TEXTO 107

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Vista cansada, manos entumecidas.

Renglones listos, todos llenos de mi poesía.

Todo valdrá la pena, no hoy, pero si algún día.

Cuando sepa que todo lo que pienso despertó mentes dormidas.

Esas que estaban apagadas por los golpes de la existencia.

Golpes que hieren fuerte, de esos que bastante te enseñan.

Lo mío para ti serán versos sin moralejas.

Serán palabras claves que devuelva la moral ajen

Sí, quiero ayudar con lo que sé.

Lo que hago es sencillo, no es más de lo que tú podrías hacer.

Es solo que sigues ahogándote en un vaso de agua.

Fuera de ese vaso hay aguas que creen que nunca serán conquistadas.

No ha sido así, debido a que nadie hizo el intento.

Algunos si se decidieron, se rindieron en el proceso.

Algunos otros murieron mar adentro.

Yo me decidí por conquistarlo, ya bebí el océano entero.

Mientras yo izo las velas, tu las enciendes por ausencia de luz.

No gastes más cera ni mecha, tu salvación eres tú.

Yo aquí seré testigo de tu renacimiento.

Seré la serenidad en tu abismal inquietud.

Sí me dices que esté, no lo voy a estar.

No dependes de mí para tu estabilidad.

Estaré solo cuando vea que te estás por desviar.

Mereces un nuevo inicio que no deba tener final.

Y si llega ese final, no leeré esa historia.

Viviré la mía, que se centra en ser guía de la tuya.

Sí me pierdo en mi propósito no necesitaré ayuda.

No habrá nada que me derribe si mantengo mi temple de roca.

Quieres llegar alto, mantén esas esperanzas.

No las pierdas si en un determinado tiempo fallas.

Dominas lo que haces, no tienes control de las circunstancias.

No te rindas en tu camino a la cima al
primer deslave de la montaña.

Voz cansada, con el cuerpo maniatado.

Libros a medio leer, el celular apagado.

Prendas lejos de nosotros, nosotros juntos, en contacto.

El cielo si existe, está aquí, lo encontré en tu regazo.

Canciones tristes, para alegrar mías.

Negativas rimas vuelven vigorosa mi sinfonía.

Sufro de afonía, no por llorarte a todo pulmón, es que mi garganta no aguanta mi palabrería.

Ya no estás tú, ahora puede estar cualquiera.

No es por que yo lo quiera, es que la que quiera estar está mal de la cabeza.

No quiero querer, solo se desear pieles con fuerza.

No llenaré mi corazón con amor por ahora, pero hasta entonces quiero sanar tus penas.

Nos más versos grises, pierdes tu color al leer.

Me ves a mí y luego recuerdas lo que redacté y no crees que estoy feliz.

Crees más en mis escrituras que en lo que tienes frente a ti.

Pero sabes que mi realidad no es mi persona, que lo son mis versos y mis prosas sobre el papel.

Entonces, animaré mi lapicero.

Borraré las penas pasadas, drenaré lo que pone pesado mi cuerpo.

Escuchemos la playlist de siempre, eso me hace sentir más ligero.

Tú me salvas a mí, entonces estás salvando el mundo entero.

Keiv.

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