TEXTO 80

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Sin ser genio, pero tampoco un inepto.

Deje de ser ciego, miré más allá del velo.

Volando por los cielos.

Codeándome con querubines.

La diferencia entre ellos conmigo son todas mis cicatrices.

Cumpliendo los requisitos para obtener mi redención.

Ser libre de mis ataduras y purificar mi corazón.

Verso por verso veo que soy un ser nuevo.

Que ya no derrama lágrimas ni más cajas de pañuelos.

Alguien que se cansó de ser el juguete del universo.

Salí del fondo de mis delirios impulsado por mis sueños.

Haciendo oídos sordos a la mala vibra de la audiencia.

Prestando atención a los comentarios buenos que mi intelecto genera.

Donde puedo darme cuenta que soy un campeón, y para otros ni estaba como reserva.

Ahora siento que mi presencia como el aire se siente en el ambiente.

Por que entre tanto caer, nunca dejé morir mi esencia.

El miedo al que dirán nos incita a ocultar nuestro talento.

Preferimos evadir que fracasar en el intento.

Dejando en un recodo de tu memoria esos fuertes deseos.

Sellando con llave esa parte de ti en algún compartimento.

El talento no es más que una extensión de la pasión y lo que sientes por dentro.

Algo que todos poseemos pero casi nunca lo vemos.

O si lo hacemos, pero lo dejamos de lado, pensando que nadie con eso que ofreces estará de acuerdo.

Transmites mediante él tus emociones aunque no lo creas.

Por eso tú decides como transmitir tus sentimientos.

Muchos lo hacen por el afán de conseguir reconocimiento.

Otros por el simple amor a cada uno de sus anhelos.

Algunos aún buscan el motivo del suyo.

Dime de manera telepática entonces, ¿cuál es tuyo?.

Eso lo que te hará esforzarte desde los más profundo.

Comprende, las cosas se quedan aquí.

Y lo que más deseas expandir pero que escondes, no verá la luz del mundo.

Te diré que la vida se pierde de muchos talentos inmensos.

Eso te lo aseguro.

Keiv.

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