Sin poderes (2)

1.5K 145 21
                                    

-¡Agh!- grité nuevamente y lancé una piedra a lo lejos para desquitarme.

-Deja de intentarlo, Riley. Acéptalo, perdiste tus poderes.- dijo Jack.

-¡No!- volví a intentar derrumbar la torre de vasos con mis poderes pero no funcionó.-¡Mierda!- Me acerqué y los derrumbé de una patada.

-Mira, tal vez no los perdiste. Simplemente estás debilitada. Eso es todo.- suspiré rindiéndome mientras me lanzaba en el suelo. Me quejé al sentir como me incrustaba uno de los vasos de plástico en la espalda. Lo saqué de debajo mío y lo lancé a ningún lado en concreto. Estúpido vaso.

-¿Por qué nada puede salirme bien?- Jack rió.

-Ven, come algo para recargar energías.

-¿Y luego podré salir a recorrer?- sonreí y él suspiró.

-Ya te lo dije, no puedes. Estarás aquí hasta que sea seguro volver.

-No es justo.- refunfuñé.

-Es para protegerte, Riley.- Me puse de pie y me dirigí hacia el comedor para poder comer algo. Tenía que admitirlo, me moría de hambre.

-Qué rico huele.- dije sentándome frente a Zoe.

-Gracias, esperemos que me haya quedado tan bien como huele.- Me sonrió mi hermana. Era raro decirles hermano y hermana después de haber vivido tanto tiempo como hija única. Me agrada de todas formas.

-Estoy segura que sí.- Me serví un poco de la comida. La verdad es que se veía apetitoso pero era algo que no había visto en mi vida. Era algo parecido a un puré de muchas verduras. Me encogí de hombros. Si no lo pruebo jamás sabré si me gusta. Tomé un trozo con mi tenedor y lo llevé a mi boca mientras escuchaba a Jack sentándose en la mesa.- ¡Esto está delicioso!- dije con la boca llena.- Por cierto, ¿qué es?

-Carne de unicornio y tripas de duende, dah.- dijo Jack como si nada. Abrí los ojos como platos y comencé a tocar como loca desquiciada.

-¿No te gustó?- dijo Zoe decepcionada mientras me daba golpecitos en la espalda para calmarme.

-Debí saber que era algo raro.- dije ya calmada, luego de beber un vaso de agua. Al menos el agua era normal aquí. Debí suponer que estos comían cosas raras. Son demonios después de todo, deben ser muy carnívoros. ¡Acabo de comer a un unicornio! Y no nos olvidemos del duende. Pobrecitos.

-Ah, cierto, me olvidé de decirte que Riley es vegetariana.- dijo Jack tranquilamente. Zoe le dio un golpe en la cabeza.

-Lo siento, no tenía idea. Déjame te busco algo de comer que sea adecuado para ti.

-No te preocupes, no lo sabías. Y gracias.- Me sonrió y se fue a buscarme la comida. Jack soltó una carcajada y yo lo miré.- ¿De qué te ríes?- lo miré frunciendo el ceño.

-Debes dejar de ser tan ingenua. Los demonios no somos confiables ni tampoco buenos. No confíes en ninguno. Solo en nosotros dos porque somos familia pero en nadie más.- sonrió y siguió comiendo. Me daba repulsión ver que seguía comiendo eso. Me sentí mal al saber que lo comí también. Lo peor de todo es que estaba delicioso.-No lo entiendo, te gustó y cuando supiste lo que era ya no lo quisiste.

-Ahora me siento mal.- Jack rió y Zoe apareció en la estancia.

-Esta ensalada es todo lo que puedo ofrecerte. Verás, aquí todos somos muy carnívoros. Espero no te moleste que sigamos comiendo.

-Coman tranquilamente, gracias por la ensalada.- Me sonrió y yo comencé a comer.

***

-Doscientos cincuenta, doscientos cincuenta y uno, doscientos cincuenta y dos...- Suspiré. Estaba harta de contar las rayas de la pared. No quería pasar la eternidad aquí encerrada. Miré por mi ventana que daba una hermosa vista al jardín trasero. Zoe y Jack se encontraban allí arreglando un poco las flores oscuras que vivían ahí. Suspiré como por décima vez y me acerqué a mi puerta. Podría salir a dar una vuelta de unos diez minutos y luego volver sin que se den cuenta, se les ve muy ocupados. Mantendré un perfil bajo y nadie me notará. Sí, eso haré. Sonreí y fijándome de que no haya nadie en los alrededores aceleré silenciosamente mis pasos hasta la puerta principal que daba a la salida. Abrí esta cautelosamente y me deslicé hacia la salida. Genial. Corrí hasta la salida. Corrí, corrí y corrí hasta alejarme lo bastante de la casa. Me detuve cuando vi que estaba por volver a entrar al bosque. No quisiera encontrarme con nada allí. Me senté junto a un árbol, apoyándome sobre este, y respiré tranquilamente para regular mi respiración después de tal corrida.

-¿Cansada, ternurita?- Me sobresalté y elevé la mirada para ver de quién provenía. Era un chico bastante alto; de pelo tan oscuro como la noche, despeinado; ojos igual de intensos, tan intensos que te daban escalofríos; sonrisa macabra, digna de un demonio; y vestido como todos aquí, con un atuendo de cuero negro, sin mostrar ningún otro color. No como yo que estoy vestida con unos shorts, una camiseta vieja, una coleta desaliñada y zapatos gastados.- ¿Te arrancó la lengua Lucifer? ¿Por qué no contestas?- dijo aún mirándome con su macabra sonrisa. Me puse de pie.

-Nadie me arrancó la lengua y estoy genial, gracias.- dije frunciendo el ceño, claramente enojada. Éste estalló en una tenebrosa carcajada. ¿Cómo hacían los demonios para verse tan malévolos siempre?

-Pero si eres toda una ternurita.- dijo tomándome por la barbilla. Me zafé de su agarre con brusquedad.

-No soy ninguna ternu- Me cortó poniendo un dedo sobre mis labios.

-Shh... no hace falta que te alteres. Dime, ternurita, ¿de qué mundo vienes?

-¿Mundo?- tragué grueso.- S-Soy de aquí. No vengo de ningún otro lado.

-Tartamudeaste, ternurita.- carcajeó nuevamente.- Para empezar ni siquiera estás vestida correctamente. No eres para nada tenebrosa y sombría, de hecho eres tierna y, cómo verás, nadie aquí lo es.- y el demonio se lleva todos los puntos. Abrí la boca para hablar pero una tercera voz me interrumpió.

-¡Riley! Aquí estás.- dijo Jack.

-Riley...- saboreó mi nombre el demonio.

-¿Qué haces hablando con..?- Mi hermano abrió los ojos como platos y se encogió en su lugar.- Mika.- susurró.

-Ah, así que este papanatas se llama Mika.- dije mirando a este enojada. Él sonrió y luego miró a mi hermano.

-Dime Jack, ¿de qué corral sacaste a éste tierno conejito?

-De ningún corral.- dijo este tratando de no verse intimidado. Rodé los ojos.- Está vestida así porque fuimos de encubierto a molestar humanos.- mintió a la perfección y Mika rió una vez más.

-Veo que aún eres un niño. Los humanos no son para juegos, a los humanos se los caza.- dijo cambiando su cara burlona a una más sombría, tanto que hasta a mí me intimidó.

-Tienes razón, la próxima vez será. Ahora tengo que llevar a Riley a que se cambia esa asquerosa ropa antes de que alguien más la vea.

-Sí, la próxima vez tengan más cuidado.- Luego se acercó a mi oído.- Porque me encantan las ternuritas.- y con eso se alejó de nosotros.

-Agh, que ganas de darle una patada en el rostro.- dije mirando por donde se fue el desgraciado.

-¿A él? ¡A ti! Riley, te escapaste.-Me regañó.- Sabes lo peligroso que es. Si te descubren nos meterás en terribles problemas. Tienes suerte de que Mika estuviera de buen humor porque sino hubieses estado muerta. Te lo dije, no confíes en nadie.- asentí.

-Lo siento.

-Sí, lo sientes. Vámonos de aquí.- Me tomó con fuerza de la muñeca y me llevó nuevamente a su, ahora mío también, hogar.

My no so Secret [Secuela de "¡My Secret!"]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora