Lara me ha invitado a ver series Netflix en su departamento, cosa que no es lo mío, pero lo he de hacer por ella la estimo demasiado para dejarla sola. Aunque me imagino que vamos a ver House esa serie horrenda que le gustaba tanto a Winston es algo fastidioso porque me recuerda a él y también es molesto que Lara la mire sólo por un apego emocional a su pasado. Me arreglo lo mejor que puedo y tomo el autobús para llegar al departamento.
En media hora estoy allí, soy un poco peresoso en subir escaleras, así que tomo el asesor, aprieto el botón 3, siento cosquilleo en el estomago. El ascensor se abre y toco el pequeño timbre en el departamento número 313. Minutos después ella sale.
—¡ Ey, hola!—. Sonríe, se ve tan hermosa con esa blusa color lila escotada de hombros y pecho en forma de cuello cuadrado, sus bermudas de mezclilla azul marino y zapatos de meter rosas.
—¡Dios mio, Lara!, ¿Por qué cojones te vistes así?—. Aparto la vista para no poner a imaginar mi mente y mi deseo.—¿Ocurre algo?—. Me pregunto sonriendo.—No es nada Lara—. Le miento para no perderla.
—¿Vas a pasar o te quedarás viendo allí?.—¡Lo siento estaba distraído.
—¡ Tú cuando no!—. Ríe de manera burlona, me hace sentir idiota.—¿ Y que vamos a ver?—. Se lo que va a decir, sin embargo le he preguntado.—¡Absentia!.
—Creí que sería Doctor House.
—No, Diego, sé que no te gusta, además ya me sé los capítulos y diálogos de memoria.
Encendió la computadora al lado había unos platos doritos y palomitas.
Se sentó junto a mí.—¡Te va encantar la serie ya lo verás! Es bellísima, la vería mil veces.
Está emocionada y eso me da gusto. Su pierna rosa con mi rodilla cerca del sillón, eso me provoca excitación y tengo miedo que mi amigo se pare, se de cuenta.
Después de un capítulo interesante, finjo concentración siento que sudo frío, su pierna sigue allí rosandome. ¡Quisiera que parara sino no se que voy hacer!.
—¡ Vaya capítulo estuvo que arde!—. Dice con empatia.
—¡Sí cierto!—. Sí supiera que el que arde soy yo.
Me observa detenidamente mis manos.
—¿Te he dicho que me agradan tus manos huesudas?—. Las toca con suavidad—.
—¡Siempre lo dices!. Mis manos me sudan terriblemente. ¡Qué vergüenza!.—Buen punto, Diego.
Se levanta del sillón, no sé a donde se ha ido. Creo que a su habitación. Sin duda la serie es original hablábamos de ella. Mientras yo estoy esperando a que saliera. Cuando de repente la veo salir me muero del susto, al verla vestida con un babydoll de encaje color rojo. Siento que el dorito que traigo en la boca se me atora en la garganta.
—¿ Te gusta?.
—¿En serio me preguntas a mi?.
—¿Acaso hay alguien más aquí que tú?—.Tuerce los labios con pose sexy.
Nos hemos llevado bien desde la prepa y tenemos la suficiente confianza para llegar a estos extremos.
—¡Te ves buena Lara!—. Quiero preguntarle por qué me lo enseña; pero mi vergüenza es grande y probablemente no me agrade lo que pueda decirme, así que me quedó mudo e inmóvil sin saber que decir o hacer.
—Sé que esto es inapropiado y nada desente, pero después de que Winston se fuera ya no tenía a quién preguntarle. Espero no te incomode.
—¡Para nada Lara!—. Agarró el cogín del sofá azul marino y lo pongo encima de mis piernas, tapando a mi amigo que me traiciona, estoy pálido y la mandibula me tiembla así que coloco mi mano sobre de ella y mi codo encima del cogin, aqueo las cejas, me muerdo las uñas con ansiedad.
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Traidores
RomanceJuré olvidarte, juré no llorar y juré no volver a pensarte. Sin embargo eres mi todo y sólo escribo aquellos recuerdos que no puedo renunciar Traición es es el acto más cruel e inhumano que una persona puede vivir. Para volver a confiar es complica...