Lyla (27)

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-Vaya, ¿haz despertado?-pestañeé confundida y miré a mi al rededor tratando de entender dónde me encontraba. Estaba en una silla, recostada sobre un escritorio. Habían papeles en la mesa dispersos por toda ésta. Un chico estaba sonriéndome.-¿Va todo bien, Lyla?-frunció el ceño.

-¿Dónde estoy?-rió ante mi pregunta, cómo si hubiera dicho algo que le causó gracia y ternura.

-Que graciosa eres. Mía nos está esperando en el gimnasio.

-¿Mía? ¿Y quién eres tú?

-Dorian, dah. ¿No te acuerdas de mí?-estaba muy confundida. Ni siquiera recordaba mi nombre hasta que él lo mencionó.-Somos amigos y compañeros.-frunció el ceño y asintió con la cabeza, como si hubiera entendido algo.-Ya veo. Te golpeaste tan fuerte la cabeza que te olvidaste de las cosas.-volvió a sonreír.-No te preocupes, tus recuerdos volverán.-Se acercó a mí y tomó mi mano. Me atrajo hacia él, haciendo que tenga que ponerme de pie.-Es hora de tu entrenamiento.

-¿Entrenamiento?-comenzamos a caminar por varios pasillos. Estaba muy confundida.

-Sí. Lo olvidaste pero somos cazadores. Hacemos que los seres poderosos que no pertenecen a algún mundo vuelvan a su mundo original. En otras palabras, los ayudamos. Aunque muchas veces se resisten y quieren atacarnos, por lo cual hay que luchar contra ellos.-me explicó aún con una sonrisa, sin soltar mi mano. ¿Seres poderosos? ¿Mundo original? ¿Luchar? Eso me confundió aún más. Llegamos a un gimnasio enorme en el cual habían varias personas, con distintas cualidades cada uno, haciendo distintas actividades. ¡Que estupendo!

-¡Lyla!-una chica, que se veía más alta que yo por estar usando tacones, rubia y rostro hermoso se acercó a mí y me abrazó.-Al fin despiertas. El golpe que te diste debió haber sido fuerte. Pero por suerte estás bien y eso es lo que importa.

-No recuerdo nada.-dije apenada.

-No te preocupes, ya lo harás.-deshizo el abrazo, tomándome por los hombros.-Por el momento te ayudaremos a entrenarte.-me sonrió la chica.

-¿Entrenarme?

-Mía y yo te ayudaremos a controlar nuevamente tus poderes.-así que ella es Mía. Un momento, ¿poderes? ¿Tengo poderes? Vi como un hombre estaba entrenando en una cancha a nuestro lado. Unas dagas se estaban dirigiendo hacia él. Intenté acercarme para quitarlo del camino pero de pronto él desapareció y las dagas siguieron su camino hasta la pared que se encontraba detrás suya. Me quedé inmóvil en mi lugar. El hombre volvió a aparecer y se preparó para su siguiente prueba.

-Es un hombre invisible.-me explicó Mía.-Cada uno de ellos tiene una cualidad distinta.

-¿Cuál es mi cualidad?

-Tú eres muy poderosa, Lyla. Solo te falta práctica. Y para eso tienes a Dorian.-No respondió a mi pregunta.-Yo estoy un poco ocupada pero él te ayudará en tu camino.-el susodicho me sonrió, orgulloso de él.-Me voy. Volveré más tarde.-se despidió y se fue con pasos decididos.

-Todo esto es... increíble. Pero aún estoy muy confundida, Dorian.

-No te acongojes, preciosa.-pasó un brazo por mis hombros.-Vamos a sacar a la chica poderosa que tienes dentro.-sonreí, ansiosa por descubrir de qué era capaz. Me llevó a un sector aparte, donde no había nadie.-Aquí practicaremos. Dejarás salir todo tu poder. Tienes prohibido contenerte.-me soltó y dejó que miré mi lugar de entrenamiento. De pronto unos cuchillos salieron disparados hacia mí, como con el hombre invisible. Pegué un grito y me tiré al piso.-Bueno, esperaba que utilizaras tus poderes.-dijo Damien burlón.

-¿Cómo rayos hago eso?-le grité asustada. Podría haber muerto. Él rió como si lo que hubiera dicho fuera algo súper gracioso.

-Solo déjalo fluir.-acompañó sus palabras con un movimiento de brazos y luego se acercó a mí.

My no so Secret [Secuela de "¡My Secret!"]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora