Capítulo 21: "Una noche más".

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Pan me arrastró por la isla hasta llegar a una zona más boscosa y oscura de la isla, no sin antes dejar a Félix la responsabilidad de cuidar al campamento y avisar de cualquier cosa extraña que suceda, mientras yo no tenía idea de qué era lo que sucedía y por qué Peter y yo debíamos permanecer juntos una noche más.

Estaba nerviosa por ello, pero el sentimiento que reinaba en mí era la confusión pues no entendía la necesidad de alejarme de quienes vinieron por Henry y por mí; tampoco sabía a ciencia cierta qué era lo que Peter les haría. Eso me traía inquieta, quería confiar en que Pan no haría nada malo sabiendo la importancia que ellos eran para mí, pero todo se había puesto raro desde que lo encontré en la Isla Calavera.

No sabía lo que la relación entre ambos significaba en éstos momentos. Peter era un chico confuso, primero intentaba matarme a toda costa, luego intenta hacerme sentir en confianza con él y hasta pretende incomodarme con sus acercamientos repentinos, y ha terminado evitándome durante días. No lo entendía, pero sin dudas quería saber qué era lo que quería de mí.

Cuando llegamos a un gran árbol que resaltaba por encima de los otros detuvimos nuestro paso, Pan miró hacia todos lados, quizás asegurándose de que nadie nos había seguido, y volvió sus ojos verdes hacia mí. Se veía algo inquieto, tal vez dubitativo.

―Cierra los ojos ―ordena él, para después humedecerse los labios.

―¿Para qué? ―cuestionarlo ya estaba en mis acciones cotidianas, y era necesario porque aún tenía una espina de desconfianza sobre las cosas que podría llegar a hacerme.

Quería confiar ciegamente en él, creer de verdad, pero no podía hacerlo.

―Sólo hazlo ―resopla.

Cierro los ojos y siento cómo una mano pasa por enfrente de mi cara, casi tocándome la punta de la nariz. Luego escucho cómo Pan me susurra que vea nuevamente y al levantar mi vista observo algo impactante. Una cabaña ha aparecido entre las ramas del gran árbol, la cual no estaba ahí hace unos segundos, podía jurar que no.

―¿C-cómo... ―balbuceo, pero la explicación de Pan me interrumpe.

―Un hechizo de protección. Sólo yo puedo verla, y tú, claro ―pausó―. Es mi cabaña, duermo aquí todas las noches, además es... especial.

―¿Especial?

―Sí. No importa. Debemos subir.

Me tomó de la cintura con fuerza y voló unos metros hacia arriba, para luego adentrarnos en la cabaña. Era muchísimo más amplia de lo que se veía afuera, y he de pensar que es por alguna especie de hechizo.

Pan cerró la puerta y movió sus manos frente a ella, mientras un brillo verde salía de ellas.

―¿Y eso? ―pregunté con curiosidad.

―Algo para que Rumpeltiltskin no nos encuentre ―dijo, volteándose a verme―. Estaremos aquí hasta mañana así que pónte cómoda.

―Estaría más cómoda si supiera por qué me escondes de ellos, y a Henry no.

Él suspira pesadamente, pasándose las manos por la cara.

―Porque tú eres mía ―explica, pausando sus palabras de una forma en la que logran quitarme el aliento. Mira el suelo en señal de que está confundido.

―No lo soy ―mi voz suena fuerte y decidida, me siento con las ganas de escupir mis palabras como hace mucho tiempo no lo hago―. No por estar en tú isla y vivir en tú campamento quiere decir que soy de tú propiedad ―me acerco a él con algo de brusquedad y veo cómo se desestabiliza al notar que estoy a sólo unos centímetros suyo―. No puedes sólo proclamarme como tuya porque se te dió la regalada gana. No soy, ni fui, ni seré propiedad de Peter Pan.

Peter Pan's Property (Peter Pan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora