Capítulo 13: "La Bella Durmiente".

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Luana Turner.

La mañana de entrenamiento con Félix y Peter fue intensa, me hicieron trabajar bastante y además correr por todos los rincones de la isla, creo que había bajado al menos cuatro kilos gracias a sus obras como personal trainer.

Mi había dado cuenta de que Pan estaba algo juguetón y relajado al estar entre nosotros. Al no estar en la presión constante de parecer un asesino serial frente a los niños era más liberal y hasta divertido estando entre poca gente, eso me gustaba. Pensé que era un amargado con fachas de egocéntrico las veinticuatro horas del día pero era mejor que eso.

Félix se empeñó en que pudiera cazar una ardilla para que comiéramos ésta noche, y después de tanto intentarlo, lo logré. No fue fácil hacerlo, pero sentí que los ánimos que me brindaban los chicos a mi lado eran reales, entonces di lo mejor de mí.

Podía ver cómo las cosas comenzaban a cambiar. No iba a mentir, la isla era preciosa, estar entre los niños perdidos y su líder me gustaba, me divertía como hace tiempo que no lo hago, y hasta podría decir que las cosas se pondrían cada vez mejor si el tiempo pasaba. Hasta los coqueteos de Matt comenzaban a resultarme normales y tiernos de hecho.

Pero no todo es color rosa.

No podía olvidar el hecho de que me tenían secuestrada aquí, no podía olvidar que por más felicidad que me den los momentos en la isla no era parte de los niños perdidos, me habían traído porque necesitaban algo a cambio de mi vida, había muerto y resucitado con el precio de ya no poder abandonar la isla, Peter por más esfuerzo que hiciera para ser bueno conmigo me había agredido de muchas formas cuando llegué aquí.

Tampoco podía olvidar el hecho de que en algún momento Garfio llegaría. Esperaba no encariñarme mucho con las personas de aquí para ese entonces.

―Es hora de volver al campamento, está anocheciendo ―la voz de Pan me saca de mis pensamientos y levanto mis ojos para mirarlo mientras coloca un par de flechas en su carcaj. Así mismo, Félix ataba la cola de la ardilla que cacé a una cuerda que pendía de su cuello.

―Yo... creo que iré al baño antes ―dije, en un tono algo confuso―, pero ustedes sigan sin mí, luego los alcanzo. De todas formas, no puedo escapar.

―¿Segura de que quieres ir sola? ―preguntó Félix, clavando sus ojos grisáceos en mí.

―Solía ir a hacer pipi sola en Storybrooke, créanme, estaré bien ―les aseguré.

Ambos rieron y se fueron.

Luego de asegurarme que ellos no estaban cerca, comencé a caminar entre la maleza sin dirección alguna aparente. Sólo quería encontrar un lugar donde pueda estar tranquila y pensar alguna que otra cosa, al menos unos minutos antes de tener que volver a actuar con normalidad en el campamento.

Comencé a escuchar voces, y no estaban hablando precisamente, sino que cantaban. Eran unas muy afinadas voces femeninas que iban aumentando su tono a medida que me acercaba a ellas. Dejé que me guiaran lentamente, agudicé mi sentido de la audición de a poco y casi caminaba sin fijarme bien donde iba.

Aquella voces tenían algo particular, y esa particularidad es que podía sentir el vacío de mi alma escuchando su canción. Podía sentir cómo la tristeza prevalecía entre todos mis sentimientos, podía sentir la soledad en sus voces, la tristeza y desdicha que intentaban transmitir. No entendía mucho de lo que decían, pero la melodía podía envolverte en la depresión profunda.

Me recordaba a la tristeza y soledad que sentí cuando escuché la zampoña de Pan.

Pero ésto era peor, ésto era un cóctel de melodías lentas con un tono de voz agudo y bajo que me daban a entender estar escuchando la voz de una mujer en pena, y su tristeza se transmitía muy bien.

Peter Pan's Property (Peter Pan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora