Texto 34

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Nunca debí acostumbrarme a tu presencia, ahora eso hace falta, me dañas con tu ausencia, eso ahora ronda en mi conciencia, que no estés como antes, tristemente el pasado ya no regresa.

¿Duele, verdad? El como se te es arrancado una parte del corazón sin siquiera haber sido tocado, solo fue manipulado por emociones que venían como un tren descarrilado, así de desastroso, así de tedioso, pero olvidarte, es la parte más esencial de mi cura, pero lo más díficil de todo.

Supongo que ya estás feliz, estando con quien te confundió, estando con quien de mi lado te alejó, y aquí estoy yo, feliz por que tú lo eres, pero destrozado por qué no estás tomando mi mano, no estás dándome calor con tu cuerpo, me congelo como sí estuviera situado en el Ártico, me siento como un juguete dejado en un ático, pero sentirse así es lógico, pues se nota que amaste de verdad a alguien que con o sin intención te dejó roto.

Amar es lo más bonito y lo más triste de todo, cupido a veces pierde su tiro, es allí cuando se te otorga una relación sin sentido, donde te hundes, pero te hace fuerte, aunque te provee el miedo de intentarlo nuevamente, es decepcionante que por eso el amor sea arrogante e indiferente.

Por eso más de uno se siente solo a pesar de estar acompañado, pues ya no crees que encajas en algún lado, que perdiste de ti las piezas que te hacían fuerte contra cualquier cosa, lo que te hacía nadar frente a difíciles olas, ahora ante las corrientes te ahogas.

Miles y miles de oportunidades, solo queda ver cuál de todas son buenas o ineficaces, que de hacerte feliz tenga el alcance o que en una nueva cuenta te muestren lo que no necesitas en tu vida, por que no debes ser segunda opción de nadie.

Keiv.

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