Traidores

Simplemente para ti

Han dicho por allí que has andado por aquellas calles fúnebres de las esquinas y los rincones. Aquellas las cuales llegué a estar. Al principio era fantástico contemplar tu magnitud embriagante y ceguera ¿pero ahora? ¿ Qué caso tiene saberlo?. Al final todo termina y claramente no estamos hechos el uno para el otro. Nunca lo fue... Y hoy comprendo lo que debió haber sido ya hace algunos años. Vaya que sorprende la vida o al menos la mía lo es... Te juro que no puedo arrepentir del pasado y no me arrepiento de haber amado como lo hice pero el tiempo y la madurez te hacen abrir los ojos y contemplar otros horizontes que no están a tu lado por lo pronto te digo adiós con el corazón roto lleno de promesas pero hoy sé que cada quién escoge su cada cuál y hoy he decidido ser libre.

                             ~ Lara Crowell.

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Ha pasado una semana, desde que mi hermana ha venido a visitarme, no he vuelto a saber de ella desde entonces. Supongo que la escuela la mantiene ocupada.

Y hoy es fin de semana, no tengo nada que hacer y no me apetece mirar una serie o película en Netflix.

Creo que Firulais tiene derecho a salir un rato, no tiene la culpa que su dueña sea una mujer tan inestable, ningún animal merece ese trato, no puedo ser tan injusta con él como Winston lo fue conmigo.

Firulais entra a mi cuarto lame mi mano que esta fuera de la cama donde cuelga todo mi brazo; y brinca la cama, como en aquel tiempo, cuando Winston y yo eramos un matrimonio feliz. Aún siento su ternura a pesar de mis malos cuidados.

—¿Qué pasó mi pequeño travieso, quieres ir a pasear al parque verdad?

Firulais mueve la cola de un lado a otro, se ha acostado en mi regazo, mirándome con esos hermosos ojos azúles, de cachorro a medio morir, esos que causan ternura, como solía hacerlo Winston.

Sonrío por el recuerdo, pero el ladrido de Firulais me regresa a mi realidad, llena de agonía.

—¡Está bien Firulais, deja me arreglo y nos vamos al parque!.

Salgo de la cama, le doy unas pocas de croquetas en su plato y me meto a dar un baño tibio.

Después de un rato me arreglo con un pans de color naranja, le pongo el collar especial a Firulais con cuidado para no ahorcarlo.

—¡Listo Firulais vámonos!...
Sostengo con la mano derecha el collar, Dios siento que voy corriendo, Firulais canina demasiado rápido.

Por el sendero de las calles, de cualquier lugar de Valencia,la gente va y viene. De cualquier color, estatura o forma, nos observan, otros pasamos por desapercibidos, unos nos sonríen... Mi perro es hermoso sin duda es él quién me da gracia por todo el camino.

Todo es tranquilo, el viento sopla sobre mi cara enmarañado mi cabello, la frescura del viento es delicioso.

De repente un aaura totalmente despedida invade mi alrededor, es como mi subconsciente me dictará algo que no me gusta, algo que me va a destruir seguramente.

A lo lejos veo acercarse Winston con Guadalupe; estoy totalmente segura que son ellos, agarrados de la mano, sonriendo. Trato de buscar un atajo para esquivarlos, pero desgraciadamente Firulais me impide hacerlo y seguimos de largo.
Dios espero que tenga fuerza para andar de frente con la cara en alto.

Duele seguir amando a quién ya dejó de amarte.

Inhalo lo que más pueda de aire sofocante y lo exhalo por la boca, el corazón me late mil por hora.