TEXTO 106

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El miedo más en mí se expande.

Ya me es complejo mantener mi habitual semblante.

Quiero un camino diferente, ¿No hay distintos canales?.

Puedo asumir que para quienes aspiran alto no hay lugar para atajos ni sendero agradable.

No hay por qué tomarle gusto al temor.

Tampoco pavor a las aguas turbias de nuestro interior.

Si no lo haces tú mismo ¿Quién en tu barco tomará el timón?.

Las olas pueden tragarme, pero no pueden con mi complejo de Poseidón.

No sé cuánto tiempo más podré con frases mantenerme.

¿Cuántas penurias debo atravesar para valorar más los atardeceres?.

¿Cuántas pesadillas más para agradecer el vivir mas amaneceres?.

Quiero averiguarlo antes de que sin tiempo me quede.

Estoy seguro que hay quienes no quieren que me recupere.

Pues en su camino soy un obstáculo que los entorpece.

Pero ellos no son más que muchedumbre para mí.

Yo para ellos soy un objetivo a percutir.

on las experiencias en mi haber puedo decir un anuncio generoso.

No es un refrán elegante o un verso precioso.

Tampoco algo hostil y mucho menos un oprobio.

Siempre son palabras de aliento hacia quién me lee, desde mis aposentos rotos.

Como todo, escribo por placer, no quiero recibir nada.

Es suficiente con sentir que agrado con lo que mi mano plasma.

Pues detiene mi debilidad, mi miedo, esa enorme falla.

Que ahora espero sea sellada con mucha más confianza.

Me siento un bohemio fuera de mi época.

Tengo encuentros casuales que la mayoría de mis anécdotas.

En vivido tan poco, ¿Por qué me habré resquebrajado tanto?.

Quién me lea entonces tendrá necesidad de usar férula.

Es una situación que pone mi alma trémula.

Que no hace más que sacarme de mis sentidos y ponerme a especular.

¿Qué soy yo? ¿Qué seré? ¿A la historia que puedo aportar?.

¿Qué estoy diciendo? Aporté tanto que ya no hay espacio en el historial.

Las heridas no dejan de sangrar.

No pierdo nada, esa sangre se vuelve tinta para seguir trazando versos.

Que curen malestares que no están al alcance de especialistas o santeros.

Mostré que la panacea para lo incurable no es sólo pastillas o un ritual.

Lo releo de principio a fin y no veo más que palabras.

¿Donde está esa magia en mis letras de las que todos hablan?.

Esos versos que dicen que llegan en un momento de desesperanza.

Que cambian drásticamente el curso de las cosas, y que son una caricia para el alma.

Sigo sin verlo, pero heme aquí.

Fabricando esos reglones sosos que te animan a ti a seguir.

Y que a mi persona le llena el vacío sin fin.

Quiero que este miedo pase a ser esa valentía que nos permita, donde sea que estemos, ser feliz.

Keiv.

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