Escritos personales

TEXTO 59

Intentar tanto en tan poco no es nada comparado con eso que llega y deja huella, algo de la nada no tumba fácil un sentimiento puro, pero un sentimiento puro no es nada frente a la realidad si no se están firmes, tristemente, la desconfianza y el miedo para eso existe.

Sé lo que cuesta dejar ir, por supuesto que conozco lo triste que fue hacer promesas que no pude cumplir, pero ya por cualquiera no se puede morir, debemos encontrar y hacer que se queden esas personas que te dan motivos de vivir, motivos de quedarte y de nunca quererte ir.

Cuesta persuadir algo que la mente dejó, pero que a gritos lo pide el corazón, ya que quien roba de tal modo tu atención no es un cualquiera, pero es trágico como hasta quien pensaste que le sumaría a tu vida solo te lastima y te resta.

Somos humanos, amamos cuando sentimos que debemos hacerlo, pero eso es un defecto, ya que queremos tanto que cuando todo está al borde del colapso hacemos y nos decimos que todo sigue igual de perfecto como en el comienzo, y sin darte cuenta solo te dañas por dentro.   

Quienes me derrumbaron en vez de edificarme hicieron crecer mis inseguridades, terminé llorando a gritos en rincones, hasta que se me desgarrasen las cuerdas vocales, ya que cuando terminé como cero a la izquierda creí que no tenía más opciones, fui un idiota al pensar que no lo sabía, me di cuenta que amaba tanto como de la vida se está enamorado un suicida, así fue que pude entender que sin presionar el gatillo moría a base de una bala perdida.

No es necesario una cantidad de experiencias absurdas cuando las pocas que pasé fueron tan fuertes que pensé que nunca tendrían cura. No entiendo por completo el pensamiento humano, pero si lo suficiente como para saber hasta donde es el punto de colapso de los parámetros del sentir mental que hace que nos acongojemos cuando todo para nosotros se ve mal.

Siendo ignorante he idiota, nunca me enamoraba de quien me robaba un suspiro por su físico, si no por esa que me hacía recordarla por solamente haberla visto un minuto, pero no quita el hecho de que después de todo, todo terminó con tan solo  dudar un solo segundo, pero que más queda, cosas que no pueden comprenderse en lo absoluto, y que conviven en el plano terrenal donde estamos, y que de mala gana rige al mundo.

Nos acostumbramos a solo creer en lo que se nos muestra de manera material, ya que se fue transformando en la forma más superficial y transcendental para conquistar, y somos tan arrogantes, tan altruistas, que nos unimos por las cosas materiales, y no hay unión más vaga que esa.

Después de tanta desconfianza por la que se pasa y hace que el corazón decaiga, es normal que la mente en ese instante sepa aprovecharla, no por el bien de los demás, si no por el propio, a pesar de estar de cierta manera bien pensado, no quita el hecho de nada, eso sigue estando, a tu sistema lo sigue afectando, humanos al fin, para amar y lastimar somos natos.

Terminé estando en un sitio a parte, para limpiar las cicatrices que escorrian sangre, para la mente aclararme, no obstante, solo sabía una cosa, y es que pensaba mucho y no actuaba, supongo que eso me detenía, terminaba dándole tiempo al viento para que apagara la llama, me congelaba ya que se había extinguido la fogata que hacía mi noche cálida.

Con tanto en tan poco, es normal pensar en muchas cosas, en lo que pueda o no pasar, en lo que pueda o no ganar, en lo que pueda o no estar, en demasiado que hasta nos agotamos y dormimos encerrados en un cuarto, la realidad pasa a segundo plano y nos consume lo abstracto, nos lástima sin tocarnos, y todo por complicarnos el presente pensando en un futuro que no quieres que exista por tus temores del pasado, que mal no tener la oportunidad de vivir en el espacio y dejar de lado este mundo que corroe voluntades, pero si fuera así, terminaría extrañándote más de lo que estaría olvidándote, no puedo hacerlo si solo lo evado, no puedo alterar las realidades, no tengo el don para manipularlo, pero si tengo el chance de expresarte lo que pienso, y el suficiente aprendizaje de dejar fuera lo que no me ayuda.

Todo es lícito, pero nada me conviene, lo que empieza, tentativamente final ya tiene, se hace vívido esa posibilidad, lo puro florece cuando se cuida de verdad.

Keiv.