorar.

—¡ No necesito ayuda de ti ni de nadie!.

—Solo quiero que mi hermana vuelva y no desperdicie la  vida en alcohol—. No contiene las lágrimas.

—¡ Pues no tengo la vida perfecta como tú!—. Suelto mis palabras sin pensarlo, es como si mi lengua fuera dominada por mi mente .

Le he dado en un punto bajo y ella me suelta.

—¿En verdad crees eso Lara?.

—¡ Si!

—¡ Ahora retirate de la puerta!—Su cuerpo menudo me impide salir, obto por el segundo movimiento estratégico que puedo realizar dadole una bofetada en la mejilla derecha; Alejandra queda aturdida.

Le ordeno al conserje que abra la puerta.
Huéspedes del lugar han salido de sus departamentos y observan el acto, oigo murmullos, ojos llenos de molestia.

—¿ Y ustedes qué mirán?—. Les gritó
Giro mi  cabeza y le exijo al conserje con voz tajante:
—¡Sólo abra la maldita puerta!.

El hombre obedece y yo salgo.
Alejandra reacciona minutos después aún sobándose el rostro.
—¡ Comportate  Lara!—. Exige con voz ronca.
Me giro observando mi triunfo gritándole:
—¡ Me vale un pito  lo que la gente piense o mire!; ¡Háganse un lado—.

Todo el mundo aun no dejaban de mirarme. Mis palabras antisonantes causaban novedad, porque segundos antes había gente contemplado el espectáculo, escuchando y riendo.
Tanto fuera como dentro del edificio. La puerta es de madera fina y cristales.

Seguí mi paso, no quería estar más tiempo allí así que corrí en busca de un taxi y me llevará lo más pronto posible a mi departamento.
Mi hermana debe entender que es mi vida y yo sabré que hacer.

Tomé el taxi más cercano, ya no quiero ir en autobús, me saldrá más caro pero no me importa.

Soy difícil de comprender y entonces una necesidad enorme de embriagarme inunda todo mi ser, estoy fastidiada y molesta y sólo el alcohol y los gin tonic pueden estabilizar, mi único aliado y mi único momento de tranquilidad es estando ebria porque no hay nada que pueda darme confort porque todo me atormenta; pero la bebida me calma aunque sea en unas horas.