La visita

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He escuchado el timbre, sigo en cama y a regañadientes voy a abrir la puerta ¿quién carajos será? Nadie conoce mi nueva dirección y tampoco espero visita alguna, abro la puerta y vaya sorpresa que la vida me ha dado es mi mejor amigo. Mis ojos se asombran ante su presencia, lleva una bolsa de comida china. Sabe lo mucho que me gusta no puedo evitar sonreír.
-¿Cómo supiste que estaba aquí? Jamás te mencioné que me iría de Valencia.
Rie de manera extraña, está feliz o simplemente se burla de mi look hecho un desastre
-Lara siempre haz sido predecible ante mis ojos, sabía que estabas en Ginebra y lo mucho que querías conocer este lugar. Tarde en encontrarte pero ya que te halle no te dejare ir tan fácilmente.
Siempre ha sido mi pañuelo de lágrimas desde hace mucho tiempo pero me aleje ya no hablaba con él sobre mis penas, a veces ni a los amigos puedes contarle tus desilusiones amorosas.
-¿Puedo pasar?
Le doy el pase, no puedo evitar sentir vergüenza de todo el desgorre que hay en el departamento.
-¿ Y bien a que has venido? Sí es para convencerme que regrese a Valencia no lo haré...
-¿ Es por él, no es así?.
Vaya me conoce tan bien no puedo decir palabras prefiero que interprete mi silencio.
-Ya hizo su vida Lara y tú también debes hacer la tuya y continuar.
Para él es sencillo porque nunca ha entregado el corazón a nadie simplemente es sexual y en varias ocasiones le reproche eso, no soy quién para juzgar. Sigo enamorada de alguien que ya ni se acuerda de mi, viviendo en el recuerdo y la melancolía. Abrazo a mi amigo lo más fuerte que puedo y él deja caer la bolsa acaricia mi cabeza. Lloro liberando todo mi dolor mis lágrimas son libres está vez porque hay alguien que puede entenderlas.
-Calma Lara ya estoy aquí...

Traidores Where stories live. Discover now