Riley aún está ahí (29)

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-¿Quería hablar conmigo?-fruncí el ceño.

-En realidad quería contarte algo. Préstame mucha atención a lo que te voy a decir.-me encorvé hacia adelante, apoyando mis codos en el escritorio. Entrecerré mis ojos, interesada.

-Lo escucho.-sonreí de lado.

-Hay dos chicos, uno de cabello rubio, casi blanco, y uno de cabello muy oscuro. El rubio se llama Drogo y el otro Mika. Drogo es mi hijo y Mika es como un hijo adoptivo para mí.-asentí, haciéndole saber que lo estaba escuchando.

-Lamento decirlo pero... no entiendo a dónde quiere llegar.

-Ellos son traidores.-elevé las cejas con sorpresa.-Decidieron traicionarnos e irse con el enemigo.

-Eso es terrible.-asintió.-Pero aún son tus hijos, ¿no?

-Se pusieron en nuestra contra, Lyla.-me habló como si la respuesta fuera obvia.-Ya no los considero hijos.-Eso es horrible.-Decidieron ponerse en nuestra contra, nos declararon la guerra.-asentí lentamente.

-Pero, ¿qué tengo que ver yo con ellos?

-Están enamorados de ti y querían raptarte para tenerte para ellos, como si fueras su objeto.-fruncí el ceño, disgustada por lo que oía. ¿Qué clase de monstruos eran?-Se enteraron de tu estado de amnesia y lo quieren aprovechar para hacerte creer que eres una víctima aquí. Y tú sabes que jamás te haríamos daño, todos aquí somos familia.

-Lo sé, señor, lo sé. Dígame qué quiere que haga y lo haré, por el honor de los cazadores.-hablé firme.

-Les tenderemos una trampa. Mía les dirá que tienen que presentarse aquí mañana antes de cierto horario o jamás volverán a verte. Querrán hacerse los listos y raptarte a escondidas. Tú actuarás como si estuvieras muy débil y los guiarás hacia la salida. Allí Dorian y Mía te ayudarán a dormirlos y luego los encerraremos en un campo de protección.

-¿Qué hará con ellos después?

-Lo que se hace con los traidores.-se apoyó en su escritorio.-Destruirlos.-acompañó sus palabras con un golpe en la mesa que me hizo dar un pequeño respingo en mi lugar. Me puse de pie, firme.

-Créame, Sr Bartholy, esos traidores no verán la bala que les golpeó. Lo juro por los cazadores. Yo me encargaré de todo.

***

Giré en mi silla con rueditas haciendo que chirriasen y provoquen un sonido gracioso. Reí levemente ante mi idotez divertida.

-Riley, por favor, sácanos de aquí. Te estamos diciendo la verdad.-habló nuevamente el moreno. Su voz ya no sonaba tan demandante como la primera vez que me lo dijo. Estuvo así por horas, ya me estaba irritando.

-¿Podrías callarte? Ya me estás hartando.-gruñí echándole un vistazo mientras dejaba de girar y apoyaba mis pies en el escritorio.-Y deja de llamarme Riley. Que nombre más estúpido.-rodé los ojos.

-¡Es tu nombre!-golpeó el campo de protección por enésima vez pero el único resultado fue la corriente de dolor. Se quejó una vez más, como cada vez que golpeaba el campo. Estuvo así por horas pero el resultado siempre fue el mismo, dolor. Por otro lado, el rubio se encontraba en silencio, con el ceño fruncido y los puños apretados, como si estuviera pensando.

Debía admitir que los dos tenían su atractivo. El pelinegro tenía el cabello de lado, con el largo ideal, ni más ni menos. Sus ojos oscuros eran misterios, cautivadores, tiernos y divertidos, aunque lo último no se veía mucho debido a sus quejas. Su piel era de un tono armónico, ni tan blanco para decir que era pálido, ni tan oscuro para decir que era moreno. Y por último su cuerpo, estaba muy bien definido y por lo que pude ver cuando estaba de pie era alto, al igual que el rubio que también tenía cuerpo marcado. Drogo acompañaba su cabellera rubia casi blanca con unas cejas bien marcadas y oscuras y ojos avellana. Su expresión, a comparación de Mika, era más seria y distante. Su tez era blanca pero tenía un leve tono bronceado, como leche con una gota de café. Sus orbes avellana evitaban tener contacto conmigo, solo miraban el suelo, desprendiendo enfado, tristeza, impotencia.

My no so Secret [Secuela de "¡My Secret!"]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora