TEXTO 111

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¿Cuánto más voy a desesperar?.

Por más calma que busque, menos lo voy encontrar.

¿Dónde hay salida de este estresante lugar?.

¿Cómo puedo salir de mi mismo? ¿quién me puede salvar?.

Me agobian los calvarios de mi propia realidad.

Grilletes de recuerdos, cadenas de culpabilidad.

Sentencia de Soledad, guillotina de miedo.

Lágrimas de sangre y mi verdugo es mi reflejo.

Es perverso, pero ese es mi universo.

Que verso tras verso, mientras más converso menos me convenzo.

Sé que fuera de aquí hay lugares perfectos.

Pero tanta perfección la considero defecto.

Esta es la única vía que he transitado.

Sin mano que me sostenga, sin palabras de aliento.

¿Dónde encuentro lo positivo de lo que me está ocurriendo?.

Aún sigo buscando el oasis idílico dentro de mi vasto desierto.

Parezco un fiel siervo de la desesperación.

Oriundo de la inquietud, amante de la desolación.

Esquivo de la aceptación, guía sin rumbo.

Viviendo bajo sol y luna pero sin ver el brillo suyo.

Tantas desganas que le ganan a mis ganas de ganar.

Y si no quieres ganar, pues ¿de qué sirve participar?.

¿Sólo por el simple hecho de algo pertenecer?.

¿O saber que a pesar de todo nada vas a merecer?.

Esto es más que rutinario, es una conducta cotidiana.

Almas destruidas tapadas por sonrisas falsas.

La mía, la mejor actuada, la menos cuestionada.

La imagen descriptiva, la viva desesperanza.

Keiv.

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