Escritos personales

TEXTO 49

Antes tenías tu propio criterio sobre mí, ahora por los demás tu opinión a cambiado, ya no eres la misma desde que no estás a mi lado, te seguí buscando, pero ya me quité la venda, ya por ti no estoy cegado.

Buscaba como olvidar, como de raíz tus recuerdos borrar, pero no puedo eliminar de mí algo que en su tiempo me hizo flotar, lo acepte como todo, como cuando aceptas que lloverá, puedo estar bajo la lluvia de tu olvido sin que una gota de nuestro pasado juntos me vuelva mojar.

A veces pienso en ti, en como y por qué te perdí, en lo que pude hacer para cambiar el rumbo de las cosas y que siguieras aquí, pero como toda historia la nuestra llegó a su fin, dejando dudas al respecto de lo que pensé que conocí, pero ahora me toca es conocerme a mí.

Para verte nada me detenia, ni lluvias ni tormentas, el pensar que te vería de pie en el camino me mantenía, ahora que desapareciste seré más fuerte con tu partida, te llevaste mi corazón roto pero no lo más importante, mi vida.

Me mostraste cosas nuevas, era todo interesante, como un arqueólogo indagando en una oscura cueva, me hiciste crecer cual si fuera hierba, a pesar de no mirarte, siempre estabas en mi cabeza, con la certeza de que juntos podríamos conquistar el planeta, pero ahora que solo me decías falacias, con ese peso muerto encima iré más allá de la galaxia.

Siendo sincero, en el camino para mí tú siempre fuiste lo primero, éramos un buen duo, un par único, causando furor por donde andábamos, ambos rezabamos para que esto nunca hubiera terminado, pero la mecha del cigarro de nuestro amor tóxico ya se a acabado.

Eras indispensable como para un adicto su chispa, eras ese sabor magnífico en mi gusto, esa divina pizca, que llenaba de alegría mi anatomía, amaba que dijeras que yo era tuyo y que siempre serías mía, pero ese siempre duró menos que un novicio en la praxis de inhalar cocaína o Mari.

¿Por qué tantas referencias con las sustancias nocivas? Tú fuiste para mí un vicio, te necesitaba todos los días, en el laberinto fuiste mi guía, te transformaste en el puñal que en mi corazón dejó una grave herida, ahora solo hago versos, me curo a mi mismo con mis tristes rimas.

No te pasa lo mismo que a mí, tú te recuperaste rápido, en cambio yo sigo internado, no estoy completamente rehabilitado, pero muchas cosas con estas experiencias he notado, daña más una palabra que un desconocido armado.

Keiv.